El abundante cuerno del sol



La franja va desde el Monumento a la Bandera hasta el Macro, los silos pintados que simulan lápices y que fueran trasmutados en museo de arte. ¿Dónde va la gente cuando hay sol? Allí, a dorarse, a verse, a investigarse como en las viejas plazas de las aldeas. Hay un gimnasio que permite espiar muslos y transpiración light merced a una pecera que, ¡oh, paradoja!, da al río donde ya no queda habitante fluvial alguno.

Aquí en Rosario, en fin de semana, todo parece concentrarse en una franja junto al agua —hay carteles de advertencia de Barranca Floja o si se quiere un Barranca Abajo gardeliano—, mas la gente no resiste estar advertida y se aposentaa en un despeñadero tomando mate para tal vez morir con la bombilla en la boca: es la única forma de lograr el anhelo de salir en todos los noticieros.

Luego de la Guerra del Agro, la ciudad está calma. Los basureros piden aumento y en un acto de libertad dejan suelta la basura. Propician un arte entre gótico y modernista camino al norte: pilas sobre pilas negras plásticas. Hay un aire de impasse. Los artesanos no venden, los churreros tampoco, yo no compro ni un alfiler aunque las parrillas están hinchadas de gente devorando carne. “El gobierno pide tregua pero los supermercados no la dan con nosotros”, me susurra un dirigente de Amsafé, mientras lee.

Reticencia. Espera. Desconfianza. Es lo que dejó el piquete agrario. Por eso el sol: la gente viene a drogarse en el olvido como lagartos. Llegan con sus reposeritas, sus módicos 2 pesos para un agua, la radio incrustada en los oídos y a mirar el río que es gratis y grato. De repente, un aroma a infierno que ya nos tiene acostrumbrados: quema de pastizales y el humo lo invade todo. Parece un Blade Runner diurno: la gente casi ni se ve y las chicas elegantes huyen a sus coches japoneses y los pobres montan sus bicis donde suelen tener atrapadas con elásticos una radio futbolera o cumbiera al palo.

Sospechas. Un corredor de sospechas. Por el mañana, por el hoy, por el vecino. Alguien extrae un tomate y lo miran como a un príncipe. Otro arma un sanguche de jamón y corre el riesgo de ser ultimado. Otro con su pedazo de queso teme ser arrastrado hasta los yuyales por el perrerío. Como tiene la fama de ser una ciudad come gatos, hay un cartelito que advierte que los mininos de la zona están protegidos y deben ser devueltos en caso de tentación. Por eso los perros, expectantes.

Con la humareda disipada, todo vuelve a la normalidad. Parejitas ansían malamente ser llamadas a ocupar una mesa del bar bacán: la moza repasa la lista de espera y sus nombres los delatan: —El 13, Milagros. El 14, Candela— Así acceden sin vergüenza al premio de pertenecer a un sitio. Si esto no es humillación, yo soy Muhammad Alí. A escasos treinta metros, unos morochones se han adentrado por las rompientes para poder extraerle algo de comida a este río traficado de barcos imperiales con sus bodegas hartas de soja. Pasa un dandy en su bicicleta de 5.OOO pesos. Lo sigue un pirincho con una robada tal vez, hecha flecos. Ambos mundos en un territorio cuadrado, una parcela, un muestrario del universo rosarino. Los lavacoches lavan y repasan suntuosas carrocerías nunca ensuciadas. Una pareja con su prole incontable desciende de un fitito como quien visita Egipto.

Me topo con Cuadrante, un meditador solitario que está urgido por hablar. “La polarización del poder económico y su necesidad de un rédito político dan la sensación de que en el gobierno no había nada que salvar. Lo hicieron confusamente, tarde y muy declamatoriamente. De ahí, mi pregunta. ¿Cómo se defiende algo que el pueblo ignora? ¡El crecimiento del País Sojero está dado no sobre la base de una riqueza proporcional y una recomposición salarial en el mundo! ¡El Imperialismo está en crisis!”, me amonesta. —Claro—, retruco con lucidez. Me toma de los hombros como si yo fuese el culpable de alguna cosa terrible. “Todo es veloz y aún para la derecha es difícil establecer el enemigo, pues todos van mutando también y los bandos se han convertido en timbas multinacionales. Hay renegados de la vieja oligarquía, políticos zorros, todos aventureros, rapiñeros. ¡La soja puede ser un crecimiento pero zizagueante en cuanto deje de rendir! ¡La derecha aclara sus ideas con los gobiernos débiles!”—, me grita. La gente nos mira. “La crisis de USA con su poder aflojando las riendas, en retroceso, y su pérdida de horizonte en Latinoamérica. Por eso el alarde de la Cuarta Flota”.

