Fumando espero de Adrián Abonizio

Jueves, 17 de febrero de 2005
Los escapes de los autos hacen fumar a toda una ciudad. Los de los aviones al cielo. Las velas de los santuarios a las deidades. Tengo recuerdos de fumadores notables: sastres reflexivos barriendo sobre el paño cenizas involuntarias, apostadores de juego divertidísimos, madams perturbadoras, flacos anarquistas de corazones enormes. Todos rodeados de humo, oliendo a oficios de gente hermosa en un país posible. Estos son los recuerdos de mi vicio, abrevados en la historia y en la poética. Yo necesito fumar para pensar. Y cuando pienso, resuelvo que debería dejar de fumar, pero al instante, cuando estoy pensando, tan encantado de mi pensar estoy, que prendo otro cigarrillo. Volví a hacerlo una tarde en que estaba pescando, en paz con Natura y me sentía tan saludable que lo festejé encendiendo una brasa. Así de paradojal es la vida del fumador. Han instalado en mi un placebo para sufrir menos, una artificialidad sensorial, una droga fácil, un espíritu viajero y sensual, un modelo de universo insatisfecho solo reparable en la plenitud del humo. Al menos así lo creemos, quienes, confiados y certeros, vamos al desastre pulmonar como quien accede a un podio con guirnaldas, besos en las mejillas y aplausos. Estamos condenados al éxito del fracaso: éxito pues no le dejaremos a la Parca que se abstenga de ejercer su oficio y fracaso porque en definitiva le allanamos el camino y pagando, además.

-¿Cómo? ¿Vos fumás? ¿Y tu hijo?, interrogan espantados.

- Bien, contesto; allí en su cuna, protegido de consejos. Estoy en el camino del tabaco. Una ruta serpenteante y brumosa con carteles donde asoman los Bogarts de impermeables y las Ritas Hayworth en el lecho, siempre con un faso entre los labios. Un James Dean sombrío y una Laureen Bacaall lloviznada y despectiva por el mundo imperfecto. Un sendero de luces nocturnas y diurnas a la vez; una verdadera arteria congestionada, valga la redundancia. Claro que empecé a fumar por debilidad y por hartazgo, para demostrar algo que no tenía: placer, equilibrio, armonía, esperanzas, futuro.

Fumar era lo prohibido. Se fumaba porque sí, porque éramos nocturnos y no dormíamos, porque el sol era un enemigo y ejercíamos el arte impuro de ser jóvenes chimeneas y hacer deportes, mientras todo se deshacía en trabajos de esclavos y obligaciones morales que nunca cumpliríamos. Dicen que el tabaco atrae a otras drogas: nosotros no las conocíamos y éramos tan pobres que de haberlas seguramente nos la hubiéramos comido. Dicen que el tabaco engendra otros vicios; yo creo que es al revés: los vicios secretos e infames como son la hipocresía, el desamor, la violencia de las ideas medievales, son las que impulsan a hacer lo opuesto. Por aquello de la transgresión. Lo saben las companías tabacaleras que cuanto más adviertan sobre los males de sus productos, mucho más se querrá burlar la ley y el orden. Pero son disquisiciones que no me interesan. A mi lo que me importa es fumar. Cargando con mi paranoia criolla y errática, creo que muchos ven al fumador como a las brujas los inquisidores. Ejercen su horror preventivo por moralistas, por anorgásmicos, por cobardes, más que por cuidado del prójimo. No se lamentan por el aire viciado en pulmones ajenos sino por pánico a manchar de impurezas los suyos; defienden lo que saben es el bien propio con garras de buitres y ponen caras de asco ante el menor vientecito de tabaco.

Pero, amigos, en el fondo desconfío de tantas virtudes iluminadas y descubro al cuáquero que presiente al Demonio en cada sombra. Para darles un poco la razón considero que fumar es un placer y es un castigo. Que proferimos males y recibimos otros; que hacemos pagar al resto por el nuestro y que somos fumarolas de peste, ekekos insoportables y que con cada bocanada nos vamos tostando por dentro, cual un pequeño infierno anticipado. La gente fuma porque está sola a veces y otras para festejar la compañía. Fuman por odio y por amor. Se fuma para estar apacible y degustar un manjar inenarrable. Se fuma con rabia y se exhala odio. Se fuma para molestar y para marcar un territorio .Se fuma para pensar como yo, y terminar creyendo que el tabaco alberga propiedades filosóficas.

Voy a ser explícito: me gusta el sexo, me gusta tenerlo, salvo cuando me lo ofrecen como carnaza sobre el mármol. Me gusta el tabaco, su aroma, su emblema, no así cuando lo siento como una irreverencia. ¿Cómo entender esto? ¿Como diagnosticarlo? Se podría llamar "fumador responsable" a aquel que fuma sin molestar. Lo llamaría estilo. Pero, cavernarios e imprudentes como somos decidimos que todos se retuerzan tosiendo porque decidimos morirnos con gusto a humo en las papilas y el resto está obligado a compartirlo. Y ahora, apagando la última colilla reflexiono: ¿Son esas personas empeñadas en curarnos el vicio las mismas que harían campaña para legitimizar el uso y aprendizaje del preservativo? ¿Son las mismas que bregarían porque se sepa donde está situado el clítoris o que parte del glande resulta más placentera? ¿Son quienes aceptarían la prevención o la supresión de hijos no deseados? ¿Son quienes difunden la matanza de perros y las desforestaciones? ¿Son quienes advierten sobre los pecados de los clérigos, las tuberculosis por hambre, el oro en las estatuas sacras y los charcos podridos de los suburbios? ¿Serán los mismos que necesitan que no se fume, y tampoco se beba o se toque música o se haga el amor? Si me equivoco, mis disculpas. Si quieren polemizar conmigo, encantado. Los voy a esperar fumando.

La lengua de Sábato

Jueves, 25 de noviembre de 2004
Yo debería tener unos diecisiete o dieciocho años y comenzaban los días de plomo. Ignoraba mucho, pero presentía demasiado. Mi amigo Juan ya estaba en la leonera por ejercer su libertad. Vi una molotov caer sobre un micro y un operativo de uniformados. La gente hablaba y decía que lo que vendría habría de ser mejor. Mi estupor cabía en mi mal presentimiento: esos que asomaban sombreados tras las espaldas de los gobernantes debían ser definitivamente peor que los que estaban. Una ecuación simple, propia de una juventud inspirada en una bohemia arrancada de los libros, el huir a tiempo de la casa familiar, dormir con esperanzas y bajo otro cielo.

Yo venía leyendo mucho y desordenadamente. En esa edad uno no está para sutilezas y busca lo escabroso, lo definitivo. "Informe sobre ciegos" me sobresaltó. Luego continué con "El túnel" y "Abaddón el exterminador". "Uno y el universo" no lo entendí. Todo exudaba una angustia existencial en estado puro. Dramaturgia del dolor con fondo de un telón porteño y criminal. Locura perfumada con glicinas y gases lacrimógenos. Pasadizos de miedo, monstruos habitando bajo una piel falsamente inofensiva, mujeres caníbales.

Eso era Sábato para mí. Tal vez un escape, el saber que había alguien allí, en algún pasillo escribiendo para mí, lo que yo sentía y temía. En una revista oficialista con coristas vestidas de comandantes y editoriales antisubversivas lo descubrí. Había estado almorzando con el dictador Videla, discutiendo de los meandros de la cultura y lo terminaba considerando "un general democrático". Hoy, tras una treintena de años lo he vuelto a ver en los noticieros locales, saludado por la calle, besado por jovencitas emocionadas, conducido por una lazarilla que le dicta las respuestas al oído. Un viejito tierno que pide visitar la casa natal del Che y fotografiarse con la camiseta de Central. Y que abran las puertas del teatro El Círculo para que vaya "el pueblo" a vivarlo. Un anciano que mira concluyente y serio cómo lo aplauden, mientras que recibe de manos de Saramago una distinción. Fue piadoso el premio Nobel: omitió todo aquel asunto de la comida junto al presidente de facto con elegancia. Kirchner llegó tarde a saludar a sus Majestades: él ya está crecidito y no ignora que los Reyes son los padres, por tanto no confía en ellos. El es quien gobierna y no el Sr. Riojano, de lo contrario una apabullante tormenta se hubiese abatido sobre la ciudad en lugar de este sol obstinado y obediente que asomó durante todo el Congreso de la Lengua. O tal vez, hubiese destrozado el protocolo con sus horripilantes vestimentas. Son sólo conjeturas de uno que no participó de reunión o ponencia alguna.

Rosario está ahora en boca del mundo y sus artistas aún siguen penando por los impuestos altísimos a la hora de armar una obra, recital o cumpleaños de quince. Es buen momento para que se extingan (iba a poner "aniquilen", pero sabrán ustedes por la historia reciente, lo hecho por Luder, el Brujo y la Señora con el uso puntual de esa palabrita).

Ernesto Sábato no estuvo en el recital de cierre en el Monumento a la Bandera. Me hubiese gustado dedicarle una canción. Detrás del escenario estaba el playón junto al río en donde se alzaban los camarines para los artistas. Uno era una obra en construcción, desordenado, con agua tibia y un par de sanguchitos mustios. Pertenecía a los locales. El otro, el de los visitantes, tenía un pomposo living con ambiente africano, velas, frutas e incensarios. Hasta Sábato hubiese protestado por la injusticia, pero ya estaba lejos volando hacia sus Santos Lugares.

Mientras afinaba mi instrumento repasaba las imágenes: habían caído lágrimas en sus ojos viejos, le temblaban imperceptiblemente los dedos. Con mi arrogancia de médium de cabotaje supe lo que estaría pensando. "Jamás obtendré el Nobel, yo que he hecho ingentes esfuerzos por parecer ético; jamás podré escribir cosas nuevas; jamás conocí ni conoceré la felicidad; fui egoísta, cruel y ambicioné demasiado los premios, las alabanzas. Tuve mal carácter y tiranicé a quienes pude querer algo. Soy un esclavo de mi oscuridad, una criatura de la noche igual a los personajes que describí. Pero aún me gustan los homenajes y huelo el bronce, aunque ya es tarde para todo".

