Letra de: Club de Almas de Adrián Abonizio

ESCRIBO ESTA CANCION COMO UNA MAS
SIN SABER DONDE IR, SIN CONTINUAR
LA ESCRIBO PARA MI MIRANDO EL RIO, TAN NEGRO, TAN NOCHE
PRENDE LA CATEDRAL SU LUZ DIVINA
Y UN ALMA PIDE PISTA EN UN CAFE
SE QUE ENLOQUECERE SIENDO EXTRANJERO,
DESEANDO TU CUERPO
ROSARIO SE DURMIO DE HAMBRE Y SUEÑO
LE DIERON DE COMER SOLO UN RECUERDO
DIFICIL ES VOLVER SIN HABERSE IDO

ESTRIBILLO
CADA VEZ QUE PISO ALGUN LADRILLO HAY UNA SOMBRA
QUE ME DICE POR FAVOR YA QUEDATE
ES MEJOR BESAR LA BOCA QUE UNO QUIERE
CON LA BOCA DE LA RABIA Y DE LA FE
CLUB DE ALMAS

RONDEAU ES PURA LUZ PARECEN LLAMAS
RECIBE A UN CHEVALLIER
MOSTRANDO UN ALMA
CLUB DE ALMAS QUE ESTAN SIN PARAISO,
TAN NEGRO, TAN NOCHE
ROSARIO SE DURMIO........

Autor: Adrián Abonizio

Letra de: El soldado y la Reina de las nieves de Adrián Abonizio

El soldado y la Reina de las nieves

"Podrán dar mil fiestas en mi honor, podrán poner mil frases en canción

podrán guardar mi vanidad en un arcón o en un placard
pero mi amor se quedó allá, en el mar austral.
Tuve una reina de la soledad

a cuyo imperio juré fidelidad
era plateada como un hada y trabajaba en el oficio
más ficticio que es dar amor por una paga.
Al estallar la guerra nos separamos

yo fui de los primeros convocados
éramos tantos y tan pocos,
me decía 'estamos locos' 'Vamos ganando'
No sé cómo llegué a Montevideo

en el uniforme me quedó un olor a perro
comí mejor estando preso,
por suerte nunca supieron que había matado a uno de ellos.
Busqué a la reina en los campos del Neuquén

volví al poblado y enseguida me enteré
que estaba presa cual princesa en un castillo congelado
al patrón había matado, igual que yo.
Distinta suerte, distintos los disparos

escribo un cuento con las cartas que te mando
te esperaré mi amor un siglo, un universo
mientras pienso y vendo banderitas con las Islas".

Recital año 2006





Letra de: La Negrita de Morón de Adrián Abonizio

Cuando se baña no se destiñe
La negrita de Morón,
Usa el pañuelo al día
Y de noche el corazón
Tiene las alitas negras
Y brilla en la oscuridad
Es buena en cuestión de amores
Y hermana en la soledad
Cuando la tocan la animas
No siente ningún temor
La negrita de Morón
Porque ella nació de noche
Alimentada a carbón
Es una piedra preciosa
Que sirve de talismán
Fabrica rayos que curan
La yerba seca del mal
Si alguna vez en las rutas
Te cruzas con su querer
Te aletearán en el alma
Murciélago de oro y miel.

Autor: Adrián Abonizio

Reflexiones: Hojas de paradojas

Jueves, 17 de marzo de 2005
Hojas de paradojas
Adrián Abonizio
El tipo construye canchas de tenis. Apisona los cascotes molidos, marca los límites, observa los desniveles del terreno. Sus ancestros edificaron terrazas imperiales allá en el Cuzco; él plancha la tierra hasta dejarla lisita. En sus uñas hay un depósito terroso y colorado que vive quieto desde siempre. Hace esta labor de jovencito y lo hará hasta su muerte: nunca jugó ni jugará al tenis.

Las salinas son un espejo envenenado. El sol allí se agranda y enceguece las córneas; la luna parece enfriar el sopor de ese doble fuego multiplicado. Trabajar allí es fatigoso y mal pago. Tanto que a veces falta la sal en sus mesas y se abstienen del condimento. Encuentran caracoles de cuando este piso de sal era mar. Caminan en el océano invisible y suelen ahogarse no por el agua, sino por la falta de ella.

El tipo trabaja en pompas fúnebres y ha ido construyendo un futuro trabajando para el pasado. Sus cimientos son el escombro de las vidas y el los mezcla con pasión artesanal; tanto que parece un gusto estar fallecido entre sus manos. Los cambios climáticos lo ponen de buen humor: habrá más ancianos dispuestos a partir y más niños en desventaja. Es una buena persona, pero vive la vida pensando en la muerte.

