Letra de : Mi dulce Señorita de Adrián Abonizio

Mi dulce Señorita (1988 )

Señorita,
no toda la verdad viene escrita
Señorita, el mundo elige sus victimas
pobrecita,
junto al mástil en mañanitas,
parecías una congelada estampita
En los mapas
calcados con papel y tinta china
flaca estaba la sombra de tus pantorrillas
Fuimos parte,
de tu soledad, tus buenos días
pero no te dabas cuenta que nos envenenaron la comida
En los actos
a veces tu voz los presidía
Y yo actuaba como el cantor de la partida
viejo cine
entrada por la calle Alsina
perdí la inocencia, escapando de la justicia divina.
Señorita
el mundo elige sus víctimas,
Si acá me ve usted, con el revólver ganándome la vida

Autor: Adrián Abonizio

Letra de : Beso tu dolor de Adrián Abonizio

BESO TU DOLOR (1989)

Cuando el viento hace sus valijas
Y los ves pasar
Los ojos de tu compañera
Dicen que te vas
Te baten te vas
Buscando excusas
¿Quién pagará la luz?
Recorriendo esquinas
Tomando en algún club
No llores más
Que no vale la pena
No llores más
Nunca vale la pena
Cada vez que pido pan
Piedra libre de tu voz
Para que pintar un cuadro
Si soñarlo es mejor.


Autor: Adrián Abonizio

Letra de: Haciendo falta de Adrián Abonizio

HACIENDO FALTA (1985)

Sé que con canciones sólo invento sueños
Apenas un puente para hablar mejor,
Pero voy haciendo falta donde creo
Y siempre me parece estar en la mitad.

Me salvé de estar en frentes de batallas,
De estar encerrado por pintar mi corazón,
No hay justicia ya lo sé para nosotros,
Depende como la suerte talle la ocasión,
Talle la ocasión.

Si embargo la gente sigue estando,
Cargando hijos y trabajo,
Como si se abriera algo,
Una luz de primavera,
El sol de cada mañana,
Me parece que no pega

Yo sigo estando sordo por explosiones,
La presión de mi sangre me hace ver aviones,
Miro aquellos 20 años,
El país me acompañaba
Hoy lo único que está cerca
Es la canción que me falta
Para hacerla linda y que se me salve
Y que me ayude a comprender
Que la industria de la luna
Con su línea imaginaria
Eran palabras ajenas
Metidas en mi propia casa.

Sé que con canciones no construyo nada
Apenas un puente para hablar mejor
Pero voy haciendo falta donde creo
Y siempre me parece estar en la midad

Me salvé de estar en frentes de batallas
De estar encerrado por pintar mi corazón
No hay justicia ya lo sé para nosotros
Depende como la suerte talle la ocasión,
Talle la ocasión.

Autor: Adrián Abonizio

Letra de : La Marca de Septiembre de Adrián Abonizio

LA MARCA DE SEPTIEMBRE

Septiembre mes de vino
Por el agua viaja un estandarte
Banderas de guerra
Pide guerra a la sangre
Corazón submarino
Vendrá por mí
Por el vino que no te ofrecí.

Septiembre se extiende
Países dormidos
Yo viaje parado
Al sol agradecido
No cambia la marca
De lo comprendido
Yo llevo tus cartas
Septiembre mes de vino
Me vino a salvar
Me vino a salvar
Me vino a salvar.

Autor: Adrián Abonizio

Letra de: Los Años Felices de Adrián Abonizio

Los años felices (1988)

Cuando decís que el corazón
Es un cazador solitario
Y que se muere de sed
Si no lo regamos
Es la tuya, la nuestra, la mía.

Donde manda capitán,
Como un mal necesario,
Es costumbre elegir,
De lo peor lo menos malo
Es la tuya, la mía, la nuestra.

Hay una niña, un rufián,
Un Falso Caballero,
Un Cantante Genial,
Y un Soberbio Usurero,
No es la nuestra, es de ellos, nunca es nuestra

Y Dios para completar,
Te manda los voltajes,
Y para cuenta de tu mal,
La luz hay que pagarle
No es la nuestra, es de ellos, siempre es de otros.

Autor: Adrián Abonizio

Letra de: Miedo del Miedo por Adrián Abonizio

MIEDO DEL MIEDO (1983)

Tiene el gesto sereno de los inválidos
Pero una tormenta le cruza entre las piernas
Tiene miedo del miedo y de las culpas ajenas

El llora por lo que no lloraron
Pero no mata porque es pecado
Una tormenta le cruza entre las piernas
Y está lejos de lo humano
De lo humano.