Mientras miraba la tarde con su luz terrosa sobre las islas recordé sus pinturas oscuras tan anticipatorias de las calamidades que se habrían de desatar con más furia que nunca sobre Argentina. Su angustia removedora de pintura vieja, su rabia legítima, su prosa excelente. Todos atributos que me regaló allá, cuando yo asomaba a la vida y ya descreía de lo que veía, porque lo que veía era sólo horror. Ignoro cómo se me cruzó por la cabeza el señor Blumberg y cómo lo reuní en el mismo salón mental junto a Sábato. Debe ser el dolor destilado en alambiques parecidos. Blumberg acusó al pibe Bordón de drogadicto tras ser asesinado por policías, pero luego se retractó y les pidió perdón a sus padres. Ernesto Sábato se reunió con dictadores, pero luego se redimió patrocinando la Conadep. Compensaciones de la historia que me dejan un gusto de amargor en las comisuras.

El presidente llegó tarde a saludar a la monarquía, Rosario estalló de cultura y se palpó la sensación exultante de estar en el centro de algo, finalmente. Y yo, tras los ajetreos del festejo, tuve una larga y oscura pesadilla. Atravesaba un túnel, ciego y embarrado de pena; una mano me tendía la salvación y me abducía a la luz cotidiana. Era la mano de Sábato, un tronco sarmentoso tatuado de hermosas palabras. Tenía la forma de un corazón como los que dibujan los amantes. En él estaban encerradas las palabras felicidad, justicia, humildad, humor y coraje, pero borradas por la sal del tiempo.

Letra de: Zamaba señorita de Adrián Abonizio

Zamba de los lirios, y de los laureles,
Que por no conocer maderas,
Ni las cuerdas hacen sonar,
Y ni se acuerda, que la vida sigue,
Que da lo mismo, cantar por cantar.
Zamba de los vasos, y de los oficios,
Que por no conocer un hombre,
Se refugia en el cuarto sola,
Señorita tejedora, que busca a mí,
Que yo la entiendo,..
Zamba, luz...de la oscuridad,
Ponele una pupila al viento,
Que el viento mire, nomás,
Cuando te encuentre desnuda,
No tendrá más que entrar....
La sombra en los parpados,
Preparas la mesa,
Los sonidos de la noche,
Te arrugan el delantal,
Y los perfumes de las naranjas,
Te hacen soñar con la humedad,
Y hablan por tu boca, Las enredaderas
Que libres por las paredes,
Se abren a las penumbras,
Las faldas verdes y sus vestidos,
Van lentamente, bajo la Luna.
Zamba, luz, de la oscuridad.
Ponele una pupila al viento,
Que el viento mire, nomás,
Cuando te encuentre desnuda,
No tendrá más que entrar....

Autor: Adrián Abonizio

La Sombra de mi guitarra de Adrián Abonizio

Canta corazón del día,
Que en la furia corre, su melancolía,
Y en la tierra roja el país deshoja,
su trabajo.
Infinitos laureles,
De algunas batallas, entre los andenes,
Me quedo esperando zapatos mojados,
Entre los trenes.
Me fui buscando el nombre,
De mi cuerpo antes de dormir,
Y al salir, una costa de neblina,
me esperará, cruzando el día,
Lejos de mí, hay quien muere ciego
Yo voy levantando mi guitarra, bajo un cielo negro,
Yo voy levantando mi guitarra, bajo un cielo negro.
El verde suave de breas,
Y en la bajada de la Costanera,
Recibe mi vida, la vida de otros,
Los que esperan.
Inmensa celda,
Repletas de aviones y máquinas nuevas,
Pero mi guitarra es una sola,
Bajo las Bandera.
Me fui buscando el nombre,
De mi cuerpo antes de dormir,
Y al salir, una costa de neblina,
Esperará, cruzando el día,
Lejos de mí, hay quien muere ciego
Yo voy levantando mi guitarra, bajo un cielo negro,
Yo voy levantando mi guitarra, bajo un cielo nuevo.

Autor: Adrián Abonizio

Caballos de carrera de Adrián Abonizio

CABALLOS DE CARRERA

Me imagino a la Luna sentada
Y parece que no importa nada
Me imagino a las fieras del circo
Y yo mismo en un preso de chico

Porque el mundo parece de apuestas
De caballos de carrera
Del que tiene un corazón que le hable
Y que aprenda a jugarlo en la calle.

Tengo un oficio mudo
Tengo un oficio vivo
Con una magia en cuotas
Y la fé de lo querido
El hambre te mantiene,
Solo lo necesario,
Hay quién apuesta su sangre
A la sangre del diablo

Y así pasan los días, pidiendo permiso,
Como si no quisieran darse cuenta,
Que uno mismo va, tentando a la suerte,
Como un mazo de barajas prestadas,
Hay que hacer la de uno, y si no Nada.

Fabricante de la Luna alta,
Cuando todos duermen,
voy imaginando países,
y los ato a mi suerte.
Un amor verdadero, el olor de la tormenta,
somos caballos corriendo, y alguien hace las apuestas.

Tengo un oficio mudo
Tengo un oficio vivo
Con una magia en cuotas
Y la fé de lo querido
El hambre te mantiene,
Solo lo necesario,
Hay quién apuesta su sangre
A la sangre del diablo

Y así pasan los días, pidiendo permiso,
Como si no quisieran darse cuenta,
Que uno mismo va, tentando a la suerte,
Como un mazo de barajas prestadas,
Hay que hacer la de uno, y si no Nada.

Autor: Adrián Abonizio (1984)

Letra de : Plantas Argentinas

Pan de los días, luz de mercurio,
En la noche alta, nadie descansa,
Por los halcones, hijos sin madres,
Dueños de la oscuridad,
Acá con cada pan que falte completar,
Es una vida menos, y una deuda más.
Canto en sangre, luz Argentina,
Llevo encendido tu olor de mujer,
Cada mañana, busco en tus rastros,
Y comprendo que hicieron con tú juventud,
Acá con cada sueño, que quede por soñar,
Habrá que hacer soñando, lo que estaba y no está más.
Edificios, papeles viejos,
Todos mis amigos están resucitando,
En una calle sentados a la sombra,
Una sombra de amor, les da reposo,
Acá con cada libro, que guarden en el pecho,
Hay palabras vivas, y una vuelta al cielo.
Como banderas, de otras naciones,
En las terrazas el viento empuja las camisas,
Yo sigo vivo, y es suficiente,
Cantando los versos, del sobreviviente
Acá con cada canto que uno tire al cielo,
Habrá una bienvenida y un recibimiento,
Habrá una bienvenida y una muerte menos.
Y veo a la gente buscando en la arena,
Resto de lo que quedó,
Y en un teatro abandonado,
Un actor pinta el mundo verde claro,
El Mundo es verde claro, como esas plantas,
Salvadas del incendio, en que crecieron,
Son plantas con espinas,
Son ARGENTINAS, y las quiero.

Autor: Adrián Abonizio


Democracia recién nacida y una visión un tanto inocente del mundo. Quería sacarme el dolor y escribía por eso. Quería un testimonio, me sentía en la obligación cuando aún era virgen en grabaciones y tenía pavor de no poder dedicarme a la composición de canciones.

Pintar la sangre de Adrián Abonizio

Cuando la necesidad venga a pintarme las horas,
Entonces estaré tranquilo, sentado a la sombra,
Sin mucho que decir, o con mucho presiento,
Que lo no se dice, se lo huele por dentro,
Me puedo quedar tranquilo, sin pedir limosna,
Lo que quiero decir, está esperándome en la boca.

Una pareja pasa, se prende una luz cuadrada,
Y en las panaderías, hay olor a orina quemada,
Éstos son como cuadros, se abren como abanicos,
Y yo mismo me pierdo, en mis propios laberintos,
Me puedo quedar tranquilo, metido en éste momento,
Por debajo del sueño, va la sangre en movimiento.

Y vale por lo que no fui, y lo que me dijeron,
De eso no me arrepiento, eso es cosa de ellos,
Vale por los inviernos que pasé a la intemperie,
Vale por los infiernos, y por no hablar de frente
Con alguna melodía dando vuelta en la cabeza,
La vida me empujaba, a tirarme en una pieza,
Y mirar con cariño el filo de los cuchillos,
Siempre hay gente que no quiere,
Que todavía estemos vivos.

Por más vuelta que la luna, pegue alrededor del Mundo,
Lo que no cambia en un siglo, siempre cambia en un segundo,
Todo cambia, nada cambia,
Todo cambia por arriba,
Pero el cambio de fondo, vendrá seguro algún día,
Me puedo quedar tranquilo, metido en éste momento,
Por debajo del sueño va la sangre en movimiento.

Se van pintando los días,
Tienen color las semanas,
Y uno no se da cuenta como cambia la casa,
La pintura de la sangre, es roja verde amarilla,
Son los colores primarios y es la primera medida,
Con que uno se mancha los dedos, a través de la existencia,
Y no hay lienzo que alcance, ni pincel ni la paleta,
Para pintar la sangre, solo basta con sentirla,
Cuando bulle en la mañana,
Y cuando duerme, también pinta.....laralaaaa....
Autor: Adrián Abonizio

Anecdotario: Nº 2 - Años pesados

No siempre íbamos presos pero de vez en cuando pasábamos una tardecita.La que más recuerdo es una de septiembre-pelo largo, pantalón de bambula, colita en el pelo y una carterita que contenía mis documentos, unas letras de temas y un grabador con temas registrados en ensayos-Me cerraron el paso en una esquina de Echesortu como si fuese el mismísimo Camilo Cienfuegos.-Hijo de puta, me repetía un morocho alto.-Hablá, decime una sola cosa y sos boleta, hijo de puta.Empeñado como estaba en dedicarle esas frases a mi mamá, no advirtió que otro, un policía viejo, lo retiraba de su apremio verbal hacia mi persona y ordenaba que me metieran en el Falcon por averiguación de intereses.Luego en la comisaría, revisado y dado vuelta como una media y tras ser interrogado a cerca de mi trabajo, profesión, dedicación, ideario político, inclinaciòn sexual y religiosa y comprendido que era inocente de la hoguera me dejaron salir.-El grabador, reclamé al morocho que había ofendido a mi santa madre.-Devuélvamelo.Le dije imperioso.El policía viejo se lo quitó no sin antes por curiosidad depositarlo en un escritorio y apretar el botón anaranjado para comprobar que habia.Tras escuchar algo de la maraña de sonidos que pomposamente denominábamos temas, sencillamente le susurró al morocho agresivo.-Viste, pelotudo que no valía la pena quedártelo!
Y me dejaron ir.