Matices de un mundo de sobrevivientes que van pisando sus sombras y tal vez no vean que la alocada brújula de las paradojas los ha llevado a ser centro de un absurdo. La sombra de una sombra. Agua en el agua y contrafuego en el incendio. Cristo, hijo de un carpintero, terminó su vida clavado sobre un madero. Ernesto Guevara fue declarado no apto para el servicio militar. Y a Da Vinci le auguraron un mal futuro como dibujante. El fuego es una rápida oxidación y la oxidación es una combustión gradual. Un escándalo que da notoriedad es una caída para arriba y el beso de la mafia sella la suerte de la víctima. Hay gente bonita con el alma descompuesta y horripilantes capaces de un acto poético tan sublime como anónimo. Me encanta esto de insistir buscando lo inverosímil que no sobresale, enquistado en las costumbres. En muchísimas terminales de este país, sitio simbólico del Viaje y el Tiempo, sus relojes o funcionan mal o brillan por su ausencia. Hay pescadores alérgicos a lo que sacan en sus redes y prostitutas que desconocen el orgasmo. Llaman "madre" a las superioras de los internados o congregaciones, justo allí donde la maternidad ha sido proscripta. Un pediatra atiende, amonesta y aconseja a los padres primerizos, pero no tiene hijos. En Auschwitz había un cartel a la entrada que rezaba: el trabajo os hará libres. Los religiosos trabajan de ello: obedecen y hacen obedecer un mandato que han obtenido cual franquicia comercial. Dicen recibir órdenes de un jefe que nunca verán. Dicen dialogar con él en el colmo de la paradoja: un enunciado que otorga jerarquía y poder a la invisibilidad. Hablan por Uno que nadie ha visto y sin embargo alegan ser sus ojos y sus oídos. El ginecólogo que trabaja donde otros se divierten; el cómico que vive amargado cuando está bajo el escenario, el meteorólogo que no lava su auto a pesar que ha pronosticado sol, la chica que limpia casas y que en el fin de semana se dedica a limpiar la suya como tarea lúdica, el boxeador al que le asusta ver sangre, todas son ramitas paradojales en el árbol de los malentendidos, en la enredadera surrealista que está en nuestras vidas asombrándonos, regalándonos una dimensión de asombro. Finalmente está la gente como este oscuro escriba, que escribe leyendo párrafos ajenos de buena pluma; lo que se dice palabra sobre palabra; componer en caliente, robar sin delatarse demasiado. Puede ser una hoja de paradojas si se lo mira magnánimamente, mas creo que es llanamente, hay que decirlo, envidia. Y de la hay que deducir en su favor que encierra una buena acción también: sirve para despertar la luz del movimiento en almas dormidas a pesar de ser un sentimiento mal nacido y en las sombras. Les dejo la última con respecto a los políticos: la gente pidió el "que se vayan todos" y de a uno están regresando. Constituye una mínima paradoja y una gran vergüenza.

Reflexiones: Grandes misterios del Mundo adulto

Jueves, 10 de marzo de 2005
A quién le importan los pequeños misterios? ¿Quién se interesa por los enigmas devaluados? ¿Qué tienen de atractivo hoy la maldición de Tutankamón, el Triángulo de las Bermudas o la vida sexual del Yeti? Pavadas de la historia. Nomenclatura barata de mitos sin estirpe. Relatos de náufragos aburridos en bibliotecas con aromas a orines de roedores y papeles amarillentos. Ya se sabe hasta cómo pateó Cristo su primer penal, quién fue el arquero y si tomó carrera. Misterios quedan pocos y encima irrumpen en casa desde una pantalla.