Miro instintivamente hacia el canal. Me deshago de Cuadrante y me siento bajo una estatua. Una ciudad baldeada de dinero y de hambre a la vez. Ambos mundos. Un paralelo de luz y de sombras. Por la calle lateral se oye un tango tocado tal vez en un patio y unos pibes con sus patinetas pasan a mil haciendo sonar algo así como un acid jazz, pero intuyo que la denominación ya debe ser antigua. Precedido por una agradable melancolía me dejo llevar por la guitarra rasposa que declama el valsecito. Me arrimo a la puerta y al entornarla un grito me para en seco. —¡No entre que llamo a la policía!— aúlla el malevo aterrado, a la vez que suspende el rasguido. ”Guapos eran los de antes”, me digo y regreso al sol.

Justo cuando paso entre una troupe de ancianitas que con sus gorros con pañuelos enganchados tienen un aire de milicianas de Legión Extranjera, se nubla y sorpresivamente, truena y en segundos un granizo de pororó percute el paisaje. Se oyen chillidos, piafar de batallas, puteadas. —Ni esto, ni esto se puede—, lagrimea una vieja con su canastita en brazos. Un fieltro blanco, una capa espesa cubre lo que era antes la luz. Luego, comienza a llover y cinematográficamente vuelve a salir el sol. Todo en quince minutos. Lo que duró la batalla de San Lorenzo. En vez de caballada destripada observo las bolsas de basura esparcidas transformando la Avenida del Valle en un Guernica espléndido. —Espero que esto no nos arruine las cosechas—, dice una señora al marido. Reflexiono, hoy que se me ha dado por pensar. Pobres, como si el Campo fuera de ellos o de todos, como si la guerra emprendida fuera generosa, amable y pródiga con los que menos tienen. Solo nos queda un poco de sol y encima cada dos por tres se nubla.