Letra de : Cantándole a los vivos

CANTANDOLE A LOS VIVOS

Que difícil es mirar arriba
Cuando la luz se escapa,
Y la costumbre de esos días,
Pedir permiso para entrar en nuestra casa

Qué difícil es vivir sereno
Cuando el castigo es agrio con los buenos
Y no hace falta ni nombrarlos,
A los que ayudan a cerrarte el corazón con barro

Cae desde el cielo, una lluvia de venenos,
Siempre fue así, y así lo será,
Quiero seguir en una tierra donde el cielo
Se mantenga por estar,
Cantándole a los vivos...

Una guitarra al mediodía,
Los chicos que juegan arriba,
Que difícil es tener oficios,
Éste oficio flaco como el pan de la alegría

Llegaron barcos con negros,
A ésta tierra de cazadores,
Yo en mi rutina no me lamento,
De perseguir todavía años con flores,

Cae desde el cielo, una lluvia de venenos,
Siempre fue así, y así lo será,
Quiero seguir en una tierra donde el cielo
Se mantenga por estar,
Cantándole a los vivos...


Autor: Adrián Abonizio (1984)

Escribí ésta canción en la misma època que Plantas. Un casado joven , primera convivencia femenina, enamoramiento y el recuerdo de largas siestas sin dormir trabajando en otra cosa, mirando el mundo desde un oficio ajeno , odioso.

Letra de : Corazón del Milagro

CORAZÓN DEL MILAGRO

Abre corazón del milagro, ésta tarde,
Quiero tener un lugar donde mirarme,
Y las horas no pasen largas,
Como el cielo en la niñez
Como el cielo en la niñez.

Una cuchilla trae las tormentas,
Están lloviendo las catedrales,
Todo huele a menta en las calles,
Como el cielo en la niñez.

Hay una película vieja que habla de vos,
Todavía no conocías la desnudez,
En la pieza está tronando mi sangre,
Éste debe ser mi oficio, he de creerte, he de creer

Abre corazón de milagro, ésta tarde,
Quiero tener un lugar donde mirarme,
Y las horas no pasen largas,
Como el cielo en la niñez
Como el cielo en la niñez.

Entre los pliegues de tu vestido,
Debe de haber un invierno justo,
Fantasmas de lo perdido, cielo y sombra,
Para éste hombre.

Hay una película vieja que habla de vos,
Todavía no conocías la desnudez,
En la pieza está tronando mi sangre,
Éste debe ser mi oficio, he de creerte, he de creer

Autor: Adrián Abonizio

Letra de : Mi dulce Señorita de Adrián Abonizio

Mi dulce Señorita (1988 )

Señorita,
no toda la verdad viene escrita
Señorita, el mundo elige sus victimas
pobrecita,
junto al mástil en mañanitas,
parecías una congelada estampita
En los mapas
calcados con papel y tinta china
flaca estaba la sombra de tus pantorrillas
Fuimos parte,
de tu soledad, tus buenos días
pero no te dabas cuenta que nos envenenaron la comida
En los actos
a veces tu voz los presidía
Y yo actuaba como el cantor de la partida
viejo cine
entrada por la calle Alsina
perdí la inocencia, escapando de la justicia divina.
Señorita
el mundo elige sus víctimas,
Si acá me ve usted, con el revólver ganándome la vida

Autor: Adrián Abonizio

Letra de : Beso tu dolor de Adrián Abonizio

BESO TU DOLOR (1989)

Cuando el viento hace sus valijas
Y los ves pasar
Los ojos de tu compañera
Dicen que te vas
Te baten te vas
Buscando excusas
¿Quién pagará la luz?
Recorriendo esquinas
Tomando en algún club
No llores más
Que no vale la pena
No llores más
Nunca vale la pena
Cada vez que pido pan
Piedra libre de tu voz
Para que pintar un cuadro
Si soñarlo es mejor.


Autor: Adrián Abonizio

Letra de: Haciendo falta de Adrián Abonizio

HACIENDO FALTA (1985)

Sé que con canciones sólo invento sueños
Apenas un puente para hablar mejor,
Pero voy haciendo falta donde creo
Y siempre me parece estar en la mitad.

Me salvé de estar en frentes de batallas,
De estar encerrado por pintar mi corazón,
No hay justicia ya lo sé para nosotros,
Depende como la suerte talle la ocasión,
Talle la ocasión.

Si embargo la gente sigue estando,
Cargando hijos y trabajo,
Como si se abriera algo,
Una luz de primavera,
El sol de cada mañana,
Me parece que no pega

Yo sigo estando sordo por explosiones,
La presión de mi sangre me hace ver aviones,
Miro aquellos 20 años,
El país me acompañaba
Hoy lo único que está cerca
Es la canción que me falta
Para hacerla linda y que se me salve
Y que me ayude a comprender
Que la industria de la luna
Con su línea imaginaria
Eran palabras ajenas
Metidas en mi propia casa.

Sé que con canciones no construyo nada
Apenas un puente para hablar mejor
Pero voy haciendo falta donde creo
Y siempre me parece estar en la midad

Me salvé de estar en frentes de batallas
De estar encerrado por pintar mi corazón
No hay justicia ya lo sé para nosotros
Depende como la suerte talle la ocasión,
Talle la ocasión.

Autor: Adrián Abonizio

Letra de : La Marca de Septiembre de Adrián Abonizio

LA MARCA DE SEPTIEMBRE

Septiembre mes de vino
Por el agua viaja un estandarte
Banderas de guerra
Pide guerra a la sangre
Corazón submarino
Vendrá por mí
Por el vino que no te ofrecí.

Septiembre se extiende
Países dormidos
Yo viaje parado
Al sol agradecido
No cambia la marca
De lo comprendido
Yo llevo tus cartas
Septiembre mes de vino
Me vino a salvar
Me vino a salvar
Me vino a salvar.

Autor: Adrián Abonizio

Letra de: Los Años Felices de Adrián Abonizio

Los años felices (1988)

Cuando decís que el corazón
Es un cazador solitario
Y que se muere de sed
Si no lo regamos
Es la tuya, la nuestra, la mía.

Donde manda capitán,
Como un mal necesario,
Es costumbre elegir,
De lo peor lo menos malo
Es la tuya, la mía, la nuestra.

Hay una niña, un rufián,
Un Falso Caballero,
Un Cantante Genial,
Y un Soberbio Usurero,
No es la nuestra, es de ellos, nunca es nuestra

Y Dios para completar,
Te manda los voltajes,
Y para cuenta de tu mal,
La luz hay que pagarle
No es la nuestra, es de ellos, siempre es de otros.

Autor: Adrián Abonizio

Letra de: Miedo del Miedo por Adrián Abonizio

MIEDO DEL MIEDO (1983)

Tiene el gesto sereno de los inválidos
Pero una tormenta le cruza entre las piernas
Tiene miedo del miedo y de las culpas ajenas

El llora por lo que no lloraron
Pero no mata porque es pecado
Una tormenta le cruza entre las piernas
Y está lejos de lo humano
De lo humano.

Tiene un miedo secreto de los secretos
Y los que hablan del tiempo nuestro
El habla por los que se cayeron
Y dejaron como clavos, en canciones
Otro secreto.

Escucha en esa calle como nombras cosas
Pero nadie nombra noche de rondas
Volvió a pesar suyo tiene todo en contra
Lo encontraran abrazado
Pecho a pecho, de una sombra.

Si se equivoca el mismo se dice
El barco quieto en aguas se rinde
La vida pasa como una ceguera
Y se alumbra o no alumbra
Es cosa nuestra.

Si el mar queda lejos a él le da lo mismo
Son tantos los puentes, tanta la noche
Corre la persiana, buscando en el aire
En la gente que no se rinde,
Buscando una lluvia que lo alivie.

Los que ganan premios y tienen amores
Los que se dicen son los mejores
Las que con el pelo tiñen las sonrisas,
Compañero, éste viaje son quien los mira
Y como él tienen miedo.

Letra de : Santo y Ladrón

SANTO Y LADRÓN (1985)

A Moreira

Alguien en silencio recoge sus nombres
mastica su rabia en la amargura del anonimato
sólo su color de piel, sus facciones de su rostro,
flores velas y ofrendas en la creencia del santificado

“Un gaucho como yo no se rinde a la policía
si tengo que morir que sea con el fierro encima
todos contra uno
así mata cualquiera
me voy para los bañados
para preparar la guerra”

Sólo un crucifijo, medalla , escapulario,
50 centavos y un cartel con orden de captura.
Un recuerdo y un poema que está en todas las ranchadas
Si la ley me ha sido injusta morir por todos no me cuesta nada.