Tiene un miedo secreto de los secretos
Y los que hablan del tiempo nuestro
El habla por los que se cayeron
Y dejaron como clavos, en canciones
Otro secreto.

Escucha en esa calle como nombras cosas
Pero nadie nombra noche de rondas
Volvió a pesar suyo tiene todo en contra
Lo encontraran abrazado
Pecho a pecho, de una sombra.

Si se equivoca el mismo se dice
El barco quieto en aguas se rinde
La vida pasa como una ceguera
Y se alumbra o no alumbra
Es cosa nuestra.

Si el mar queda lejos a él le da lo mismo
Son tantos los puentes, tanta la noche
Corre la persiana, buscando en el aire
En la gente que no se rinde,
Buscando una lluvia que lo alivie.

Los que ganan premios y tienen amores
Los que se dicen son los mejores
Las que con el pelo tiñen las sonrisas,
Compañero, éste viaje son quien los mira
Y como él tienen miedo.

Letra de : Santo y Ladrón

SANTO Y LADRÓN (1985)

A Moreira

Alguien en silencio recoge sus nombres
mastica su rabia en la amargura del anonimato
sólo su color de piel, sus facciones de su rostro,
flores velas y ofrendas en la creencia del santificado

“Un gaucho como yo no se rinde a la policía
si tengo que morir que sea con el fierro encima
todos contra uno
así mata cualquiera
me voy para los bañados
para preparar la guerra”

Sólo un crucifijo, medalla , escapulario,
50 centavos y un cartel con orden de captura.
Un recuerdo y un poema que está en todas las ranchadas
Si la ley me ha sido injusta morir por todos no me cuesta nada.

Autor: Adrián Abonizio

Letra de : Palestinos de Adrián Abonizio

PALESTINOS ( 1988)

La luna me pone nervioso
El cielo un escándalo azul
Y hay una canción de amor en el aire

Escucho la radio temblando
La sangre me corre en el dial
En Beirut nadie mata por matar, por matar

El pecado no es hablar, es caer,
El pecado no es hablar, es caer
Estrella azul sobre el fondo blanco
Palestina que hora es
Palestina que hora es