Referencia ; Revista Zoom
Autor: Adrián Abonizio

Llegaron los marcianos




Aquel es, dijo la voz apuntando con un dedo sucio, señalándolo. Sobre la mira de hueso y carne pasaba el pibe dientudo, cabeza baja, de unos doce años más o menos. ?Ese es el nuevo, el de los marcianos. Quisimos conocerlo y lo llamamos. Se presentó muy seriecito y lo cotejamos como baluarte para nuestro equipo: no daba ni para alcanzapelotas. Esmirriado, lauchesco, con lentes culo de botella, camisa a cuadros y además con tiradores. Le lanzamos una pelota mitad como invitación mitad para sacarnos la curiosidad. La tomó con la rodilla y la devolvió al pie del lanzador. Aquello nos gustó. Nos sentamos al cordón de la vereda. Enseguida sin que medie invitación nos preguntó si creíamos en los marcianos. Su tema favorito. El que lo había detectado, Cornaglia, creo, propuso que nos invitase a su cueva donde tenía, según el pibe, de apellido Casas, un refugio para escapar de los marcianos. ?Antes la contraseña, propuso en la puerta del pasillo que nos conducía hacia una puertita roja, lastimada por el tiempo. Dijo unas frases que repetimos. ?¡Son amigos, abuela!, expuso con naturalidad cuando entramos. Repitió mucho los ademanes de silencio y nos señaló arriba, hacia un cuartito cerrado con candado. Extrajo de una cuerda que le colgaba por debajo de la camisa la llave y abrió encendiendo una luz. Por las malas novelas posteriores supimos que aquello era un ático pero para nosotros no era más que un lavadero adaptado. Un recio olor a orines de gatos nos recibió. ?Che, ¿No ventilás nunca acá? preguntó Toledo. ?!No se puede, seguro que van a espiarme los de los platillos y me hacen sonar!, contestó un enfático Casas. Aquello era un caos apilado: una mesa de arquitecto con marcas de haber sido cagada por palomas milenarias, ahora con guano seco, rollos de papel con mapas, un globo terráqueo señalado con redondelitos rojos, paneles de plástico, fotos grisadas de planetas, caras inconfundibles de extaterrestres con ojos de hormigas. ?Che ¿Y este olor inmundo? alargué yo que no aguantaba más el ácido. Un michifuz negro me contestó de un rincón. ?Está bajo los efectos del gas paralizante de los extraterrestres, explicó Casas. Toledo se cansó, todos queríamos salir a la luz ?¿Este aroma a meo es de tus marcianos también?, y largó la risotada. El pibe lo frenó con un topetazo en la panza. Parecía una ardilla desnutrida revelándose contra un oso. Me causó gracia su enjundia; todos le oímos chillar. ?¡No te metas con ellos! ¡Te van a dejar ciego como al gato! ¡O como a la abuela! ¡No los nombrés!, ¿Entendiste? Era advertencia y una afrenta hacia la mole de Toledo. Entrecerré los ojos pensando que lo arrojaría de un sopapo al patio. Tuvo un ataque de risa, en cambio ?Qué pibe boludo resultaste, farfulló. Y nos invitó a irnos bajando él mismo las escaleras. Cuando nos volvimos, Casas seguía arriba en su torreta con el dedo extendido, acusándonos, advirtiéndonos de algo. Salimos a la calle y se armó un partido enseguida. Como lo habíamos conocido lo olvidamos. Vinieron días de colegio con frío y esa semana anunciaron por canal Cinco que el sábado divulgarían el sitio de la fortuna escondida. Era un juego que consistía en que la firma de vinos Vaschetti, organizaba una búsqueda del tesoro en una calle que era dada a conocer a través de la tele. El afortunado que obtenía la llave accedía a un sorteo por algún premio ínfimo. Podría estar en la caseta de la luz, en un árbol hueco o dentro de un hornero, quien sabe. La gente, sin más que hacer, salía en malón a jugar y encontrar aquella esquiva y pelotuda llave. Lo oímos y saltamos de las sillas. Decían que estaba por 9 de julio, a la vuelta de nuestra casa. Corrimos, ya había una multitud escarbando toda la cuadra. Pasamos por la puerta de calle del pibe Casas y la encontramos abierta. Entramos despaciosamente. En el medio del patio con su gato muerto estaba él, meado íntegramente, temblando de miedo, tartamudeando que habían llegado los marcianos, por eso la gente corría en la vereda. Por eso la abuela estaba desangrándose, acuchillada en el piso de la cocina por los seres. Salió de una pieza un mayor, el padre seguramente, quien nos inquirió qué hacíamos allí, quienes éramos y que nos retiráramos inmediatamente. Era la réplica de su hijo. Pero con un vozarrón tremendo.

Cuando salíamos el tipo ya estaba arriba, en la puerta roja del cuartito y señalándolos nos repetía aquello de que habían venido por fin los dueños de las estrellas y aleluya, alabado sea el Dios de todas las criaturas infernales en sus naves espaciales, liberadas en el barrio para que nos arrepintamos de todos nuestros pecados, ahora y en la hora de nuestra muerte.

abonizio@hotmail.com

Abremente - Homenaje a Luis Alberto Spinetta



01. Plegaria para el niño dormido Liliana Herrero
02. Credulidad Rodolfo García, César Silva y Marcelo Torres
03. Cielo de ti Cecilia Zabala y Quique Sinesi
04. Los libros de la buena memoria Franco Luciani Grupo
05. Laura va Carlos Aguirre Grupo
06. Barro tal vez Marcelo Katz
07. Ludmila Banda Hermética
08. Jabalíes conejines F.Lerman, G.Liamgot y C.Rossi
09. Quedándote o yéndote Adrián Abonizio, S.Sainz y R.Aberastegui
10. Preciosa dama azul María Elía y Diego Penelas
11. Muchacha Alejandro Franov
12. Yo miro tu amor Javier Malosetti
13. Alas de la mañana L.Epumer, P.Aznar, L.A.Spinetta y C.Judurcha


Adrián Abonizio participa del Homenaje a Spinetta en el nuevo disco.

MI TERCER LIBRO



"Deportivo Pocho" del sello Ciudad Gótica bajo la anuancia del Instituto del Paraná.
Son relatos, cuya excusa es el fútbol en la preadolescencia, pero que intentan pintar una aldea, un barrio en pleno crecimiento como sus protagonistas.Las luces y sombras de una Argentina, que al ritmo del olor de potrero, se fue integrando o desintegrando con un fondo de repiquetear de pelota en los baldíos o en las esquinas

Recital en El Alma Bar



Éste recital se realizó el 17 de Septiembre de 1998 en el Alma Bar con la invitación especial de Pepe Tajame, prestigiosa voz rosarina del grupo "Sin anestesia", juntos cantaron la canción Camarines, obasionada por el público presente. El Abo sin bigotes parece otro no?