Autor: Adrián Abonizio

Letra de : Palestinos de Adrián Abonizio

PALESTINOS ( 1988)

La luna me pone nervioso
El cielo un escándalo azul
Y hay una canción de amor en el aire

Escucho la radio temblando
La sangre me corre en el dial
En Beirut nadie mata por matar, por matar

El pecado no es hablar, es caer,
El pecado no es hablar, es caer
Estrella azul sobre el fondo blanco
Palestina que hora es
Palestina que hora es

Autor: Adrián Abonizio

Campeonatos de barrio por Adrìan Abonizio

Siempre había campeonatos en mi barrio. Por qué ocurrían, no se lo preguntaba uno, pequeño eslabón en la cadena. Sencillamente sucedían y hacia allí íbamos, atraídos por ese imán de jugar a reglamento como una postal anticipada de los partidos reales. En miniatura se reproducía lo que acontecía, allá en la altura, donde héroes y villanos batallaban todos los domingos y que la radio reproducía con denuedo. He aquí un listado:
* Campeonatos religiosos. Eran organizados por parroquia con canchita propia y muy cuidada. Anteponían la civilización a la barbarie, con premios santificados, vigilados desde la altura. Un ángel de pantalones cortos, espada contra los dragones y limpieza de pecados a través del sudor. Estaban prohibidas las malas artes, las puteadas y los apellidos judíos. Todo olía a sacro y los organizadores eran, por lo general, laicos entusiastas chupacirios gozosos en observar que, mediante el deporte, se llegaba a Dios. Intervenían colegios de nombres exóticos y casi siempre ganaban los más fervorosamente cristianos. Al final, se repartían premios, se comulgaba y se ofrecía chocolate y medallita para la indiada catequizada.
* Campeonatos malevos. En una cancha rasa, con peladuras y cascotes en las áreas. Los equipos no respetaban edades y se podía observar a pibes con barba junto a párvulos. El asunto era ganar, las patadas estaban permitidas y eran consentidas por los mayores. El árbitro, era por lo general, algún mamado que apenas caminaba y que donaba penales al local. Terminaban en batahola con intervención de adultos y el premio jamás se pudo observar, porque nunca existió y el juego de camisetas puesto de señuelo consistía en dos o tres dadas a los caciques. Tardíamente, llegaba la policía para suspender la lidia, cuando todo había pasado y la pelota estaba desaparecida.
* Ínter colegios. Sin bravura, pasión ni arte. Se armaban con lo que había, no se entrenaba y eran una buena excusa para lucirse ante alguna damita del colegio. A veces se castigaba con media falta la inasistencia si no se completaban los siete. Uno se maceraba las piernas jugando pero nadie atendía el juego: Las maestras miraban todo de lejos, el profe de Educación Física intentaba darle filo a alguna profesora y todo culminaba con algún hurra. Si se perdía, el lunes, los que habían quedado marginados por troncos tenían su venganza en la burla comadrona durante el recreo. Los que estábamos para más, veíamos a esos campeonatitos como un entrenamiento. Además, los partidos eran sobre piso embaldosado roto y las rodillas sufrían como en una guerra. Nadie ganaba y tampoco importaba. Olvidables.
* Campeonatos "Desafíos". Eran los anticipos de los partidos "chivos". Había cuatro bravos y los demás acompañaban. Se sabía de antemano la semifinal entre el cuarteto y para eso se preparaban desde ventas de choripanes hasta apuestas. Los grandes, haciendo gala de la estupidez y la codicia y algún velado fracaso sentimental, hablaban con los pibes, los arengaban como una final y terminaban patéticos, sudados: los boys solo trataban de jugar bien, divertirse. Ajenos a la timba. Corría una leyenda; siempre en esos partidos se rumoreaba que vendría alguien, de algún club grande. Cualquier intruso de sobretodo pasaba a ser el espía próspero. Se ponía garra, tesón y de ser posible, arte. Los viejos, aspiraban a algún pase suculento, salvarse de sus vidas tristes con batacazo infantil. Nunca ocurrió nada.
* Campeonatos familiares. Eran entre vecinos sin afrentas ni odios antiguos. Se hacía para confraternizar, coronando un onomástico, un homenaje y se proponía el fair play, la comida rica y el buen romance entre el día de sol peronista y las manadas reunidas: no importaba el ganador y la idea pretendía descender como un hálito hacia las camisetas jóvenes. Lo sentíamos como un insulto y solo los contagiados de este imbecilidad sin competencia, se desconcentraban y perdían. El guerrero se llevaba el premio, mordiendo aún cuando le pidieran condescendencia. Por lo general en estos encuentros, aprovechaban para hacer jugar a los relegados; un hijo del presidente del club o del bazar mayorista que había expuesto unas ollas de premio o el pibe de la tienda que daba crédito a todo el barrio.Reunión sin estirpe de lucha, solo aire familiar .Volvía uno vacío de esos sitios, por más que se trajese un trofeo envuelto en papel strassa. Se lo ocultaba detrás de los otros, los que aún destilaban a sangre fresca.
Recuerdo que los partidos importantes se charlaban, se estudiaba al rival y hasta llegué a ver una pizarra de colegio en manos de un improvisado Dt. Era como en las películas de circo romano, pibes en pugna y la noche anterior, si la confrontación lo ameritaba, ya se sentían las temidas pirañas en la panza. El insomnio, la ausencia de masturbación y el despertar de un salto dos horas antes, para hacer el bolso, esperando con impaciencia que toquen el timbre era el bagaje obligado, pues, dado que uno era un jugador de fuste, te pasaban a buscar, privilegiándote.
Hoy, en algunos domingos, mientras me preparo para salir a correr en soledad, intentando curar al sol mis dolencias, me digo que daría lo que me queda en salud, por un timbrazo corto y mi salida a la calle, donde ya me habría de estar esperando, un Ford cascarudo negro o una Estanciera con cuatro o cinco pibes dispuestos a pelear y un chofer bien dispuesto, orgulloso en su tarea de chofer de gladiadores.

Letra de : Cambios de Adrián Abonizio


No hay un cambio si fueron disueltos
y dejaron los estados desiertos
la tecnología europea
se rompe en la cordillera.
y conejitos de indias somos
por suerte no hay otra vida
como nos promete el cura.
No hay un mango en las arcas del cielo
se robaron los diez mandamientos
un video clip neoyorquino
vale menos que un vaso
ser de esta tierra es pecado
y ser fieles al pasado,nos convierte en esclavos.
Cuanto duras, cuanto deseas
el deseo de desear
el deseo de cambiar,esta tierra colombina
te embriaga pero te quita
un poco de alegría
por que todavía te duelen las heridas.
Disculpame no quiero cantarte mas
los soldados se pintan como tu mamá
y hay un señor elegido que a todos pide permiso
Menos a vos que viste la vida
por una consigna y hoy no vale cinco guitas
marihuana entre rejas hoy corres la coneja
como el ciego del subte que canta villancicos
aunque no sea navidad.
Cuanto duras, cuanto…


Autor: Adrián Abonizio

Letra de: Postales del Alma mía

Nací de noche casi maullando
como los gatos del arrabal.
La luna en fuego y las tres Marías
que me cantaban " no llores mas”.
El sueño grande, la casa chica
bramaba cerca el ferrocarril.
Grillos y sapos, lechuzas tuertas
fueron la orquesta que dirigí.
Cayeron lluvias de agua y de balas
salvé la vida porque hubo un dios.
Silbé las letras y a mi guitarra
el encordado se le enlutó.
Hoy canto algunas cantando aquellas
Canto por nadie, canto por vos.
Postales mías del alma viva
fotografiando lo que yo soy.
Una canción de cuna a transistores
folclore, tango y el locutor.
Mitad " Spiker" y mitad fantasma
una postal del alma era su voz.
Pero un sonido alucinatorio
mi dormitorio electrificó.
Y el barrio entero bailó esa noche
la chacarera de otra nación.
Y en esa esquina de nombre antiguo
mi luna silba en el callejón.
Las tres Marías ya se casaron
y oyen por radio la evocación.
Tienen maridos con vías lácteas
y una familia tan estelar.
Polvo de estrellas que hoy me titila
sobre el costado de esta postal.
Mezclamos vino en un mismo vaso
mi hijo hoy canta como un violín.
Nana de cuna sin transistores
es la mejor canción que escribí.
Autor: Adrián Abonizio

Letra de: La villa de los Milagros de Adrián Abonizio

Soy campeón de las cosas olvidadas
tengo una virgen prestada
y la foto del matador
Un cowboy como un lobo solitario
dominando el escenario
con la foto de new york
Soy el rey de los elegidos
de la virgen soy marido
por el voto popular
Es mi novia la mas linda de la villa
la robe de una capilla
en la fiesta de guardar
Porque dicen
que sabe hacer milagros
viene Laura que trabaja de copera
se santigua mientras ruega
por mas clientes y mas coñac
Viene Juarez correntino de los mares
perdió un brazo en el "Antares"
y ya no sale a pescar
Y Lucía la mas mia, la lejana nada dice,
solo lava mis pies con resignación
Todo el barrio
incluso Aldo el policía
piden cosas a María
la mas virgen del amor
Porque dicen que sabe hacer milagros
Madre santa virgen de la cicatrices
reina de los infelices
secos de tanto llorar
Concedeles aunque sea un vuelto chico
un humilde milagrito para que puedan zafar
Mi casilla convertida en una iglesia
cobra milagro en especias y no obliga a confesar
Puse un toco de monedita en el banco
por cuidar de este santuario
ya no salgo ni a apretar
Y eso es el mejor de lo milagros
Soy campeón de las cosas olvidadas
tengo una virgen prestada
por el voto popular
Te prometo esposa absurda, novia mía
casarme ante Dios un día
devolviendote a tu altar
Concedeles aunque sea un vuelto chico
un humilde milagrito para que puedan zafar
Es mi novia la mas linda de la villa
te robé de una capilla
en la fiesta de guardar
Es mi novia la mas linda de la villa
te devuelvo a la capilla
si algún milagro nos das
Porque dicen que sabe hacer milagros
Porque dicenque hace los milagros
Porque todos precisamos un milagro

Letra de: Mirta de Regreso por Adrián Abonizio

De regreso, Mirta
ya sabes tres años a la sombra
no quiero saber si me fuiste fiel
yo se que una mujer valiente se inclina igual,
para el lado de la sed
Servime algo, Mirta
parece mentira el verte como antes
pero para el que vuelve del infierno
ya no hay mas fantasias,
solo quiere un tiempo blando
pero esto mirta nunca lo sabras
No es nesesario que estes alegre
ni que prendas la luz
entre despacio sin que me vea nadie
la noche se abre como un abrigo, Mirta
y es un sabado mas, como dice el tango
Mirta contame como andas
Hace de cuenta que estuve navegando
es casi lo mismo, solo cambia el paisaje
abajo el mar, que nunca se vea
arriba el cielo, el cielo raso
y tu foto en la pared
La moda a cambiado un poco, Mirta
ya no hay ni un pelo largo
todos parecen soldados
me siento parado en un cementerio
me recibio el frio y un nuevo gobierno
Mirta no recuerdo ni tu cuerpo
Y ahora me voy, Mirta
para vos soy un extraño conocido
si no estoy llorando,
no ves como me la aguanto
debajo de la cama asoman sus zapatos
Mirta gracias por todo
Salgo a la verja, parece que ha llovido,
en la estacion retumba el 'Extrella del Norte''
veni a verme cuando salgas' me dijo el Turco,
comes todos los dias y no hay problemas de laburo
Solo algunas noches,
solo algunas noches,
salis a trabajar.