Autor: Adrián Abonizio

Campeonatos de barrio por Adrìan Abonizio

Siempre había campeonatos en mi barrio. Por qué ocurrían, no se lo preguntaba uno, pequeño eslabón en la cadena. Sencillamente sucedían y hacia allí íbamos, atraídos por ese imán de jugar a reglamento como una postal anticipada de los partidos reales. En miniatura se reproducía lo que acontecía, allá en la altura, donde héroes y villanos batallaban todos los domingos y que la radio reproducía con denuedo. He aquí un listado:
* Campeonatos religiosos. Eran organizados por parroquia con canchita propia y muy cuidada. Anteponían la civilización a la barbarie, con premios santificados, vigilados desde la altura. Un ángel de pantalones cortos, espada contra los dragones y limpieza de pecados a través del sudor. Estaban prohibidas las malas artes, las puteadas y los apellidos judíos. Todo olía a sacro y los organizadores eran, por lo general, laicos entusiastas chupacirios gozosos en observar que, mediante el deporte, se llegaba a Dios. Intervenían colegios de nombres exóticos y casi siempre ganaban los más fervorosamente cristianos. Al final, se repartían premios, se comulgaba y se ofrecía chocolate y medallita para la indiada catequizada.
* Campeonatos malevos. En una cancha rasa, con peladuras y cascotes en las áreas. Los equipos no respetaban edades y se podía observar a pibes con barba junto a párvulos. El asunto era ganar, las patadas estaban permitidas y eran consentidas por los mayores. El árbitro, era por lo general, algún mamado que apenas caminaba y que donaba penales al local. Terminaban en batahola con intervención de adultos y el premio jamás se pudo observar, porque nunca existió y el juego de camisetas puesto de señuelo consistía en dos o tres dadas a los caciques. Tardíamente, llegaba la policía para suspender la lidia, cuando todo había pasado y la pelota estaba desaparecida.
* Ínter colegios. Sin bravura, pasión ni arte. Se armaban con lo que había, no se entrenaba y eran una buena excusa para lucirse ante alguna damita del colegio. A veces se castigaba con media falta la inasistencia si no se completaban los siete. Uno se maceraba las piernas jugando pero nadie atendía el juego: Las maestras miraban todo de lejos, el profe de Educación Física intentaba darle filo a alguna profesora y todo culminaba con algún hurra. Si se perdía, el lunes, los que habían quedado marginados por troncos tenían su venganza en la burla comadrona durante el recreo. Los que estábamos para más, veíamos a esos campeonatitos como un entrenamiento. Además, los partidos eran sobre piso embaldosado roto y las rodillas sufrían como en una guerra. Nadie ganaba y tampoco importaba. Olvidables.
* Campeonatos "Desafíos". Eran los anticipos de los partidos "chivos". Había cuatro bravos y los demás acompañaban. Se sabía de antemano la semifinal entre el cuarteto y para eso se preparaban desde ventas de choripanes hasta apuestas. Los grandes, haciendo gala de la estupidez y la codicia y algún velado fracaso sentimental, hablaban con los pibes, los arengaban como una final y terminaban patéticos, sudados: los boys solo trataban de jugar bien, divertirse. Ajenos a la timba. Corría una leyenda; siempre en esos partidos se rumoreaba que vendría alguien, de algún club grande. Cualquier intruso de sobretodo pasaba a ser el espía próspero. Se ponía garra, tesón y de ser posible, arte. Los viejos, aspiraban a algún pase suculento, salvarse de sus vidas tristes con batacazo infantil. Nunca ocurrió nada.
* Campeonatos familiares. Eran entre vecinos sin afrentas ni odios antiguos. Se hacía para confraternizar, coronando un onomástico, un homenaje y se proponía el fair play, la comida rica y el buen romance entre el día de sol peronista y las manadas reunidas: no importaba el ganador y la idea pretendía descender como un hálito hacia las camisetas jóvenes. Lo sentíamos como un insulto y solo los contagiados de este imbecilidad sin competencia, se desconcentraban y perdían. El guerrero se llevaba el premio, mordiendo aún cuando le pidieran condescendencia. Por lo general en estos encuentros, aprovechaban para hacer jugar a los relegados; un hijo del presidente del club o del bazar mayorista que había expuesto unas ollas de premio o el pibe de la tienda que daba crédito a todo el barrio.Reunión sin estirpe de lucha, solo aire familiar .Volvía uno vacío de esos sitios, por más que se trajese un trofeo envuelto en papel strassa. Se lo ocultaba detrás de los otros, los que aún destilaban a sangre fresca.
Recuerdo que los partidos importantes se charlaban, se estudiaba al rival y hasta llegué a ver una pizarra de colegio en manos de un improvisado Dt. Era como en las películas de circo romano, pibes en pugna y la noche anterior, si la confrontación lo ameritaba, ya se sentían las temidas pirañas en la panza. El insomnio, la ausencia de masturbación y el despertar de un salto dos horas antes, para hacer el bolso, esperando con impaciencia que toquen el timbre era el bagaje obligado, pues, dado que uno era un jugador de fuste, te pasaban a buscar, privilegiándote.
Hoy, en algunos domingos, mientras me preparo para salir a correr en soledad, intentando curar al sol mis dolencias, me digo que daría lo que me queda en salud, por un timbrazo corto y mi salida a la calle, donde ya me habría de estar esperando, un Ford cascarudo negro o una Estanciera con cuatro o cinco pibes dispuestos a pelear y un chofer bien dispuesto, orgulloso en su tarea de chofer de gladiadores.

Letra de : Cambios de Adrián Abonizio


No hay un cambio si fueron disueltos
y dejaron los estados desiertos
la tecnología europea
se rompe en la cordillera.
y conejitos de indias somos
por suerte no hay otra vida
como nos promete el cura.
No hay un mango en las arcas del cielo
se robaron los diez mandamientos
un video clip neoyorquino
vale menos que un vaso
ser de esta tierra es pecado
y ser fieles al pasado,nos convierte en esclavos.
Cuanto duras, cuanto deseas
el deseo de desear
el deseo de cambiar,esta tierra colombina
te embriaga pero te quita
un poco de alegría
por que todavía te duelen las heridas.
Disculpame no quiero cantarte mas
los soldados se pintan como tu mamá
y hay un señor elegido que a todos pide permiso
Menos a vos que viste la vida
por una consigna y hoy no vale cinco guitas
marihuana entre rejas hoy corres la coneja
como el ciego del subte que canta villancicos
aunque no sea navidad.
Cuanto duras, cuanto…


