Letra de: Postales del Alma mía

Nací de noche casi maullando
como los gatos del arrabal.
La luna en fuego y las tres Marías
que me cantaban " no llores mas”.
El sueño grande, la casa chica
bramaba cerca el ferrocarril.
Grillos y sapos, lechuzas tuertas
fueron la orquesta que dirigí.
Cayeron lluvias de agua y de balas
salvé la vida porque hubo un dios.
Silbé las letras y a mi guitarra
el encordado se le enlutó.
Hoy canto algunas cantando aquellas
Canto por nadie, canto por vos.
Postales mías del alma viva
fotografiando lo que yo soy.
Una canción de cuna a transistores
folclore, tango y el locutor.
Mitad " Spiker" y mitad fantasma
una postal del alma era su voz.
Pero un sonido alucinatorio
mi dormitorio electrificó.
Y el barrio entero bailó esa noche
la chacarera de otra nación.
Y en esa esquina de nombre antiguo
mi luna silba en el callejón.
Las tres Marías ya se casaron
y oyen por radio la evocación.
Tienen maridos con vías lácteas
y una familia tan estelar.
Polvo de estrellas que hoy me titila
sobre el costado de esta postal.
Mezclamos vino en un mismo vaso
mi hijo hoy canta como un violín.
Nana de cuna sin transistores
es la mejor canción que escribí.
Autor: Adrián Abonizio

Letra de: La villa de los Milagros de Adrián Abonizio

Soy campeón de las cosas olvidadas
tengo una virgen prestada
y la foto del matador
Un cowboy como un lobo solitario
dominando el escenario
con la foto de new york
Soy el rey de los elegidos
de la virgen soy marido
por el voto popular
Es mi novia la mas linda de la villa
la robe de una capilla
en la fiesta de guardar
Porque dicen
que sabe hacer milagros
viene Laura que trabaja de copera
se santigua mientras ruega
por mas clientes y mas coñac
Viene Juarez correntino de los mares
perdió un brazo en el "Antares"
y ya no sale a pescar
Y Lucía la mas mia, la lejana nada dice,
solo lava mis pies con resignación
Todo el barrio
incluso Aldo el policía
piden cosas a María
la mas virgen del amor
Porque dicen que sabe hacer milagros
Madre santa virgen de la cicatrices
reina de los infelices
secos de tanto llorar
Concedeles aunque sea un vuelto chico
un humilde milagrito para que puedan zafar
Mi casilla convertida en una iglesia
cobra milagro en especias y no obliga a confesar
Puse un toco de monedita en el banco
por cuidar de este santuario
ya no salgo ni a apretar
Y eso es el mejor de lo milagros
Soy campeón de las cosas olvidadas
tengo una virgen prestada
por el voto popular
Te prometo esposa absurda, novia mía
casarme ante Dios un día
devolviendote a tu altar
Concedeles aunque sea un vuelto chico
un humilde milagrito para que puedan zafar
Es mi novia la mas linda de la villa
te robé de una capilla
en la fiesta de guardar
Es mi novia la mas linda de la villa
te devuelvo a la capilla
si algún milagro nos das
Porque dicen que sabe hacer milagros
Porque dicenque hace los milagros
Porque todos precisamos un milagro

Letra de: Mirta de Regreso por Adrián Abonizio

De regreso, Mirta
ya sabes tres años a la sombra
no quiero saber si me fuiste fiel
yo se que una mujer valiente se inclina igual,
para el lado de la sed
Servime algo, Mirta
parece mentira el verte como antes
pero para el que vuelve del infierno
ya no hay mas fantasias,
solo quiere un tiempo blando
pero esto mirta nunca lo sabras
No es nesesario que estes alegre
ni que prendas la luz
entre despacio sin que me vea nadie
la noche se abre como un abrigo, Mirta
y es un sabado mas, como dice el tango
Mirta contame como andas
Hace de cuenta que estuve navegando
es casi lo mismo, solo cambia el paisaje
abajo el mar, que nunca se vea
arriba el cielo, el cielo raso
y tu foto en la pared
La moda a cambiado un poco, Mirta
ya no hay ni un pelo largo
todos parecen soldados
me siento parado en un cementerio
me recibio el frio y un nuevo gobierno
Mirta no recuerdo ni tu cuerpo
Y ahora me voy, Mirta
para vos soy un extraño conocido
si no estoy llorando,
no ves como me la aguanto
debajo de la cama asoman sus zapatos
Mirta gracias por todo
Salgo a la verja, parece que ha llovido,
en la estacion retumba el 'Extrella del Norte''
veni a verme cuando salgas' me dijo el Turco,
comes todos los dias y no hay problemas de laburo
Solo algunas noches,
solo algunas noches,
salis a trabajar.