Reflexiones: Plaza del Santísimo Rosario por Adrián Abonizio

Jueves, 03 de febrero de 2005
Camino junto a los bordes de esta plaza con mi hijo, quien no logra dormirse en la sobre siesta veraniega atenuada por un airecito de sudestada reconfortante. Aparento guiarlo, pero es él quien me lleva a mi, ya que su voluntad es férrea y sus mandatos irrenunciables. Los parientes viven magnificado sus talentos de tirano. ¡Con que poco tiene al pueblo cautivo!: solo reír, dormir, balbucear cosas incomprensibles le ha bastado para esclavizarme en la casa y convertirme en su ama de llaves, cochero, cocinero de palacio y madre de leche.

Lo conduzco con la delicadeza que se le debe prodigar a una Majestad, pero él ni me mira, abstraído como está en el cielo rectangular delineado de hojas que enmarca el panorama de su auriga de plata. Al llegar, unas chicas pasan dejando una estela de hormonas, perfume y bullicio: son preciosas, lo saben y yo las he descubierto sin voltearme para verlas. Saco la cuenta y me sonrojo: las tres suman mi edad.

En un rincón con penumbras de ligustro, un jovencito medita como un Cristo en extramuros: de él, de muchos como él yo admiro el tezón para seguir viviendo en un país que no los quiere. Admiro sus inocencias vestidas de rock y cerveza. Tiene a sus pies una botella vacía y quien pasase y lo contemplase admonitorio vería solamente a un pibe borrachín. Yo miro en él a millares de argentinitos fabulosos. Que trabajan de lo que pueden, que han sido echados de los colegios y a fuerza de golpes han aprendido a pensar solos, espiando entre los ligustros el rayo de sol que parece esconderse siempre en otra parte.

No somos mejor que él, me digo. Mi generación ha sido hambreada en las trincheras, aterrorizada por razzias, desaparecida en salamancas, pero también ha traicionado, especulado, digeridos fondos públicos y decapitado ideales que cuando mozos decían defender. Estos pibes no tienen nada que defender ya que nada les pertenece que valga la pena. Algunos sacan de una cajita de madera cohetes baratos para hacer ruido y algunos porros. Una mujer muy delgada pasa trotando y su perrito, una réplica, le copia el paso.

Mi hijo no se queja: el trato preferencial más la velocidad de crucero parecen agradarle. Sigue perplejo, emborrachado con luz y sombras verdes, negras, doradas, que fabrican las hojas de los plátanos. Allí hay un árbol que desentona; es un nogal gigante bajo el cual un grupito de gente está formada en arco. Me acerco y descubro que son fieles orando y que junto a ellos una virgencita del Rosario refulge presa en su jaulita de vidrio. No la ven, no ven nada más que lo que evocan sus abluciones: "...llena eres de gracia y bendito es el fruto de tu vientre Jesús".

Ahora han aparecido Las Amazonas del Espacio. Son tres hermanas en edad madura, abundantes de vida y humor negro, quienes han resuelto verse todos dos los días durante décadas. Mi admiración es por su fraternal obstinación y su leyenda. Integraron un club secreto de ocultismo denominado El Club de las Niñas Pasco y ahora, jubiladas de la magia, transfieren sus poderes a los nietos. Las han visto disfrazadas de clowns en hospitales, tomando mates con los travestís atardecidos, financiando rifas para empresas perdidas. Se admiran de la belleza real de mi Príncipe al que le auguran, luego de sondear en sus ojos grises, salud y amores varios. Alguna vez, alguien las reconocerá en la adustez de una placa de bronce que diga: "Por aquí pasó la Alegría".

Nunca será tarde, me digo, aunque siempre parece estar a punto de serlo. El príncipe de orejas de Buda me sonríe por vez primera en la tarde y se deshacen de golpe todos los pesares. Estoy sin trabajo, su madre alimenta a ambos. Ya es casi noche. Los patos en la hondura del cielo pasan en formación; mi hijo les susurra gouuuuuuuuuigiiiiiiii, que debe significar algo así como "Yo también voy a volar un día como ustedes. Mi papá antes volaba pero de a ratos parece olvidarse. No me hace faltar nada pero tiene los ojos tristes".

Ahora, ya anochecidos del todo, los fieles suman once: podrían armar el cuadro para un amistoso nocturno en cancha grande si así lo quisieran. Se van, ignorando que dejan a la virgencita tan sola como nunca a merced del Diablo del Saladillo quien, como sabemos, se aparece ni bien se pone oscuro aquí, en esta plaza al sur de la ciudad del Santísimo Rosario.

Letra de : Cuento de gallegos de Adrián Abonizio

Viniste en un galeón con un mar de fondo
tu mujer parió un sueño redondo
aunque el almacén es una cosa dura
fin de una aventura y el principio del ayer.
Llegaste al bordo con un solo traje
libros de oleaje y la guerra civil
no estaban tan bien vistos los que habían ganado
su nombre era franco, pero el hambre es si o si.
Ella tuvo hogar y cocina de leña
no pudo hacer un hijo en sangre morena
cortando batatas puso a dios en la balanza
y una noche de bruma, con un criollo se fue.
No hay nada más patético que un gallego triste
no entran en la bolsa el luto y el chiste
parecías un reo por la España ajusticiado
corazón nacional, en frente republicano.
Y desafiando el dicho y el rumor de los vecinos
el la perdono y a traves de un primo
ella se entero regreso en silencio
y por no golpearla, subiste los precios.
Ella se puso gruesa como una manzana
tras el mostrador ni se le notaba
tuvieron una hija "milagros de la fe"
deseada por dos, concebida entre tres.
Una historia chica contada en los mesones
me la dijo un tipo que vive allá por flores
el la había querido con las manos llenas
y era suya la hija, a la que llamaban "la gallega".
Unas frases obvias plagiadas de algún tango
la verdadera novia y algunos golpes bajos
que puedo hacer decía para olvidarme
fui solo un padrillo de sueños de madre.
Bajaba la botella, se hacia luna llena
el tipo estaba en medio de su radionovela
lo deje a las cuatro sin saber el resto
y escribí esta historia para comprender.
Que el amor es cuento
que el amor es puro cuento
que el amor es solo cuento

Historia de Mate Cosido de Adrián Abonizio

Sentado entre maderas
y las flores caen.
La llama del tabaco
y la cruz de los barcos.
Allá lejos,
cuando salen
de la iglesia los compadres,
se sientan a jugar al sol.
Una fiesta cuesta arriba
hubo anoche y en la esquina
amaneció lloviendo.
Sentado entre maderas
y las flores caen,
la llama del tabaco
y la cruz de los barcos.
Si las luces de este pueblo,
te preguntan cómo he muerto,
deciles: que no sabés,
que no sabés.
Mi revólver, mi campera,
mi hacha, mi trampera,
mis viejos perros,
mi prontuario.
Tenés que estar prevenido,
un día la lancha va a llegar,
la esperaré tan tranquilo,
me cambiaré de camisa y de puñal.
Para que un oficial escriba
en el parte de salida,
una O.
Se ganará un ascenso
como padre de familia.
Para que un oficial escriba
en el parte de salida,
una O.
Lo contará en la guardia,
que no tembló.
Para que el río se detenga
a la hora señalada, llegará.
Como una puñalada,
como una mano más.

Letra de : Alfabeto para locos de Adrián Abonizio


Un millón de casas mudas y un farol
que apaga el az del sol
y el rencor de aquella luna
que se va por el espejo del retrovisor
y no saber si uno ha de volver
a ese lugar que amó y fue la voz
de un acertijo entre los ciegos
de este alfabeto para locos.
Yo no sé que preparó en su arcón
la musa esquiva y gris del cantor
que en la mitad de la oración
vio el escenario de humo y de rubor
lleno de viento el corredor,
pues entendió qué es tocar.


Tocar sabiendo que no alcanza
cuando te comen hasta el alma
ser corazones de los otros
es un oficio peligroso
otro acertijo para ciegos
un alfabeto para locos de verdad.


Sé que tengo que dormir
en las copas del licor
teclas que transpiran,transpiradas de otras vidas
sin saber lo que doy
tan cansado de soñar
los sueños por la mitad
me escapé, marqué tres y así como me ven
sin vanidad sembré.


Un millón de casas mudas,
compartirla mesa de un hotel
y el humor por estar vivos
pues tocar es un oficio que puede curar
mas no saber si uno ha de volvera
ese lugar que amó y fue la voz
tocar sabiendo que no alcanza
cuando te comen hasta el alma
ser corazones de los otros
es un oficio peligroso
otro acertijo para ciegos
un alfabeto para locos de verdad
tropecé en tu corazón
cuando al piano puse un sol
y te vi lagrimear como un maral cantar junto a mí
desvelado por cantar
el sueño de los demás
me escapé, marqué tres y así como me ven sin vanidad.

Tan cansado de soñar los sueños por la mitad
me escapé, marqué tres y así como me ven sin vanidad sembré.