Cuadro de hitorietas




CUADROS DE HISTORIETAS


ROSARIO, HERVIDA EN CICATRICES Y CERCADA EN DISPAROS
HEGEMONIA AUSTRAL DE UN CUERPO DILATADO
MONEDERO LUNAR QUE GUARDA BESOS GIGANTES
OTRAS INQUIETUDES, BOCAS DE SOMBRAS
SABUESOS DE TU REUMA
TRANSPIRACION ENERGETICA
LAMPARA DE UN PLASMA DULCE

TE DEJÉ ASÍ , SUDANDO ESE CONSABIDO ACEITE QUE
LOS TERRAPLENES GUARDAN PARA LOS CONSTELADOS QUE PARTEN
Y UN POCO DE HUMO FABRIL PARA QUE LOS QUE LA EXTRAÑEN
ASPIREN AL DORMIRSE EN INCIERTAS CAMAS DE LOS ARRABALES
TE DEJÉ CON LOS CORPIÑOS A MEDIO FLORECER
Y FURIOSO OLOR DE MALVONES DE LA CALLE PARANÁ
CON UNA TAPIADA HERMOSA Y LOS BORRACHOS LLAMANDO
AL GUARDABARRERAS

FINADA BORDALESA PARA LOS AMADORES DE LOS BRINDIS
AMARILLA LUZ QUE EN LA NOCHE DE MATIENZO DICE Y NO DICE NADA
ROSARIO CAPERUCITA DE PIERNAS LARGAS
PISANDO HOJAS YA CREPITADAS EN MI AUSENCIA
ROSARIO GALPÓN DE FIRMAMENTOS QUE HACÍAN LLAMAR A LOS PERROS
DE BARRIO A BARRIO BUSCANDO EN LOS ASTRAL UNA RESPUESTA
Y YO HIBERNABA, ESCRIBIA EN LOS CUADERNOS
PERO TE ESTABA DEJANDO
MEDIA MELANCOLÍA ABIERTA, SÓLO LO NECESARIO PARA NO LLORAR EN VANO

LA OTRA MITAD , UNA LUZ DE ALUMINIO QUE PERCIBIMOS CON AQUEL
MI AMIGO QUE PARTIÓ HACIA DENTRO SUYO Y ME TRANSFORMÓ EN SU CONOCIDO
Y QUE HOY VINO A PONER EN MI PUERTA EL TIMBRAZO DEL ADIÓS
Y ESO QUE ÉRAMOS INMORTALES , ENDIABLADOS, JURAMENTADOS
CAPERUCITA VISIBLE APENAS
VIMOS TUS OJOS QUE NOS DESPEDÍAN
CRUZADA DE BRAZOS Y PIERNAS ESTABAS
INCLINDADOS TUS DECLIVES SOBRE UNA VEGETACIÓN DE GUIRTARRA ELÉCTRICA

TE DEÉ ASÍ, COMO QUIÉN HUELE LA BARRENADORA EN UNA MINA
Y SE SABE ÉL MISMO EL MINERAL A DESHACER
TE PLANTÉ EN UN CANTERO, A MEDIA NOCHE DE CUARTO CRECIENTE
JUNTO CON LOS PLANETAS QUE BULLÍAN EN EL VESTIDO
Y ESA MÚSICA COMO DE FANFARRÍAS MEJICANAS
TANGOS HECHOS CON LOS CUERNOS DE LOS TROLEBUSES
Y EL REPIQUETEAR DE LAS BOMBARDAS
ESTRUJÁNDOTE PARA SER COMO UNA NAPA DE ALGO DULZÓN
CON ESE TELÓN DY HIERRO EMBRUJADO TE DEJÉ,
CON ESA ESTACIÓN PARALÍTICA DEL OESTE QUE A NADA LLEVA
Y NADA TRAE SÓLO LOS CUADERNOS CON TIERRA
EN MI PLEXO SOLAR
EN DONDE TE ESCRIBÍA Y TE ENTERRABA COMO UN IMÁN
TE REMOJABA COMO UNA MANZANA, TE BEBÍA COMO UNA ENAMORADA
TE ESTABA DEJANDO
Recibimos algo de dinero, bienvenido por cierto desde Jujuy hasta de Europa e incluso horas de estudio gratis por parte de Paez, pero aun es insuficiente para terminar.Estamos en mitad del rio y la orilla no esta tan cercana:por ello a no decaer y de ser posible nunca sera negada una pequeña ayudita de los amigos.Gracias.

