* Valeria Mazza está estampada en una gigantografía sobre las vidrieras de la gran tienda de Sarmiento y peatonal Córdoba. Sonríe, asexuada y gélida desde su inconmensurabe belleza rubia. Dice amar a los chicos pobres y más de una vez tuvo gestos de ayuda hacia ellos, pero ahora, encerrada en su vestido de flores, nada puede hacer por los que duermen o mendigan en las veredas, a sus pies, como si fueran los súbditos de una deidad maligna, la luz de oro en tierras negras.
*De vez en cuando suele llamarle para hablar de los viejos tiempos y proponerle un encuentro con otros amigos de antes que nunca se concreta. Al principio se desesperaba, ahora lo toma como un juego donde el final nunca se termina ya que en ello consiste el mantener a flote los recuerdos: nunca mirarlos a la cara.
*Era una chica bella, inteligente, que había cortado con su novio recientemente. Como supo que la buscaba, obsesionado y por ende peligroso cada vez que existía la posibilidad de verlo, se mostraba desvariada, desvaída y absurda. Completaba el look con un desaliño ex profeso para no acentuar su lindura. La última vez que lo vio le confesó cosas terribles sobre sus heces y su mal aliento. El tipo, creyéndola más loca que él, se asustó y la dejó en paz. Ella festejó su triunfo comprándose ropa buena y cara, maquillada cual reina egipcia.
*Es flaco, perfil de insecto y aire de capataz. Se encuentra sentado en el bar contiguo de El Laberinto del Terror, una casona vieja con un paupérrimo laberinto hecho a paneles de plástico negro desde donde emergen tipos disfrazados de Frankestein, el Hombre Lobo, Drácula y otros que él contrata temporariamente para asustar a la gente. Luce preocupado: la mayoría, especialmente varones, se la han tomado con King Kong y en la semioscuridad lo persiguen hasta reventarlo a trompadas. Es un juego. La última escena, la de la noche anterior, es la de un pibe morocho con la cara abollada y la cabeza de gorila bajo el brazo, renunciando. -¿Como andás?, le preguntan. Y él responde: --Mal, che ¡No me duran los Kincones!
*Siente desde siempre dolor en el estómago y crónicas molestias. -Al menos sé de qué voy a morir. Y siente que de este modo se le simplifica la vida. En eso está cuando una tapa de luz abierta se lo devora y le quiebra el espinazo: iba camino al hospital para el periódico control médico.
*El vive en el departamento que ocupara su abuela querida hasta fallecer. En el lugar donde cayó vencida por la enfermedad, el nieto, a modo de ofrenda ha depositado una cargada mesita con una coleccción de películas porno. Es el mayor homenaje vital que puede hacer, según la creencia de los consumidores de sexo.
*El tiempo no sucede, se trata de convencer. Sigue mirando a las chicas jovencitas como cuando él mismo tenía la edad que actualmente ostentan. No quiere admitir que generacionalmente podría ser su padre. Espera callado en el follaje, tarde o temprano comerá de las bayas frescas, solo es cuestión que el viento balancee el árbol. A veces se imagina ser el delantero optimista que sabe que una, una sola en el largo partido se le habrá de dar y concretará ese gol tan hermoso como nutritivo. "El tiempo no sucede ni pasa", piensa queriendo convencerse, cada vez más cansado y hambriento.
*El carrizal es un depósito donde caen las aguas negras, eufemismo de mierda humana. De negras pasan a grises y a alimentar un lago donde suelen crecer plantas acuáticas de indudable belleza y aroma. Esto demuestra que los desechos cuando son bien tratados terminan oliendo bien.Solo se da en la naturaeza. En la selva humana este experimento siempre es adverso o termina en una letra de tango, que bien podría denominarse "El Carrizal".
*Visto desde abajo, desde la perspectiva de alguien mirando al cielo una mariposa luce más grande que el helicóptero que cruza por detrás.La mariposa vuela desprolija, el helicóptero es certero.La mariposa parece dudar, el helicóptero conoce su destino. La mariposa es generosa, el helicóptero militar. La mariposa nos alegra, el helicóptero nos vigila.
*Se siente cómplice del trabajo que ejerce. Se le promete a la gente una vida segura para luego estafarlos. Por eso es que desde hace un tiempo el trabajo ha amenguado y las víctimas arriban en menor cantidad. Sus jefes están consternados.Todas las noches, él, que ha registrado sus teléfonos llama a los posibles incautos y los advierte del peligro. "Gracias ¿Quien es usted?", le preguntan. -Uno, uno más contesta. Ya no usa pastillas para dormir.