Letra de : En Tierra firme de Adrián Abonizio

Te escribo sobre los muebles rayados por los años
y espero estés conmigo para que yo pueda contar con vos.
Y si canto este cuento voy contando el momento
entre estos cuadros viejos lo que va pasándome.
No vengo de otra costa de exiliados ni homenajes
ni alabanzas ni falsa idolatría ni coronas de espigas ni de estrellas
Una ruta insegura pero de la estatura
de un amor de la bruma que se fue con el sol.
Vengo a decirte que la libertad no existe
que nacimos para títeres
que los sueños son de oro
aunque en tierra firme la tierra sea de otros
que la verdad no viene en racimos
y se oxida en boca del asesino
la señora justicia anda enferma
por las noches alguien le arranca las venas
espero que me comprendas
espero que te comprendan.
Después de todo no soy quien para darte estos consejos
cada cual aprende de sus tropiezos
el hijo que no tengo vendrá un día
a terminar lo que yo no podría
hay que plantar un árbol en cualquier parte
demasiadas cosas para desanimarse
te lo digo con el corazón como una ofrenda
vale mas perder el tiempo que las fuerza
Espero que lo comprendas
espero que te comprendan

Letra de : Canción esdrújula de Adrián Abonizio

Pibes escuálidos
rubias histéricas
perros nostálgicos
y focas antárticas
lunas fatídicas
gordos palúdicos
sexo inalámbrico
y goles estrábicos
en horas buenas
los buenos parásitos
en horas malas
los malos arácnidos
venenos fálicos
que entran en pánico
viendo al tráfico
del beto mársico
alma escolástica
y ángel potásico
leyes impúdicas
jefes afásicos
viudas hipnóticas,
falsos agnósticos
tortura fóbica
error de diagnóstico ay!
Magos misóginos
falsos metódicos
madres voltaicas
y bodas católicas
sangre antirrábica
y bombas satánicas
almuerzo escuércico
y muertes fantásticas
aves marías criadas a plástico
tangueros cómicos
y besos cáusticos
concursos mágicos
balazos prácticos
novias sarcásticas
hechas a máquina
pugliese único limpio y onírico
brillos de túnicas lifting lunáticos
crazys macáyicos,gatillo islámico
ratas asiáticas comidas rápidas ay!.
Tengo una ciática de tanto ácido
un sueldo único y un hijo póstumo
ningún monómico
me otorga un préstamo
preso del próximo
programa hipócrita
frics terroríficos
venden pacífico
culos estrábicos y patria monárquica
un abuelito del paleolítico
con un acrílicomata a un político
y mis pronósticos
sin mis mayúsculas
un sueño náutico el alma reumática
rubias histéricas ,fé de fanáticos
rayos catódicos
canción esdrújula ay!



Fiesta de pobres por Adrián Abonizio

Jueves, 30 de diciembre de 2004
Fiesta de pobres

Ignoro cómo serán las fiestas actuales en un lugar donde abundan el hambre y la desazón. Imagino el calor y el olor, el espacio hostigado, la alegría exorbitante y rabiosa del que no tiene nada y nada espera, la conmoción de ver un cielo lleno de fuegos artificiales ajenos disparados por quienes se dan el lujo de gastar en eso.

Mis fiestas de pobre fueron hace tiempo e ignorábamos que lo éramos. Solo sabíamos que no andábamos por pisos de tierra y el destino podía ser mejor. No éramos "negros", ninguno cirujeaba y había honrados padres de familia con un crédito en el lomo, casa propia y un lujo extra como el tomarse vacaciones en Soldini, qué tanto. Supe que éramos pobres más tarde, en comparación y en retrospectiva. Hablo de mi familia y la de tantos que espiábamos tras los tapiales. Aquí va una reseña para identificarme: flotaba en el aire una expectación inusual, una urgencia por algo que no sabíamos pero tenía que suceder antes o después de las fiestas, como un fin del mundo en miniatura. La heladera lucía repleta de manjares nunca vistos y pesaba la pena de muerte sobre el que desarmara un plato. Nuestros padres discutían de economía airadamente como si se avecinara una guerra. Se extraía el arbolito del ropero y el pesebre, ambos cada vez más raídos. La carta a Papá Noel o Reyes era desviada en el camino o adulterada por espías: en lugar de un fuerte o un robot a pilas, llegaban una docena de soldaditos o un humillante calzoncillo. Santa Claus era un gordo farsante y el trío más mentado siempre estaba endeudado. El Niño Dios constituía un bonus track, hasta que entendimos que el premio venía unificado. Las gaseosas se racionaban con logística militar y constituían un tesoro. Al champán se lo mencionaba con un respeto hasta supersticioso y para consolarse exaltaban las virtudes de la sidra, más sana y más nuestra. Las mesas eran tablones, los cubiertos rejuntados, los vasos desiguales y no había detalles de ikebana navideña: nos lo hubiésemos comido. Las mujeres sudadas como mulas de arreo revolvían el fuego o fregaban en la pileta, mientras que los hombres venían de cazar en la selva y entraban con animales muertos sobre sus espaldas, hielos gigantescos y una transpiración con vapor de yetis. En el camino alguno de nosotros "cobraba" por el malhumor y flotaba en el aire más que un clima de celebración y concordia, uno de tribal matanza, un halo de asesinatos. Los enjuages se exponían en sordina o explotaban en burlas siempre al borde del crimen. Los buenos vecinos, juiciosos y callados, sufrían las provocaciones de algún pariente que les vociferaba su condición de patio a patio. Alguna novia de un primo mayor era acosada por algún tío bebido y no se pasaba a mayores por distracción más que por respeto.

Dos o tres hombres llegaban sobre el filo de la medianoche o bien se iban con ella: eran policías que tomarían la guardia y mandarían saludos a algún pariente infortunado que estaba entre rejas. A veces, contrariando el reglamento, disparaban al aire, feroces, contentos. Con la certeza prosaica de un tango, regresaba a la familia alguna mujer descarriada con el perdón en las manos y acompañada siempre por algún morocho adusto con cara de cafiolo. Repartía besos, nosotros le espiábamos el escote, nos llenaba las mejillas con un rouge pecaminoso y en la siesta del otro día la habríamos de evocar en grupo en la terraza mientras oíamos de fondo el parte médico de un pariente que había sido internado, sin gracias ni gloria alguna, por la comilona nocturna.

Algún pariente de sexualidad distinta sufría las mofas baratas de la mayoría, mientras que una tía vieja lo protegía; otra tía no bebía alcohol porque estaba medicada ya que sufría "de los nervios" y una tercera había enviudado recientemente por lo que vestía de negro y sonreía detrás de una máscara kabuki. Le daban el pésame y el saludo de Año Nuevo todo junto. Salíamos a ver el auto flamante de un pariente próspero, de quienes todos desconfiaban por el modo de obtenerlo: era el que "andaba en la política". Y cascoteábamos perros y abollábamos portones y sangrábamos y nos enloquecíamos y estábamos felices de esa hermandad salvaje donde todo se exponía en una noche como si fuese la última en el mundo. Se nos mezclaban los significados. ¿Qué hacía un Papá Noel congelado llegando a estas barriadas de calor africano y mosquitos? ¿El era también el Niño Dios o lo traía en una bolsa? ¿Qué papel jugaba Cristo en todo esto?

Como fuera, todo servía para embucharnos toneladas de carne y turrones de mármol, beber alcohol por vez primera en el centro de un galpón con un único ventilador que giraba esquelético derramando en el aire olores a colonia, pólvora quemada, música de cumbias, estampidos de corchos y una melancolía indefinible de estar festejando algo incierto en el lugar equivocado. Luego, con la luz de un sol de lava, todo se amainaba y se barrían a baldazos los cohetes extintos como cadáveres. Estas fueron mis fiestas pobres y, pese a todo, no las cambiaría por ninguna.

No hay Dios por Adrián Abonizio




Jueves, 16 de diciembre de 2004
En mi barrio había abrumadora mayoría católica. A los judíos los llamaban "el pueblo hebreo", que era una forma elegante de no nombrarlos. Un eufemismo piadoso que usaban los que se consideraban mejores. A los fallecidos les llamaban "disidentes" con tono neutro. Admiraban, eso sí, los jardines floridos, la pulcritud de sus lápidas y el heroísmo propagado por la radio en algún aniversario de guerra. Los judíos que yo conocía eran relojeros, fotógrafos y tenderos. Especialmente estos últimos eran gente amorosa y entrañable que me acariciaba la cabeza al verme y descubrían en mí un parecido con Tony Curtis. Mi madre sólo tenía algunas veladas quejas cuando le pagaban por el trabajo que ella hacía como costurera, pero se resarcían con un cariño inmenso hacia su hijo. Mi padre reparaba la escena diciendo que todos pagaban mal pero que los peores eran los italianos y que ya van a ver cuando vuelva Perón.

Los católicos de mi barrio parecían tener la contienda asegurada: contaban con una maquinaria bélica poderosa basada en la propaganda y en sus agentes laicos. La Iglesia estaba presente en las campanadas del disco en los domingos de mañana y en los azulejos santos o en alguna virgen tutora del hogar. En los talleres mecánicos, en el tablero de los colectivos y sobre el lecho de los esposos. Yo jugaba a la pelota en la cancha trasera de la parroquia, frente a los enfermos de tuberculosis. Se me ocurrió preguntar si alguno de ellos era judío. "Ellos van a otro lado a enfermarse", me contestó el curita que nos dirigía. Era malísimo jugando, pero sermoneaba como si fuese hábil y encima otorgaba tarjetas amarillas invisibles para todo aquel que blasfemara. En el mercado de la vuelta escuché hablar de los judíos, de sus guetos y martirios. La vereda estaba manchada con sangre bovina y unos peces de plata me miraban desde sus cajones funerarios con ojos de ahogados. Me pareció muy triste la historia aquella, pero ni en la escuela ni en catecismo se hacía mención alguna. Un compañero avanzado que esperaba el 8 de diciembre para ganar unos pesos me advirtió que a Cristo lo habían matado ellos, los judíos. Que también ellos tenían su infierno y sus leyes sagradas, pero para entrar a su religión había que tener plata y que si habían hecho tamaña salvajada eran capaces de muchas otras cosas peores. Que habían perdido con los alemanes porque no tenían patria ni ejército y que salían en todas las películas sufriendo. "Nosotros somos mejores", concluyó señalándose el pecho. "Tenemos un infierno alegre: es como un cabaret lleno de chicas desnudas". Estábamos en la entrada principal de la iglesia presidida por una deidad sobre el túmulo de piedras y coronada de espinas eléctricas que se encendían por la noche. "Mirá, hasta la virgen nuestra es linda, en cambio ellos no tienen a nadie", concluyó.