Mas adelante detallaremos los nombres de los ayudantes de naufragios que estan impidiendo que esto no se hunda.

...desde Barcelona.......



Este e-mail lo subimos a pedido de Adrián. No es la intención de publicar cosas personales, pero sin duda éstas frases movilizaron al capitán Abonizio .(he reservado el correo) pero desde ya me parece muy bello lo escrito por ésta fans-

To: abonizio@hotmail.comSubject: Miriam, desde Barcelona...Date: Sun, 21 Jun 2009


Barcelona, noche de sábado casi verano.
Mi hombre destrozado en la cama después de un ensayo agotador, me deja el tiempo y espacio de soledad habitada de la que me satisface.
Así que bueno, hoy le toca el turno a cierto grado de nostalgia lúcida, lo suficientemente lúcida como para mantener la presencia aún entre el cotorreo incesante de las carcajadas burlonas de la Miriam de fondo ante éstas situaciones. Impulsa, pese a todo, la pregunta (LAAAA pregunta), la que lleva al viaje interno conocido:

“Y quién era yo?”

Risotadas de la Miriam de fondo. Empieza a dolerle la mandíbula y el estómago (veinte años después, cortá el tango, amor).

Pero persiste, tenaz.
Gusto a mate en la boca.
Suena en el aire la voz de Adrián, con ésa inagotable capacidad de ponerme palabras y sonidos, ahora como hace 20 años. Que 20 años son nada. La tristeza que ves es la tristeza que traes…

Imágenes…mi primer cigarrillo intentando sentirme más mujer, más adulta (muy Lalo). Recital de Adrián, año 84’, mis 15 añitos y un derby 10 fumado en 3 horas mate mediante.
Mates infinitos entre los acordes tuyos.
La joven muerte de mi papá por ésos años de los que escapé..
La voz de mi vieja.
Los amigos de El Cairo.

Antes de irme del país me fui a Córdoba a dejar un barquito en un riachuelo de las sierras, con la nota “será su origen de bosques lejanos eso de andar buscando lo imposible”. En el Paraná me era difícil, ése no se deja abandonar. Poco después me subía a un avión rumbo al abismo, con el corazón en dos mitades que apenas pueden sostenerse. Y así siguen ésas jodidas mitades viejo, intactas. Elegí la libertad del desarraigo, bonita y jodida libertad donde las haya. Cada uno se divide como malamente puede.

Y te dejé haciendo el trabajo. Ya sé que vos por ahí ni te enterás, pero cuando me fuí te dejé encomendado el trabajo de ser y decir todo lo sos y decís, que de alguna manera a mí me permite ser y decir allí. Así la ausencia miente.

Ay, hermano! con mis 40 años igual que con 20, todo sigue siendo humo.

La noche y el deseo de escapar de todo no terminan nunca,
A veces me parece estar a punto de develar los misterios,
después comprendo que no hay nada como éste momento, fugaz, fugaz…
… …
Vine a buscarte y te encontré, Google mediante, el que todo lo sabe.
Esta noche llenaste el espacio,
y tomé mates,
y fumé mucho aunque sea del todo inconveniente,
y lagrimeé,
y sonreí,
y me reí,
y me conmoví,
y tuve sabor a mate en la boca,
Y me puse a soltar letras locas en papeles nuevos.

Ahí estás, qué alegría.
Aquí estoy y ahí estoy, más o menos.
Barcelona está radiante, calurosa y cínica.

Espero encontrar el disco de tu nuevo proyecto por las calles de Rosario la próxima que vaya. Y espero poder oírte, que un viaje a Rosario sin oír a Adrián es como un alfajor sin dulce de leche. Estupendo el blog, y estupendo el apoyo de Fito, que ya te lo merecés pero que muy sobradamente.

