
y las flores caen.
La llama del tabaco
y la cruz de los barcos.
Allá lejos,
cuando salen
de la iglesia los compadres,
se sientan a jugar al sol.
Una fiesta cuesta arriba
hubo anoche y en la esquina
amaneció lloviendo.
Sentado entre maderas
y las flores caen,
la llama del tabaco
y la cruz de los barcos.
Si las luces de este pueblo,
te preguntan cómo he muerto,
deciles: que no sabés,
que no sabés.
Mi revólver, mi campera,
mi hacha, mi trampera,
mis viejos perros,
mi prontuario.
Tenés que estar prevenido,
un día la lancha va a llegar,
la esperaré tan tranquilo,
me cambiaré de camisa y de puñal.
Para que un oficial escriba
en el parte de salida,
una O.
Se ganará un ascenso
como padre de familia.
Para que un oficial escriba
en el parte de salida,
una O.
Lo contará en la guardia,
que no tembló.
Para que el río se detenga
a la hora señalada, llegará.
Como una puñalada,
como una mano más.