Figuritas



* "La difícil", conseguir "la difícil" a cambio de una pelota de fútbol. Harto de la búsqueda y sabiendo que la inhallable era un remoto DT de Racing, tomó una de Maschio y con birome Bic trazo grueso le dibujó un cuello de camisa y una corbata. Y mandó a un ignaro a recoger el botín fraudulento. Se sorprendió cuando su enviado fue echado del negocio como un ladrón. Su venganza posterior, con los años, fue falsificar dinero. Las figuritas y la desigual competencia urden delincuentes. Se decía esto, mientras esperaba la salida en Coronda en el pabellón de evangelistas. A ellos les había hecho creer que creía. Era mejor que estar con los "comunes". Y todo por una figu.
* Ella recuerda el Menemato con repugnancia. En enero del '96 se tiraron casillas de emergencia porque impedían la traza de autopistas. Vió por tevé que un morocho sostenía la bandera argentina como una garantía ante el arrollamiento. De nada le valió. Se lo llevaron puesto. -Macri es Menem pero sin peluquín. Y siente pena por los porteños que son arrasados a toda hora.
* "Un Rolex no cambiará el mundo, pero sí lo harán las personas que lo llevan", está escrito en letras grandes y azules en el copete de la publicidad de la revista que descansa en su falda. No hace nada, sólo decide ir hasta el baño y mear sobre ella. Se queda más tranquilo sabiendo que ha dejado al bodoque ilustrado goteándole las hojas
* Un jovato usa zapatillas negras con laterales y punteras de dibujos llameantes, como las de autos de competición, ultradeportivos y veloces. Pero el viejo casi se arrastra, bastón en mano. El lo mira avanzar y se pregunta si esas llamas no estarán antecediendo al Infierno que le depara al anciano en breve.
* Hay 200 millones de soles. Son las 20.15 y está en una urgencia, la paciente precisa que le abran la muela infectada. Irradia al hacerlo un olor a pantano que él conoce. Ella es delicada, hermosa. El piensa en los planetas mientras le mira las tetas y siente que puede curar, batallar contra el mal, sanar, dar amor como una galaxia plena. -¿Te duele?. No, ya no. ¿Y por que llorás? -De vergüenza.Entonces comprende que podría regalarle un universo, dejarlo a su pies como la mayor carie sanada y luminosa. Salvarla para salvarse el mismo de sus propias ignominias que a veces le suelen doler como si tuviese una muela rota.
* -Tengola, tengola, tengola, era la muletilla que se usaba cuando a uno le mostraban las figuritas para canjear. La tengo, la tengo, la tengo, significaba aquello. Porque había que abreviar, el mundo era insignificante al lado de hallar la figurita preciada, la difícil. Solo una vez la obtuvo y fue tras larga pelea, bajándola a piedrazos de una pilita sobre un paredón, derrotando a su adversario. Pero estaba rota y la cara de Tarabini apenas se notaba. La guardó bajo un vidrio, como una mariposa muerta. No servía para llenar álbum alguno, pero era suya, la había obtenido con puntería y sudor. Suya.
* Su abuelo tenía un cine en el pueblo. Y un jeep celeste y marrón con figuras de chapón de las siluetas de Laurel y Hardy. Por las tardes desde el micrófono anunciaba los estrenos. El lo recuerda en la cocina, dialogando con su socio. -Van una de acción, una de coboys y una de llorar. Ah, y por las dudas guardamos una de pensar. Evidentemente, antes, el mundo era más sencillo.
* Fue Marco Licinio Craso el gobernador de la ex provincia de Siria quien fuera derrotado en tierras de los persas, los partos más exactamente. Confiado excesivamente en sus fuerzas de legionarios romanos fue destruido. De 30.000 soldados sólo 500 se salvaron y se convirtieron en esclavos. Eso sí, el obtuvo el oro que buscaba de la peor forma: sus captores se lo derramaron, caliente, dentro de su garganta.
* Ella lo cuenta con un indeleble orgullo, cual viajera salvada del naufragio merced a sus brazadas. Estaba siendo capturada por la religión hasta que fue a confesarse: de entre la semipenumbra emergió una voz mezclada con olor pútrido quien la conminó a contar sus secretos y así salvar su alma. Dijo cualquier cosa y se retiró descompuesta. Ese olor era el aroma de lo que le iba a deparar el futuro si tomaba la comunión. Por eso abandonó al catecismo, aduciendo un mal nauseoso al que los doctores no encontraron explicación. Pero ella sí, reservándose hasta que creció del todo, el porqué de su malestar.
* A él, todo un hombrecito, le atraen las figuritas de hadas. No tanto por su matiz femenino sino por la delicadeza y el arte ingenioso de pegarles brillitos que él juzga sobrenaturales. Para emparejar sus pruritos, extrajo de unas figuritas de su hermana esos pequeños cristalitos y se los fue pegando a las de jugadores de fútbol. No era lo mismo porque cuando lo mostró en la barra le dijeron mariquita.