Autor: Adrián Abonizio

Letra de: Postales del Alma mía

Nací de noche casi maullando
como los gatos del arrabal.
La luna en fuego y las tres Marías
que me cantaban " no llores mas”.
El sueño grande, la casa chica
bramaba cerca el ferrocarril.
Grillos y sapos, lechuzas tuertas
fueron la orquesta que dirigí.
Cayeron lluvias de agua y de balas
salvé la vida porque hubo un dios.
Silbé las letras y a mi guitarra
el encordado se le enlutó.
Hoy canto algunas cantando aquellas
Canto por nadie, canto por vos.
Postales mías del alma viva
fotografiando lo que yo soy.
Una canción de cuna a transistores
folclore, tango y el locutor.
Mitad " Spiker" y mitad fantasma
una postal del alma era su voz.
Pero un sonido alucinatorio
mi dormitorio electrificó.
Y el barrio entero bailó esa noche
la chacarera de otra nación.
Y en esa esquina de nombre antiguo
mi luna silba en el callejón.
Las tres Marías ya se casaron
y oyen por radio la evocación.
Tienen maridos con vías lácteas
y una familia tan estelar.
Polvo de estrellas que hoy me titila
sobre el costado de esta postal.
Mezclamos vino en un mismo vaso
mi hijo hoy canta como un violín.
Nana de cuna sin transistores
es la mejor canción que escribí.
Autor: Adrián Abonizio

Letra de: La villa de los Milagros de Adrián Abonizio

Soy campeón de las cosas olvidadas
tengo una virgen prestada
y la foto del matador
Un cowboy como un lobo solitario
dominando el escenario
con la foto de new york
Soy el rey de los elegidos
de la virgen soy marido
por el voto popular
Es mi novia la mas linda de la villa
la robe de una capilla
en la fiesta de guardar
Porque dicen
que sabe hacer milagros
viene Laura que trabaja de copera
se santigua mientras ruega
por mas clientes y mas coñac
Viene Juarez correntino de los mares
perdió un brazo en el "Antares"
y ya no sale a pescar
Y Lucía la mas mia, la lejana nada dice,
solo lava mis pies con resignación
Todo el barrio
incluso Aldo el policía
piden cosas a María
la mas virgen del amor
Porque dicen que sabe hacer milagros
Madre santa virgen de la cicatrices
reina de los infelices
secos de tanto llorar
Concedeles aunque sea un vuelto chico
un humilde milagrito para que puedan zafar
Mi casilla convertida en una iglesia
cobra milagro en especias y no obliga a confesar
Puse un toco de monedita en el banco
por cuidar de este santuario
ya no salgo ni a apretar
Y eso es el mejor de lo milagros
Soy campeón de las cosas olvidadas
tengo una virgen prestada
por el voto popular
Te prometo esposa absurda, novia mía
casarme ante Dios un día
devolviendote a tu altar
Concedeles aunque sea un vuelto chico
un humilde milagrito para que puedan zafar
Es mi novia la mas linda de la villa
te robé de una capilla
en la fiesta de guardar
Es mi novia la mas linda de la villa
te devuelvo a la capilla
si algún milagro nos das
Porque dicen que sabe hacer milagros
Porque dicenque hace los milagros
Porque todos precisamos un milagro

Letra de: Mirta de Regreso por Adrián Abonizio

De regreso, Mirta
ya sabes tres años a la sombra
no quiero saber si me fuiste fiel
yo se que una mujer valiente se inclina igual,
para el lado de la sed
Servime algo, Mirta
parece mentira el verte como antes
pero para el que vuelve del infierno
ya no hay mas fantasias,
solo quiere un tiempo blando
pero esto mirta nunca lo sabras
No es nesesario que estes alegre
ni que prendas la luz
entre despacio sin que me vea nadie
la noche se abre como un abrigo, Mirta
y es un sabado mas, como dice el tango
Mirta contame como andas
Hace de cuenta que estuve navegando
es casi lo mismo, solo cambia el paisaje
abajo el mar, que nunca se vea
arriba el cielo, el cielo raso
y tu foto en la pared
La moda a cambiado un poco, Mirta
ya no hay ni un pelo largo
todos parecen soldados
me siento parado en un cementerio
me recibio el frio y un nuevo gobierno
Mirta no recuerdo ni tu cuerpo
Y ahora me voy, Mirta
para vos soy un extraño conocido
si no estoy llorando,
no ves como me la aguanto
debajo de la cama asoman sus zapatos
Mirta gracias por todo
Salgo a la verja, parece que ha llovido,
en la estacion retumba el 'Extrella del Norte''
veni a verme cuando salgas' me dijo el Turco,
comes todos los dias y no hay problemas de laburo
Solo algunas noches,
solo algunas noches,
salis a trabajar.