Los míos son difíciles de sobrellevar en la adultez sin exponerlos al escarnio de la burla. Aquí empiezo: los jugadores en las canchas se ven chiquitos como hormigas, no obstante los relatores los reconocen en milésimas a pesar que nunca antes los habían visto. ¿Cómo diablos hacen? Los religiosos que aparecen en la medianoche seguramente grabarán sus programas todos en un mismo día; luego, al verse, ¿no les dará impresión esa ristra fatigosa de máximas y pasajes bíblicos? Yo aún me quedo absorto deduciendo por dónde entran los bichitos que yacen momificados dentro de los globos de luz. O que nunca sorprenda a los que escriben los graffitis. No poder comprobar la efectividad de esas botellas dispuestas en las veredas para que los pichichos no orinen. Ignorar si algunos policías ya nacieron con esa pinta de guardianes o el trajín los fue torneando. No encontrar el porqué de las curanderas cuando el empacho hace que la cinta métrica cada vez se acorte más. El misterio de algún artefacto que en la caja se veía esplendoroso y una vez abierto imposible de armar. Desconocer qué mecanismo mágico crece dentro del pabellón del oído de algunos mecánicos para que determinen que achaques tiene el auto con solo oírlo ronronear. Uno se golpea y le crece un chichón, ¿es el hueso que se hincha?. Uno mira la ciudad y tiene un pensamiento extraño: ¿cuántas muertes, cuántos nacimientos y orgasmos simultáneos se estarán produciendo? ¿Habrá alguna máquina para comprobarlo? ¿Por qué parece que la gente buena se muere antes que la dañina? ¿Qué significa ese cartel que nos anuncia que estamos siendo filmados para nuestra seguridad? ¿Será para identificar mejor a los cadáveres en caso de un robo violento? ¿Por qué en las tragedias viales los accidentados pierden sus zapatos? ¿Habrá que entrar a la eternidad descalzos? Debemos ser serios y no pensar en abstracciones. Debemos silenciar al pibe que se pregunta cosas, porque por algo crecimos y nuestras conversaciones deben versar ahora sobre los motores diesel o la consabida frigidez femenina. Sería suicida entrar a un bolichón de extramuros con tauras y asesinos en donde uno, además de ser un extraño, empiece a cuestionarse estos tópicos y provocando a los señores con acertijos, pullas y pedorreos. ¿Le parece peligroso? Mucho más lo es ir tapiando los enigmas, sintiéndonos mayores sólo porque nos aburrimos como ostras. Lo insano no está en exponerlo en sitios inconvenientes, sino en esconderlos en lugares convenientes. Por eso, amigos, yo ando con mi candidez ilustrada siempre a mano. Alguna noche pretendí sacar a bailar a la musa de los misterios para develar bajo su máscara de rouge la verdad de las verdades, pero tras mis pisotones me invitó a que no entre más a una milonga donde acceden sólo los buenos bailarines. ¿No son esas obras de arte modernas similares a las que realizan sin saberlo los albañiles en los laterales de edificios reparando la gusanera de la humedad, o los chapistas torciendo el metal? Hay mujeres que al besarlas evocan el gusto a malvón en sus labios y a animal marino en su sexo, y hombres que huelen a las cebollas crudas en su axila y a bosques quemados en su aliento ¿No seremos naturaleza plena y no lo admitimos? ¿No será el misterio mucho más sencillo de lo que parece pero que no conviene explicar? Yo admiro muchas cosas como un chico: el políglota es para mí un poseído; el que derrama una estrategia de ajedrez con eficacia un médium, y un semidiós al que dibuja una carambola de billar un gol prodigioso. Debo ser un imbécil que quiere creer en magias. Un bicho exótico que no encaja en el manicomio. Soy capaz de ver bella a una mujer sin fortuna ni gracia por el sólo hecho de haberme mirado de alguna forma particular. Soy capaz de admirar el sonido sinfónico que despide un matricero trabajando en una pieza. Y no crean que finjo ser un sensible permanente, amigos. Todo esto lo mastico en silencio. No me creo nada, pero creo en todo. No soy nadie porque soy muchos. Veo cosas que son sagradas y gratuitas sin pagar entrada. Oigo el mar o el viento sin salir de playa ni internarme en los bosques. Aprendí a ser callado y a disimular. Es que muchos me han llamado idiota por esto o impostor o aficionado a los brebajes alucinógenos. Sepan disculparme la arrogancia pero prefiero ser un boludo alegre a un inteligente triste.
Adrián Abonizio

Dedicatoria Cualquier tren a ningún lado


El Puente por Adrián Abonizio


Recorte diario La Capital de Rosario
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Dedicatoria de Todo es Humo


Foto Abonizio

Interior de Cd Todo es Humo

Baglietto Abonizio

Foto interior del Cd Todo es Humo

Dedicatoria tapa cassette Los Años Felices


Dedicatoria Libre Aguafuertes


Abonizio, Fandermole y Goldín en recital Buenos Aires


Foto Abonizio

Interior de Cd Todo es Humo.

Dedicatoria del Libro Casa de Fieras

Fué a la salida del Auditorio Fundacíon, mucha gente se quería acercar, si bien no era la primera vez que me acercaba a él, siempre ocurre que uno se pone un poco nervioso, recuerdo que me preguntó a nombre de quién lo firmo, y lo de dije a nombre de Daniel y él con el bullicio puso Adamiel.