Un abrazo gigante que traspase todos los océanos de espacio y de tiempo que hagan falta…

Miriam

FITO AYUDA A ABONIZIO

Recibimos de parte de Fito Paez la ayuda consistente en tres días de estudio, inmejorable envión para proseguir-El disco empezó y se va emparchando con buena voluntad lo que se pueda.
Gracias a él y a todos.

Adrián Abonizio

Respuesta de fans desde Santa Fé

Pienso que mi propuesta debe ir al blog. Les hablo a los fans de nuestro idolo Adrian Abonizio , mi propuesta es que le demostremos entre todos los fans , lo valiosa que fue y es ,su musica en nuestras vidas , actualmente se encuentra con problemas economicos para grabar su disco .Ahora en las malas, se debe reflejar lo que sentimos por el , ayudandolo sus fans de toda una vida , pienso que juntos lo podemos lograr colaborando con $ 100 cada uno o mas si se puede , y en unos dias lo tenemos grabando su nuevo disco y todos felices .Ojala esten de acuerdo , Asi se dara cuenta , lo importante que es su persona y su musica en nuestro pais!!!

Marisa Artale

Mensajes desde España

Hola Adrián.
>
> Mirá vos lo que es internet.
>
> Poder agradecerte las letras de unas pocas canciones que más me
> abrieron el corazón desde que empecé a escuchar música.
>
> A ver cuando te pasás por acá, creo que hay gente con ganas de
> escucharte.
>
> Seguramente conocés el Café Central > http://
> www.cafecentralmadrid.com/ . Allí siempre hay espacio y buenos oyentes.
> Me ofrezco a hacerte la gestión cuando tengas ganas de pasarte.
>
> Un cordial saludo.
>
> Pablo Suñer.

ATENCIÓN EDITORIAL HOMOSAPIENS

ESTE ES UNO DE LOS TANTOS MENSAJES QUE RECIBIMOS
>
> Hola. Mi nombre es Virginia Balmaceda. Soy sociologa, de Rosario. De momento me encuentro en Alemania escribiendo mi tesis de maestria sobre rosarinos.
> Quisiera saber como comprar el libro "Aguafuertes del paraiso rosarino", quizas se puede mandar via reembolso a San Juan para que mis padres me lo manden. Intente comprarlo en Homo Sapiens pero nunca llego :-(
> Agradezco cuaquier infomacion, porque el aporte de Abonizio en la practica discursiva de rosarinos me parece fundamental.
> Muchas gracias!!!!!!!!!
>
> Virginia B.


>
Creo que se tendría que editar nuevamente el libro. Daniel Mura

Abonizio un artista que intenta variantes!!

NOTICIAS PARA FANS



El jueves 25 de junio en un sitio a designar , Abonizio, presenta el libro "Deportivo Pocho" del sello Ciudad Gótica bajo la anuancia del Instituto del Paraná.
Son relatos, cuya excusa es el fútbol en la preadolescencia, pero que intentan pintar una aldea, un barrio en pleno crecimiento como sus protagonistas.Las luces y sombras de una Argentina, que al ritmo del olor de potrero, se fue integrando o desintegrando con un fondo de repiquetear de pelota en los baldíos o en las esquinas

Próximamente Nuevo CD de Abonizio

En junio se empieza a grabar "La Madre de todas las batallas" nuevo Cd. del sello Típica.
Los músicos son: Carlo Seminara, en percusión.Mariano Sayago en bajo y Chula Vanegas en guitarras.Abonizio toca guitarras y canta, además de componer los catorce temas que componen el álbum.Son todos inéditos y soporta y mantiene con eficacia el sonido más el color del denominado "Rock nacional", esta vez incursionando casi en nada en matices folclóricos o tangueros.
En BsAs, está terminando "Embarcaciones" junto a Sergio sainz y Rodrigo Aberastegui.Disco que hace un año largo vienen derivando corriente abajo hasta culminar en el gran puerto de la edición que habrá de ser en julio.Ritmos latinos, brasileños especialmente con una tendencia acústica muy fuerte.Aquí Abonizio comparte composiciones, letras, arreglos con los demás integrantes en un tándem donde se intercalan y se mixturan las funciones.
Además., aquel postergado "Tangolpeando" -un disco de tango-aún espera ver la luz este año.
Tres proyectos distintos en distintas etapas de génesis y nacimiento.

Entrevista radial a Abonizio

Gracias a la gente de Una que sepamos todos


http://unaquesepamos.blogspot.com/

...como Gardel , "Cada vez canta mejor"...




