Pintar la sangre de Adrián Abonizio

Cuando la necesidad venga a pintarme las horas,
Entonces estaré tranquilo, sentado a la sombra,
Sin mucho que decir, o con mucho presiento,
Que lo no se dice, se lo huele por dentro,
Me puedo quedar tranquilo, sin pedir limosna,
Lo que quiero decir, está esperándome en la boca.

Una pareja pasa, se prende una luz cuadrada,
Y en las panaderías, hay olor a orina quemada,
Éstos son como cuadros, se abren como abanicos,
Y yo mismo me pierdo, en mis propios laberintos,
Me puedo quedar tranquilo, metido en éste momento,
Por debajo del sueño, va la sangre en movimiento.

Y vale por lo que no fui, y lo que me dijeron,
De eso no me arrepiento, eso es cosa de ellos,
Vale por los inviernos que pasé a la intemperie,
Vale por los infiernos, y por no hablar de frente
Con alguna melodía dando vuelta en la cabeza,
La vida me empujaba, a tirarme en una pieza,
Y mirar con cariño el filo de los cuchillos,
Siempre hay gente que no quiere,
Que todavía estemos vivos.

Por más vuelta que la luna, pegue alrededor del Mundo,
Lo que no cambia en un siglo, siempre cambia en un segundo,
Todo cambia, nada cambia,
Todo cambia por arriba,
Pero el cambio de fondo, vendrá seguro algún día,
Me puedo quedar tranquilo, metido en éste momento,
Por debajo del sueño va la sangre en movimiento.

Se van pintando los días,
Tienen color las semanas,
Y uno no se da cuenta como cambia la casa,
La pintura de la sangre, es roja verde amarilla,
Son los colores primarios y es la primera medida,
Con que uno se mancha los dedos, a través de la existencia,
Y no hay lienzo que alcance, ni pincel ni la paleta,
Para pintar la sangre, solo basta con sentirla,
Cuando bulle en la mañana,
Y cuando duerme, también pinta.....laralaaaa....
Autor: Adrián Abonizio

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