Letra de : Te dí, te dí , te dí de Adrián Abonizio

TE DÍ, TE DÍ, TE DÍ

Te dí, te dí,
No sé lo que te ti,
Un terremoto o un mar te dí,
Solo sé que al lado de vos,
Todos somos, más chicos que
Tu amor
Una porción, de feliz te dí, escrita por que sí,
Si una canción te abrió, ésta te abrirá,
Nunca será, más grande que tu amor
Hay un alma que te extraña
Hay un alma subterránea
Que es la tierra donde crece tu amor
Donde crece tu amor
No sé lo que te dí, luego escribí ésta canción
Te dí, te dí,
No sé lo que te ti,
Un terremoto o un mar te dí,
Si una canción te abrió, ésta te abrirá,
Nunca será, más grande que tu amor
Hay un alma que te extraña
Hay un alma subterránea
Que es la tierra donde crece tu amor
Donde crece tu amor
No sé lo que te dí, luego escribí ésta canción
Luego te dí
Si una canción te abrió, ésta te abrirá,
Nunca será, más grande que tu amor
Hay un alma
Hay un alma
Que es la tierra donde crece tu amor
Donde crece tu amor
No sé lo que te dí, pero escribí ésta canción
Luego te dí

Autor: Adrián Abonizio

Letra de : Echesortu de Adrián Abonizio

ECHESORTU

Heredé de mi padre, la cabeza optimista,
La galera del pobre, trucos de ilusionista,
Los dos fuimos ladrones, asesinos sin sueldo,
Él mató para comer yo robé amor ajeno

Heredé de mi padre, al actor fatalista,
Sabiendo que el Universo, es un cuento de risas,
Y una luna de invierno, y pescados volantes,
Alfabeto de un loco y de un niño gigante,
Liberado por la locura, sin cura y sin gobiernos,
Él sabe bien que el infierno lo lleva dentro uno mismo,
Canta como un alud o como un ataúd,
Éstas son las cosas que me alejan
Y esto solo a mí me interesa.

Heredé de mi padre, una cierta ternura,
La chuequera imposible y los días con luna,
Yo crecía con descuido, por eso nunca pensaba,
Que le haría una canción, si no le importaba nada,
Ferroviario de bares y con vales de caja,
Lo esperaba en la casa, la monotonía,
Pero ella intuía, que no queda salida, más que crecer,
Aunque demostrarlo, no podía bien.
Viejo idealista, larga prisa, te quemó la sonrisa,
Y el premio, de que tu hijo sea importante,
Vale más no engañarse, y esa es tú pregunta,
Y éste es mi homenaje, a tus dudas,
Pon las dudas a mis dudas,
Son las tuyas, sólo que vos lo guardas,
Y yo tengo la suerte de poderlo cantar.

Conoce tanto a la gente pero una vez a él también lo engañaron,
Éstas son las cosas que me acercan
Unidos por el mismo cansancio
Atrapado por la locura, sin curas y sin gobiernos,
Él sabe bien que el infierno, lo lleva dentro uno mismo,
Canta como un alud o como un ataúd,
Éstas son las cosas que me alejan y esto solo a mi me interesan
Éstas son las cosas que me acercan y esto solo a mi me interesan.


Autor: Adrián Abonizio

Letra de : La puerta

LA PUERTA

Cuando no puedas si quiera llamar,
Cuando se borre la línea del mar,
Cuando no puedas si quiera escribir,
Y no necesites falsear tu matiz,
Acordate de mí
Yo ya pasé por un trance peor,
Se borra la tierra y el cielo es peor,
Cuando te compren solo por monedas,
Y tú enredadera se cubra de hollín,
Acordate de mí

No persigas, no persignes,
No permitas, ni prohibas,
No permutes la partida,
No te partas ni me pidas,
Que me fije solo en dolor,
Si repasar el libro que dice...

Cuando no puedas si quiera llamar
Un espejismo pudo ser tu mal,
Alimentando, un títere en vos
Con la comida del envenenador, ahora vomítalo

.
No persigas, no persignes,
No permitas, ni prohibas,
No permutes la partida,
No te partas ni me pidas,
Que me fije solo en dolor,
Si repasar el libro que dice...

Autor: Adrián Abonizio

Anecdotario Nº 4 : Ningún tren a ningún lado

Los trenes visitan siempre las mismas estaciones y conocen hasta el cansancio que harán con sus vidas de fierro y en cuna de yuyos, durmientes y señales impálidas habran de culminar su periplo.

Nosotros preferimos cualquier tren a ningún lado, porque es mejor partir sin saber adonde a esperar por el viaje predecible que termina oxidando todo lo que toca: rieles, campo, cielo, corazón.


Adrían Abonizio


(interior CD Ningún tren a ningún lado) con Sergio Sanz