Reflexiones: Plaza del Santísimo Rosario por Adrián Abonizio

Jueves, 03 de febrero de 2005
Camino junto a los bordes de esta plaza con mi hijo, quien no logra dormirse en la sobre siesta veraniega atenuada por un airecito de sudestada reconfortante. Aparento guiarlo, pero es él quien me lleva a mi, ya que su voluntad es férrea y sus mandatos irrenunciables. Los parientes viven magnificado sus talentos de tirano. ¡Con que poco tiene al pueblo cautivo!: solo reír, dormir, balbucear cosas incomprensibles le ha bastado para esclavizarme en la casa y convertirme en su ama de llaves, cochero, cocinero de palacio y madre de leche.

Lo conduzco con la delicadeza que se le debe prodigar a una Majestad, pero él ni me mira, abstraído como está en el cielo rectangular delineado de hojas que enmarca el panorama de su auriga de plata. Al llegar, unas chicas pasan dejando una estela de hormonas, perfume y bullicio: son preciosas, lo saben y yo las he descubierto sin voltearme para verlas. Saco la cuenta y me sonrojo: las tres suman mi edad.

En un rincón con penumbras de ligustro, un jovencito medita como un Cristo en extramuros: de él, de muchos como él yo admiro el tezón para seguir viviendo en un país que no los quiere. Admiro sus inocencias vestidas de rock y cerveza. Tiene a sus pies una botella vacía y quien pasase y lo contemplase admonitorio vería solamente a un pibe borrachín. Yo miro en él a millares de argentinitos fabulosos. Que trabajan de lo que pueden, que han sido echados de los colegios y a fuerza de golpes han aprendido a pensar solos, espiando entre los ligustros el rayo de sol que parece esconderse siempre en otra parte.

No somos mejor que él, me digo. Mi generación ha sido hambreada en las trincheras, aterrorizada por razzias, desaparecida en salamancas, pero también ha traicionado, especulado, digeridos fondos públicos y decapitado ideales que cuando mozos decían defender. Estos pibes no tienen nada que defender ya que nada les pertenece que valga la pena. Algunos sacan de una cajita de madera cohetes baratos para hacer ruido y algunos porros. Una mujer muy delgada pasa trotando y su perrito, una réplica, le copia el paso.

Mi hijo no se queja: el trato preferencial más la velocidad de crucero parecen agradarle. Sigue perplejo, emborrachado con luz y sombras verdes, negras, doradas, que fabrican las hojas de los plátanos. Allí hay un árbol que desentona; es un nogal gigante bajo el cual un grupito de gente está formada en arco. Me acerco y descubro que son fieles orando y que junto a ellos una virgencita del Rosario refulge presa en su jaulita de vidrio. No la ven, no ven nada más que lo que evocan sus abluciones: "...llena eres de gracia y bendito es el fruto de tu vientre Jesús".

Ahora han aparecido Las Amazonas del Espacio. Son tres hermanas en edad madura, abundantes de vida y humor negro, quienes han resuelto verse todos dos los días durante décadas. Mi admiración es por su fraternal obstinación y su leyenda. Integraron un club secreto de ocultismo denominado El Club de las Niñas Pasco y ahora, jubiladas de la magia, transfieren sus poderes a los nietos. Las han visto disfrazadas de clowns en hospitales, tomando mates con los travestís atardecidos, financiando rifas para empresas perdidas. Se admiran de la belleza real de mi Príncipe al que le auguran, luego de sondear en sus ojos grises, salud y amores varios. Alguna vez, alguien las reconocerá en la adustez de una placa de bronce que diga: "Por aquí pasó la Alegría".