Reflexiones: Plaza del Santísimo Rosario por Adrián Abonizio

Jueves, 03 de febrero de 2005
Camino junto a los bordes de esta plaza con mi hijo, quien no logra dormirse en la sobre siesta veraniega atenuada por un airecito de sudestada reconfortante. Aparento guiarlo, pero es él quien me lleva a mi, ya que su voluntad es férrea y sus mandatos irrenunciables. Los parientes viven magnificado sus talentos de tirano. ¡Con que poco tiene al pueblo cautivo!: solo reír, dormir, balbucear cosas incomprensibles le ha bastado para esclavizarme en la casa y convertirme en su ama de llaves, cochero, cocinero de palacio y madre de leche.

Lo conduzco con la delicadeza que se le debe prodigar a una Majestad, pero él ni me mira, abstraído como está en el cielo rectangular delineado de hojas que enmarca el panorama de su auriga de plata. Al llegar, unas chicas pasan dejando una estela de hormonas, perfume y bullicio: son preciosas, lo saben y yo las he descubierto sin voltearme para verlas. Saco la cuenta y me sonrojo: las tres suman mi edad.

En un rincón con penumbras de ligustro, un jovencito medita como un Cristo en extramuros: de él, de muchos como él yo admiro el tezón para seguir viviendo en un país que no los quiere. Admiro sus inocencias vestidas de rock y cerveza. Tiene a sus pies una botella vacía y quien pasase y lo contemplase admonitorio vería solamente a un pibe borrachín. Yo miro en él a millares de argentinitos fabulosos. Que trabajan de lo que pueden, que han sido echados de los colegios y a fuerza de golpes han aprendido a pensar solos, espiando entre los ligustros el rayo de sol que parece esconderse siempre en otra parte.

No somos mejor que él, me digo. Mi generación ha sido hambreada en las trincheras, aterrorizada por razzias, desaparecida en salamancas, pero también ha traicionado, especulado, digeridos fondos públicos y decapitado ideales que cuando mozos decían defender. Estos pibes no tienen nada que defender ya que nada les pertenece que valga la pena. Algunos sacan de una cajita de madera cohetes baratos para hacer ruido y algunos porros. Una mujer muy delgada pasa trotando y su perrito, una réplica, le copia el paso.

Mi hijo no se queja: el trato preferencial más la velocidad de crucero parecen agradarle. Sigue perplejo, emborrachado con luz y sombras verdes, negras, doradas, que fabrican las hojas de los plátanos. Allí hay un árbol que desentona; es un nogal gigante bajo el cual un grupito de gente está formada en arco. Me acerco y descubro que son fieles orando y que junto a ellos una virgencita del Rosario refulge presa en su jaulita de vidrio. No la ven, no ven nada más que lo que evocan sus abluciones: "...llena eres de gracia y bendito es el fruto de tu vientre Jesús".

Ahora han aparecido Las Amazonas del Espacio. Son tres hermanas en edad madura, abundantes de vida y humor negro, quienes han resuelto verse todos dos los días durante décadas. Mi admiración es por su fraternal obstinación y su leyenda. Integraron un club secreto de ocultismo denominado El Club de las Niñas Pasco y ahora, jubiladas de la magia, transfieren sus poderes a los nietos. Las han visto disfrazadas de clowns en hospitales, tomando mates con los travestís atardecidos, financiando rifas para empresas perdidas. Se admiran de la belleza real de mi Príncipe al que le auguran, luego de sondear en sus ojos grises, salud y amores varios. Alguna vez, alguien las reconocerá en la adustez de una placa de bronce que diga: "Por aquí pasó la Alegría".

Nunca será tarde, me digo, aunque siempre parece estar a punto de serlo. El príncipe de orejas de Buda me sonríe por vez primera en la tarde y se deshacen de golpe todos los pesares. Estoy sin trabajo, su madre alimenta a ambos. Ya es casi noche. Los patos en la hondura del cielo pasan en formación; mi hijo les susurra gouuuuuuuuuigiiiiiiii, que debe significar algo así como "Yo también voy a volar un día como ustedes. Mi papá antes volaba pero de a ratos parece olvidarse. No me hace faltar nada pero tiene los ojos tristes".

Ahora, ya anochecidos del todo, los fieles suman once: podrían armar el cuadro para un amistoso nocturno en cancha grande si así lo quisieran. Se van, ignorando que dejan a la virgencita tan sola como nunca a merced del Diablo del Saladillo quien, como sabemos, se aparece ni bien se pone oscuro aquí, en esta plaza al sur de la ciudad del Santísimo Rosario.