Tomé la comunión sin fervor y al recorrer la parentela disfrazado con un saco gris que picaba con el calor, repletos los bolsillos de monedas, comprendí que mi amigo tenía razón. Nuestra religión era buenísima; te dejaba una renta sin hacer nada. Ahora era libre: nunca más andaría en esos pasillos plagados de imágenes monstruosas del pecado con demonios obscenos pinchando con tridentes los trastes de los santos y aguantando a esos curitas sin oficio que te retaban pero no sabían ni pegarle de punta. Absorbido por la pasión futbolera imaginé un picado de católicos versus judíos; el que perdiera descrucificaba al Nazareno y de paso le daba una mano de pintura al madero de la nave principal. ¿Y que ganaban los judíos en la lidia?, me dije. Ya sé, me respondí: me hago del cuadro de ellos si ganan, pero primero le tienen que subir el sueldo a mi mamá. Y así transcurrían mis días bajo el cielo admonitorio y práctico del catolicismo. Me fui del club avergonzado por tanta sangre derramada, pero al otro no lo comprendía intuyendo que portaba una barbarie parecida. Ellos, los judíos, eran los contrarios, pero mi equipo era impresentable. No creí perder cuando abandoné el traje de impostor: ya no sentía nada por nada sobrenatural y la cuestión judía me apareció más clara cuando accedí a algunas lecturas políticas sobre las barbaries sobre ellos derramadas y las que luego volcaron sobre los demás. El judaísmo y el catolicismo cabeza a cabeza en la tabla, mientras que abajo estaban los cuadritos sin figuras emblemáticas y que jamás saldrían campeones de nada, con sus iglesias donde tocaban panderetas y sus rubios foráneos en bicicletas. Y lo peor es que nadie, ni aun los clubes chicos, se iban al descenso.

Toda la literatura religiosa estaba plagada de carnicerías, paranoia, hermetismo y conspiración. El verdadero amor, el amor infinito vivía en otros libros, más heréticos pero más humanos. Estaba en otro lado, en la música, en las ideas, en el fin de la esclavitud de bolsillo y de alma. Estaba en el aire, no en sus templos. Estaba en mí, que ahora había alcanzado un dios cotidiano y propio, sin tierra prometida ni ruega por nosotros pecadores. Movía montañas y era capaz de andar por el desierto para llegar a mi felicidad. El más allá en el más acá. No es fácil: es sacrificado no anestesiarse con dardos divinos ni salvaciones a medida. Si quieren de mí un creyente o un converso o lo que fuera, sólo deben demostrarme que están a la altura del Dios que dicen defender. Aún sigo esperando.

Letra de: Todo a mi favor de Adrían Abonizio

Siempre preocupado, como sin destino
igual que un marinero recién embarcado
siento como cantan el Ave María
las viejas del barrio allá en las casillas
cara de ladrón, ropa muy antigua
como un extranjero en su propia quinta
abre la ventana la rubia ligera
pero ella solo invita a los que tienen tela
perdedor por muchas cabezas,
ganador de la sutileza
mientras que otros persiguen el oro
solo me contento por durar un poco
sé que esta no es forma ni filosofía
solo la defensa de mi pobre vida
tengo esperanzas, no las pierdo
porque soy un ganador
pero creo que este año me irá peor.
Por eso la otra tarde
con ánimo de lucha
yo me fui p'al centro como quien disfruta
pero en el 59 aunque iba muy atento
una mano amiga me rapiñó el vento
no importa me dijo, vamos pa' adelante
sin tener en cuenta que andaba cesante
y por andar pensando en esas cosas distraído
no vi ni la sombra de ese colectivo.
Perdedor por muchas cabezas
ganador de la sutileza
mientras que los otros persiguen el oro
solo me contento por durar un poco
sé que esta no es forma ni filosofía
solo la defensa cuando estaba en vida
ahora vivo en una nube que no para de llover
pago al día mis impuestos más el alquiler
los diarios de aquí arriba son todos oficialistas
traen las hojas en blanco con la cara del barbita
aquí arriba se comenta
que hasta el cielo está empeñado
que levanten ese muerto, San Pedro y sus asociados
tengo esperanza, no las pierdo
porque soy un ganador
pero creo que este año me irá peor.

Crónica de un viernes marplatense por Ramiro Bibiloni


Este viernes 26/09/08 se presentò en Mar del Plata , el maestro Adriàn Abonizio en el complejo del teatro provincial auditorium , en la nave llamada "Bodega del Auditorium" .

Este pequeño lugar ,fuè el escenario ideal para contactarse con el maestro .
Esta vez se presentò solo ,guitarra española en mano y su inquebrantable voz .
Abrìo con "Cuando" y llamativamente para mì , continuò con "Basura en Colores"
versiòn que jamàs habìa escuchado por èl . Seguidamente sus obras dijeron presente
Desde Corazòn de barco hasta La Villa de los Milagros...y esta canciòn , yo sin saberlo ,se la escrbiò a Joaquìn Sabina en una especie de desafìo español-rosarino , textual de Abonizio ,en donde en repetidas veces contò que Sabina le decìa: tu Abonizio...eres un pelotudo...
Si,si dijo Adrìan , pero el partido lo ganè yo...

Y hablando de partidos , toda la noche estuvo pendiente del resultado canalla , que segùn los espectadores resultò 1 a 1 .-

Tambièn me enterè de la musa inspiradora de su obra cumbre para quien escribe , "Prìcipe del manicomio"...
Para quienes no conocemos Rosario , la anècdota fuè por demàs emotiva...como la describiò...creì haber vivido ese momento con Adriàn .-

Nos adelantò 3 tangos muy graciosos e irònicos de su trabajo Tangolpeando...y se despidiò desde El tempano pero dandose la mano con Dios y el Diablo en el Taller....

El bis , muy particular por cierto , sorprendiò a Abonizio buscando en sus carpetas una nueva canciòn , inèdita aùn que me dejò "patinando..." como muchas canciones de èl que tardè 10 años en entender...

Para los casi 30 espectadores que estuvimos en el Auditorium saboreando al maestro...una vez màs...el autor en carne hueso , nos ofreciò sus frutos...su trabajo...y su legado.-


Ramiro Bibiloni

Letra de: Fuí mujer de Adrián Abonizio

Dificil olvidar
todo lo que perdí
eso no es para mi
material de vida,
botellas y almas queridas
que la noche sublima
en su medialuz.
Antes de ser varón
yo se que fui mujer
lo siento al recordar
algunos tramos
cuando me miro las manos
y son de un lejano
país de otra piel.

Nostalgia de otra vida
carbón que da la mina
la fuerza necesaria para arder
y en los ojos del espacio
va silbándome despacio
que soy trigo
pa' que otros puedan comer,
esto no termina nunca
el amor es la pregunta
y si estuve en otra vida fui mujer.
Conozco la canción
falsia del querer
la trágica comedia de la hombría
creen que llorar afemina
y el dolor los obliga
a llorar como mujer.

Ramiro y Adrián en Mar del Plata - 26/09/08

Letra de : Amor siciliano de Adrián Abonizio


Aprendiste las palabras prohibidas
porque nunca consultaste al diccionario
de acero inoxidable eran tus tripas
para bancarte a un país tan sanguinario.
Con una mano encima de la otra,
y el surco de la guerra en los bolsillos,
estabas en la foto de familia
desafiando el aire de los conventillos.
Ni bueno, ni malo, ni sueño prestado
lejos del lirismo afila el cuchillo
para cortar en dos la luna llena
y alimentar al mundo de posguerra.
Y una noche de julio en medio del campo
al borde de un camino empantanado
se apareció el demonio y lo corriste
con la estampita de San Cayetano.
Fundaste un sindicato clandestino
hecho de sudor y de destierro
Perón los hizo suyos y argentinos
con una mano dulce como el hierro.

Ni bueno, ni malo, amor siciliano
dolce farniente, vendetta caliente
buscando el sueño de la juventud
te convertiste en un fantasma, a plena luz.

Letra de : Constitución de noche de Adrián Abonizio

La noche en Constitución
tiene un aire particular
la lleva la brisa del rio
la trae los autos al clarear.
Nunca andes solo por ahi
que te roban el corazón
las brujas del tráfico pintarrajeadas
con algo tan oscuro.
Y hay quien ve la luna
como por primera vez
enganchada en un cartel que dice: "No habrá mas
penas"
Enganchada en un cartel que dice: "No habrá mas
penas".
La botella calma su dolor
de Santiago bajo y bajo
lustro tan tiempo que si pagaran por metro
el tendría un continente de cuero.
Como la capa de un torero
roja y roja es Constitución
la viven gastando las balas del diablo
la sangre del alcohol.
Y hay quien ve la luna...
Enganchada en un cartel que dice : "Síganme".

Letra de : Mami de Adrián Abonizio

Mami,
que lástima no pueda llorar
me enseñaron que la tristeza
no hay que mostrar
Mami.
Que lástima no pueda cantar,
cantando uno aleja la locura de los otros
los que te enseñan sin saber.

Mami
que lástima la lástima del fin
debe haber una medida que soporte el corazón
y no tengamos que esperar.
Mami, te enseñaron con sentencias, coordenadas,
ordenadas
con florcitas dibujadas en cuadernos Rivadavia
Mami, ya no creo en nada.

Mami,
hubo una luna de invierno, la gomina para el pelo,
las escarchas en el cielo y la noche el misterio
de unos cuerpos.
Mami,
te trajeron de una isla, te educaron bajo el sol
luego el mundo se complica y ya nadie te lo explica,
por eso es que algunas noches
yo te escucho murmurar
por eso es que algunas noches
yo te escucho que rezas
diciendo Mami.