Nunca será tarde, me digo, aunque siempre parece estar a punto de serlo. El príncipe de orejas de Buda me sonríe por vez primera en la tarde y se deshacen de golpe todos los pesares. Estoy sin trabajo, su madre alimenta a ambos. Ya es casi noche. Los patos en la hondura del cielo pasan en formación; mi hijo les susurra gouuuuuuuuuigiiiiiiii, que debe significar algo así como "Yo también voy a volar un día como ustedes. Mi papá antes volaba pero de a ratos parece olvidarse. No me hace faltar nada pero tiene los ojos tristes".

Ahora, ya anochecidos del todo, los fieles suman once: podrían armar el cuadro para un amistoso nocturno en cancha grande si así lo quisieran. Se van, ignorando que dejan a la virgencita tan sola como nunca a merced del Diablo del Saladillo quien, como sabemos, se aparece ni bien se pone oscuro aquí, en esta plaza al sur de la ciudad del Santísimo Rosario.

Letra de : Cuento de gallegos de Adrián Abonizio

Viniste en un galeón con un mar de fondo
tu mujer parió un sueño redondo
aunque el almacén es una cosa dura
fin de una aventura y el principio del ayer.
Llegaste al bordo con un solo traje
libros de oleaje y la guerra civil
no estaban tan bien vistos los que habían ganado
su nombre era franco, pero el hambre es si o si.
Ella tuvo hogar y cocina de leña
no pudo hacer un hijo en sangre morena
cortando batatas puso a dios en la balanza
y una noche de bruma, con un criollo se fue.
No hay nada más patético que un gallego triste
no entran en la bolsa el luto y el chiste
parecías un reo por la España ajusticiado
corazón nacional, en frente republicano.
Y desafiando el dicho y el rumor de los vecinos
el la perdono y a traves de un primo
ella se entero regreso en silencio
y por no golpearla, subiste los precios.
Ella se puso gruesa como una manzana
tras el mostrador ni se le notaba
tuvieron una hija "milagros de la fe"
deseada por dos, concebida entre tres.
Una historia chica contada en los mesones
me la dijo un tipo que vive allá por flores
el la había querido con las manos llenas
y era suya la hija, a la que llamaban "la gallega".
Unas frases obvias plagiadas de algún tango
la verdadera novia y algunos golpes bajos
que puedo hacer decía para olvidarme
fui solo un padrillo de sueños de madre.
Bajaba la botella, se hacia luna llena
el tipo estaba en medio de su radionovela
lo deje a las cuatro sin saber el resto
y escribí esta historia para comprender.
Que el amor es cuento
que el amor es puro cuento
que el amor es solo cuento

Historia de Mate Cosido de Adrián Abonizio

Sentado entre maderas
y las flores caen.
La llama del tabaco
y la cruz de los barcos.
Allá lejos,
cuando salen
de la iglesia los compadres,
se sientan a jugar al sol.
Una fiesta cuesta arriba
hubo anoche y en la esquina
amaneció lloviendo.
Sentado entre maderas
y las flores caen,
la llama del tabaco
y la cruz de los barcos.
Si las luces de este pueblo,
te preguntan cómo he muerto,
deciles: que no sabés,
que no sabés.
Mi revólver, mi campera,
mi hacha, mi trampera,
mis viejos perros,
mi prontuario.
Tenés que estar prevenido,
un día la lancha va a llegar,
la esperaré tan tranquilo,
me cambiaré de camisa y de puñal.
Para que un oficial escriba
en el parte de salida,
una O.
Se ganará un ascenso
como padre de familia.
Para que un oficial escriba
en el parte de salida,
una O.
Lo contará en la guardia,
que no tembló.
Para que el río se detenga
a la hora señalada, llegará.
Como una puñalada,
como una mano más.

Letra de : Alfabeto para locos de Adrián Abonizio


Un millón de casas mudas y un farol
que apaga el az del sol
y el rencor de aquella luna
que se va por el espejo del retrovisor
y no saber si uno ha de volver
a ese lugar que amó y fue la voz
de un acertijo entre los ciegos
de este alfabeto para locos.
Yo no sé que preparó en su arcón
la musa esquiva y gris del cantor
que en la mitad de la oración
vio el escenario de humo y de rubor
lleno de viento el corredor,
pues entendió qué es tocar.


Tocar sabiendo que no alcanza
cuando te comen hasta el alma
ser corazones de los otros
es un oficio peligroso
otro acertijo para ciegos
un alfabeto para locos de verdad.


Sé que tengo que dormir
en las copas del licor
teclas que transpiran,transpiradas de otras vidas
sin saber lo que doy
tan cansado de soñar
los sueños por la mitad
me escapé, marqué tres y así como me ven
sin vanidad sembré.