Letra de: Alguien que ve más lejos

Sirena del río, te busco
andando en la noche, te siento.
Sirena de luna
vos estás antes que todo.
Te pido una cosa, hacé que te vea
antes de que me vaya
antes de que me muera.
Sirena del faro, tu luna
no es la misma luna de los mortales.
Perdí las estrellas, jugando a los dados
y en la mesa del Diablo y ahora no tengo nada.
Sirena del tiempo, tu tiempo
es cosa en el agua, se escapa.
Atále un dorado, un hilo de tanza
a mi corazón, él no sabe nada,
menos de guerra, mi corazón es de playa.
Mi corazón solitario.
Sirena, sirena, mi mamá
dejó su atadura, hace poco.
Guiala en la noche
sílbale bajito, ayúdale.
Es como una niña, le basta el reflejo
para levantar vuelo y allá nos encontramos.
Sirena del río, te busco
andando en la noche, te siento.
Sirena de luna
vos estabas antes de todo
te pido una cosa, hacé que te vea
antes de que me vaya
antes de que me muera.
Mi corazón es de playa
y ahora no veo nada
y allá nos encontraremos
que allá nos encontraremos
que allá nos encontraremos.

Letra de : Te hablo de Adrián Abonizio

Te hablo desde el corazón
yo se lo que es vivir en las tinieblas
parece que el alma se queda
sin salir a escena.
Te hablo desde mas aca
sigo buscando lo imposible
hacer que la vida sea vivible
y no engañar.

Habra pasado mucho tiempo largo
habra quedado tanto en el costado
habra llegado un tiempo tan distinto
seguro te habras enamorado.
Si esto es la vida
no se que hacer para que creas,
te han confinado te han lastimado con mentiras,
no puedo prometerte nada
no puedo decirte nada
mas que vivas.

Te hablo desde el corazón
no vale ya vivir arrepentido
no hay deudas posibles, ni culpas
te matan pero te dejan vivo.
Habra pasado ...
Si esto es la v ida ...
mas que vivas.
mas que sigas,
mas que vivas,
mas que sigas.

Archivo; de un recital de Rosarinos

Diario vespertino digital de Mar del Plata



22-09-2008 16:09 Espectáculos
De regreso, Adrián Abonizio


Este viernes a las 21.30 horas en la Bodega del Auditorium donde cantará canciones y éxitos como “Mirta de regreso”, “El témpano”, “Historias de Mate Cocido”, entre otras.



ADRIÁN ABONIZIO, COMO MÚSICO

Adrián pertenece a lo que la historia de la música denominó “Trova rosarina” quien en conjunto, grabara, cerca de 150 discos aproximadamente.

Inicialmente trabajó junto a Jorge Fandermole para luego derivar en Juan Carlos Baglietto como compositor de temas emblemáticos.”Mirta, de regreso”, “El témpano”, ”Dios y el Diablo en el taller” son de aquella época.

Es coautor de canciones junto a Lucho González, Raúl Carnota, Lito Vitale, Lito Nebbia y Joaquín Sabina. Y músicos tales como Santiago Feliú, Amelita Baltar, o Fito Páez han grabado o interpretado sus trabajos.

Tiene seis discos propios, dos de ellos junto a Sergio Sainz, ex bajista de Baglietto y con el desaparecido Lalo de los Santos, Jorge Fandermole, Rubén Goldín (“Rosarinos”). En el 2008 estrenará “Tangolpeando”( música de tango) y “Embarcaciones” junto a Sainz y Rodrigo Aberastegui. También está “Batallas” otro disco solista.

Ganó con su tema “Postales del Alma” el Grammy Latino junto a Vitale y Baglietto y fue reiteradas veces candidateado a los premios Gardel. Compuso y aún lo hace música para films y obras de teatro. Obtuvo la beca Fondo Nacional de las Artes. Grabó en Cuba junto músicos locales.



ADRIÁN ABONIZIO, COMO MAESTRO

Adrián, integró diversas escuelas de música de Rosario, el Rojas de Bs.As, y múltiples extensiones universitarias del país donde dictó su curso “Hacer canciones”, a lo largo de quince años.



ADRIÁN ABONIZIO, COMO PERIODISTA Y ESCRITOR

Trabajó un año en Página/12, dos en Rosario/12 (suplemento diario de Página/12), Diario Sur, Perfil y siete años en el Diario La Capital de Rosario. Colaboró en infinidad de medios gráficos y revistas locales.

Lleva publicados “Casa de fieras”, poemas y “Aguafuertes del paraíso rosarino”, relatos. Actualmente prepara “Jueves”, relatos, “Poesía ultraincompleta” , la novela “Tristes lobizones” y “¡No se juega a la pelota en el patio de la iglesia!”, relatos de fútbol.


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AUTOR / FUENTE: www.0223.com.ar

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Foto de Archivo personal de Abonizio



Allá a lo lejos

Recortes varios - cedido por Adrián Abonizio

Revista Crater - Año 1982

Recital en Casa Discepolín - Enero de 1983

Doble click para ampliar

Fauna Marina por Adrián Abonizio


Soy como el Tiburón
Ando solo en la oscuridad
Soy como el yacaré
Ando solo en la oscuridad
Y si alguna vez me quieres
No me des tu amor de superficie
Y si alguna vez me quieres
Evita que el aire me asfixie
Soy como un gran narval
Que nadie lo ha visto pero saben que está
Soy como una estrella de mar
No sirvo para iluminar
Y si alguna vez me quieres
No mires al cielo no me has de encontrar
Y si alguna vez me quieres
procura que nadie te enseñe a pescar
No soy como ese delfin
que vive que come en un lago artificial
Soy como el calamar
la tinta me sirve para despistar
Y si alguna vez me quieres
No anotes mi nombre en ningun memorial
Y si alguna vez me quieres
No escribas diciendo sos mi felicidad
Soy como un animal
que nada que moja su espina dorsal
Soy alegre en mi hábitat
Las penas me sirven para navegar
Y si alguna vez me extrañas
Las lágrimas tienen océano y sal
Y si alguna vez te pierdes
Busca la gente con salida al mar
No uses tu pecho de anzuelo fatal
Y si aluna vez me quieres
Derrumba los puertos que encierran al mar
No busquez no estoy en ningún manual
La tinta me sirve para despistar.

Letra de: El Témpano de Adrián Abonizio


A veces cuando pienso que todo esta perdido
voy hacia algunas formas de la muerte,
me pego un tiro con una palabra
que alguna vez me fue tan transparente.
En la ternura del agua que corre
me recuerdan la llegada de unos trenes,
sales de los mares, curvas de los puertos,
con mujeres descalzas en el verde.
Voy hacia el fuego como la mariposa
y no hay rima que rime con vivir,
no te pares, no te mates,
sólo es una forma más de demorarte.
En las tardes tranquilas cuando extraño todo
pienso que todo no es lo que perdí,
una rosa de feria y aún a costa de perder,
se pierde pero se gana.
La lucha es de igual a igual contra uno mismo
y eso es ganarla,
no te pares, no te mates,
sólo es una forma de más de demorarse.
Recuerdo la quietud de la tierra, la quietud de estar adentro,
se cree más en los milagros a la hora del entierro.
Este hombre trabajó, quién escribirá su historia.
La cal reseca, la viuda que sueña,
los amigos que siguen igual.
La gloria en zapatillas, el florero vacío,
quién sabe si se puso a pensar “para que vivo”;
vivo para no perder.
Voy hacia el fuego como la mariposa
y no hay rima que rime con vivir,
no te pares, no te mates,
sólo es una forma más de demorarse,
sólo es una forma más de demorarse,
sólo es una forma más de demorarse

Primer Recital en Televisión



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Letra de : Amor de la bruma


Yo me fijo a tu amor
Aunque somos tan distintos
No soy quien para juzgar
Lo que la gente decente llama vicios
Cada cual combate como puede
Si te han herido

Yo me fijo a tu amor
Morada fruta amplia
Y es una luna mojada
Y le creo su olor femenino cuando me ama
Como una boca de puerto
Peligroso pero me llama

Que voy a hacer si esta cantado
Que yo cante para ella
Cantando alejo los puñales
Para acariciar sus piernas
Que voy a hacer si cantando
Yo soy flojo de la zurda
Me falla a veces la nota, el acorde
Y no lo encontramos nunca

Yo me fijo a tu amor
Sueño claro de heroína
Y en el nido del ángel
Me duermo con una guitarra tan querida
Cada cual combate como puede
Sus brumas en estos días

No debo decir nada
De la boca para afuera
Yo que llevo a los trenes
Y a los barcos siempre al borde de la lengua
Hoy no tengo quien me viaje
Me quiera o me contenga

Que voy a hacer….

Anecdotario Nº1 : Debút de barrio por Adrián Abonizio

El primer grupo que formamos en nuestro barrio Echesortu se llamó El Principio.Eramos cuatro.Cusumano, los hnos.García y yo.Compramos tres guitarras: alli nos enteramos de la presencia necesaria de un bajo.Devolvimos una y me mandaron a mi a tocarlo, puesto que era el menos ducho en tocar un instrumento.Daniel consiguió su batería comprándola a un módico precio a !un basurero que pasó por la puerta!.Yo pasé a la guitarra con serio riesgo de contraer tétanos puesto que nunca cambiaba las cuerdas y mi correa lo constituía un cable de luz grueso.Ensábamos los sábados, mientras los papás de los García demostraban una paciencia infinita:uno dormía la siesta sin q molestarse por los ruidos molestos y la mamá atendía pared de por medio a atribuladas clientas de peluquería. Nuestro debut, ya con Chianelli en órgano fue en la fábrica Ebonitt de su papá ante obreros condescendientes que aplaudieron piadosamente-Yo era el cantante del grupo, al estilo Morrison, patillas, jopo suelto, camisa ranchera y gamulán.Una chica se me acercó y me felicitó emocionada-Cantás muy bien, lástima que lo hacés en inglés!.Evidentemente mi dicción y los equipos cosntituían una mezcla terrible.Disolvimos el grupo y lo cambiamos por Irreal, donde si se quiere, empezó una carrerita ascendente que fuera semillero de canciones,solistas y nos otorgara la formación de convertirnos es espiritu y materia de lo que seríamos en el futuro inmediato: músicos que vivieran de sus trabajos.
Pero eso ya es otra historia, en donde se acumulan sustos policiales, grabaciones primerizas y recitales donde perder la virginidad.
!Proximamente la siguiente entrega!
por Adrián Abonizio