Un millón de casas mudas,
compartirla mesa de un hotel
y el humor por estar vivos
pues tocar es un oficio que puede curar
mas no saber si uno ha de volvera
ese lugar que amó y fue la voz
tocar sabiendo que no alcanza
cuando te comen hasta el alma
ser corazones de los otros
es un oficio peligroso
otro acertijo para ciegos
un alfabeto para locos de verdad
tropecé en tu corazón
cuando al piano puse un sol
y te vi lagrimear como un maral cantar junto a mí
desvelado por cantar
el sueño de los demás
me escapé, marqué tres y así como me ven sin vanidad.

Tan cansado de soñar los sueños por la mitad
me escapé, marqué tres y así como me ven sin vanidad sembré.

Letra de : En Tierra firme de Adrián Abonizio

Te escribo sobre los muebles rayados por los años
y espero estés conmigo para que yo pueda contar con vos.
Y si canto este cuento voy contando el momento
entre estos cuadros viejos lo que va pasándome.
No vengo de otra costa de exiliados ni homenajes
ni alabanzas ni falsa idolatría ni coronas de espigas ni de estrellas
Una ruta insegura pero de la estatura
de un amor de la bruma que se fue con el sol.
Vengo a decirte que la libertad no existe
que nacimos para títeres
que los sueños son de oro
aunque en tierra firme la tierra sea de otros
que la verdad no viene en racimos
y se oxida en boca del asesino
la señora justicia anda enferma
por las noches alguien le arranca las venas
espero que me comprendas
espero que te comprendan.
Después de todo no soy quien para darte estos consejos
cada cual aprende de sus tropiezos
el hijo que no tengo vendrá un día
a terminar lo que yo no podría
hay que plantar un árbol en cualquier parte
demasiadas cosas para desanimarse
te lo digo con el corazón como una ofrenda
vale mas perder el tiempo que las fuerza
Espero que lo comprendas
espero que te comprendan

Letra de : Canción esdrújula de Adrián Abonizio

Pibes escuálidos
rubias histéricas
perros nostálgicos
y focas antárticas
lunas fatídicas
gordos palúdicos
sexo inalámbrico
y goles estrábicos
en horas buenas
los buenos parásitos
en horas malas
los malos arácnidos
venenos fálicos
que entran en pánico
viendo al tráfico
del beto mársico
alma escolástica
y ángel potásico
leyes impúdicas
jefes afásicos
viudas hipnóticas,
falsos agnósticos
tortura fóbica
error de diagnóstico ay!
Magos misóginos
falsos metódicos
madres voltaicas
y bodas católicas
sangre antirrábica
y bombas satánicas
almuerzo escuércico
y muertes fantásticas
aves marías criadas a plástico
tangueros cómicos
y besos cáusticos
concursos mágicos
balazos prácticos
novias sarcásticas
hechas a máquina
pugliese único limpio y onírico
brillos de túnicas lifting lunáticos
crazys macáyicos,gatillo islámico
ratas asiáticas comidas rápidas ay!.
Tengo una ciática de tanto ácido
un sueldo único y un hijo póstumo
ningún monómico
me otorga un préstamo
preso del próximo
programa hipócrita
frics terroríficos
venden pacífico
culos estrábicos y patria monárquica
un abuelito del paleolítico
con un acrílicomata a un político
y mis pronósticos
sin mis mayúsculas
un sueño náutico el alma reumática
rubias histéricas ,fé de fanáticos
rayos catódicos
canción esdrújula ay!



Fiesta de pobres por Adrián Abonizio

Jueves, 30 de diciembre de 2004
Fiesta de pobres

Ignoro cómo serán las fiestas actuales en un lugar donde abundan el hambre y la desazón. Imagino el calor y el olor, el espacio hostigado, la alegría exorbitante y rabiosa del que no tiene nada y nada espera, la conmoción de ver un cielo lleno de fuegos artificiales ajenos disparados por quienes se dan el lujo de gastar en eso.

Mis fiestas de pobre fueron hace tiempo e ignorábamos que lo éramos. Solo sabíamos que no andábamos por pisos de tierra y el destino podía ser mejor. No éramos "negros", ninguno cirujeaba y había honrados padres de familia con un crédito en el lomo, casa propia y un lujo extra como el tomarse vacaciones en Soldini, qué tanto. Supe que éramos pobres más tarde, en comparación y en retrospectiva. Hablo de mi familia y la de tantos que espiábamos tras los tapiales. Aquí va una reseña para identificarme: flotaba en el aire una expectación inusual, una urgencia por algo que no sabíamos pero tenía que suceder antes o después de las fiestas, como un fin del mundo en miniatura. La heladera lucía repleta de manjares nunca vistos y pesaba la pena de muerte sobre el que desarmara un plato. Nuestros padres discutían de economía airadamente como si se avecinara una guerra. Se extraía el arbolito del ropero y el pesebre, ambos cada vez más raídos. La carta a Papá Noel o Reyes era desviada en el camino o adulterada por espías: en lugar de un fuerte o un robot a pilas, llegaban una docena de soldaditos o un humillante calzoncillo. Santa Claus era un gordo farsante y el trío más mentado siempre estaba endeudado. El Niño Dios constituía un bonus track, hasta que entendimos que el premio venía unificado. Las gaseosas se racionaban con logística militar y constituían un tesoro. Al champán se lo mencionaba con un respeto hasta supersticioso y para consolarse exaltaban las virtudes de la sidra, más sana y más nuestra. Las mesas eran tablones, los cubiertos rejuntados, los vasos desiguales y no había detalles de ikebana navideña: nos lo hubiésemos comido. Las mujeres sudadas como mulas de arreo revolvían el fuego o fregaban en la pileta, mientras que los hombres venían de cazar en la selva y entraban con animales muertos sobre sus espaldas, hielos gigantescos y una transpiración con vapor de yetis. En el camino alguno de nosotros "cobraba" por el malhumor y flotaba en el aire más que un clima de celebración y concordia, uno de tribal matanza, un halo de asesinatos. Los enjuages se exponían en sordina o explotaban en burlas siempre al borde del crimen. Los buenos vecinos, juiciosos y callados, sufrían las provocaciones de algún pariente que les vociferaba su condición de patio a patio. Alguna novia de un primo mayor era acosada por algún tío bebido y no se pasaba a mayores por distracción más que por respeto.

Dos o tres hombres llegaban sobre el filo de la medianoche o bien se iban con ella: eran policías que tomarían la guardia y mandarían saludos a algún pariente infortunado que estaba entre rejas. A veces, contrariando el reglamento, disparaban al aire, feroces, contentos. Con la certeza prosaica de un tango, regresaba a la familia alguna mujer descarriada con el perdón en las manos y acompañada siempre por algún morocho adusto con cara de cafiolo. Repartía besos, nosotros le espiábamos el escote, nos llenaba las mejillas con un rouge pecaminoso y en la siesta del otro día la habríamos de evocar en grupo en la terraza mientras oíamos de fondo el parte médico de un pariente que había sido internado, sin gracias ni gloria alguna, por la comilona nocturna.

Algún pariente de sexualidad distinta sufría las mofas baratas de la mayoría, mientras que una tía vieja lo protegía; otra tía no bebía alcohol porque estaba medicada ya que sufría "de los nervios" y una tercera había enviudado recientemente por lo que vestía de negro y sonreía detrás de una máscara kabuki. Le daban el pésame y el saludo de Año Nuevo todo junto. Salíamos a ver el auto flamante de un pariente próspero, de quienes todos desconfiaban por el modo de obtenerlo: era el que "andaba en la política". Y cascoteábamos perros y abollábamos portones y sangrábamos y nos enloquecíamos y estábamos felices de esa hermandad salvaje donde todo se exponía en una noche como si fuese la última en el mundo. Se nos mezclaban los significados. ¿Qué hacía un Papá Noel congelado llegando a estas barriadas de calor africano y mosquitos? ¿El era también el Niño Dios o lo traía en una bolsa? ¿Qué papel jugaba Cristo en todo esto?

Como fuera, todo servía para embucharnos toneladas de carne y turrones de mármol, beber alcohol por vez primera en el centro de un galpón con un único ventilador que giraba esquelético derramando en el aire olores a colonia, pólvora quemada, música de cumbias, estampidos de corchos y una melancolía indefinible de estar festejando algo incierto en el lugar equivocado. Luego, con la luz de un sol de lava, todo se amainaba y se barrían a baldazos los cohetes extintos como cadáveres. Estas fueron mis fiestas pobres y, pese a todo, no las cambiaría por ninguna.