Así es como lo pudimos disfrutar aquellos que asistimos al recital de Adrián Abonizio, éste viernes en la Isla de los Inventos con motivo del Día Mundial del Agua.
Como un espectador solitario llegué 10 minutos antes de la función, ubicado pude apreciar el exquisito público que atrae Adrián.
Público que no dejó de sorprenderse con la cantidad de nuevas canciones de su ídolo.
Fueron pocos los temas clásicos conocidos que interpretó y muchos los nuevos temas que saldrán en su próximo disco que está grabando junto a Javier Chulla Banegas, un joven músico que Abonizio presentó a mitad del recital, dándole lugar a sorprender al público con su guitarra y su clara y afinada voz.
Anticipos como El gran pez, Una chica MC Donals, o la canción del Conteiners dejaron a platea boquiabierta.
Canciones como La Villa de los Milagros (más actual que nunca) y el coreado Y ahora, fueron la más esperadas por la gente.
Abonizio interpretó una canción al estilo según él como si la hubiese escrito Nebbia, a quién por ser amigo se atrevió a componer una nueva canción Un niño en la cocina.
Hizo referencia a lo difícil que es llevarse con su productor “Ciro”, su hijo que allí presente no hacía más que pedirle que nombrara la palabra “Agua” por el Día Internacional de la misma.
Felices nos fuimos aquellos que extrañamos verlo por ésta ciudad, donde siempre nos regala su poesía, sus bromas ácidas y sus inolvidables canciones rosarinas.

Recital de Abonizio en el 1ª Festival Internacional de Cantautores en Paraguay




Doble click para ampliar

Éste viernes Recital de Abonizio en Rosario en la Islas de los Inventos, 21,30 hs

"Compartiendo el agua"
Rosario celebrará el Día Mundial del agua

Con muestras, conferencias, actividades para chicos y un recital a cargo de Adrián Abonizio, la ciudad celebrará el Día Mundial del Agua.

Rosario será el centro de un intenso programa de actividades vinculadas a la celebración del Día Mundial del Agua, establecido para cada 22 de marzo por la Organización de las Naciones Unidas.

Diagramada en conjunto por el Gobierno de Santa Fe, la municipalidad de Rosario, aguas Santafesinas, el Concejo Municipal y organizaciones ambientalistas, de usuarios y sociales; el programa prevé la realización de muestras fotográficas, de afiches alusivos y artísticas, además de la proyección de películas vinculadas a la problemática del agua, todo en el Museo de Ciencias Naturales “Dr. Ángel Gallardo”, en San Lorenzo 1949.

Fuente: Rosario.net.com.ar

Próximo recital de Abonizio en Santa Fé


ADRIÁN ABONIZIO Y MARTÍN SOSA: TROVA ROSARINA Volver
DONDE:
El Solar de las Artes - 9 de Julio 2955 - Tel.: 4554792

CUANDO:
13 de marzo de 2009 - 22:30

Adrián Abonizio es un musico integrante de la denominada trova rosarina, reconocido por su gran talento compositivo y por la calidad e inteligencia de sus letras.

MAS INFORMACION:

Adrián Abonizio es uno de los pilares de la trova rosarina por ser el autor de la mayoría de las canciones que grabó Juan Carlos Baglietto, transformados en éxitos rotundos para la historia del rock nacional y con un sello muy particular que sólo se lo pudieron dar artistas de un movimiento del interior que revolucionó toda una generación a través de temas como "El témpano", "Dios y el diablo en el taller", "Mirta, de regreso", "Canción de mate cocido" y muchos más..Su historial discográfico cuenta con cuatro discos, más una infinidad de participaciones en trabajos de otros artistas y no menos en la autoría de temas para otros cantantes de diferentes estilos musicales.

Esta vez trae bajo el brazo un trabajo de corte folclórico denominado "Cualquier tren a ningún lado" junto a otro escondido, vaya a saber por qué, artista de primera línea como lo es Sergio Sainz.

"Cualquier tren..." contiene una selección de temas compuestos por la dupla Abonizio - Sainz, como así también en solitario por parte de cada uno.

Encontramos una joya alguna vez grabada por Baglietto abriendo el juego y que en esta versión original del autor suena, quizás, una mejor interpretación, sin desmerecer la anterior. Tal es el caso de "No estamos a salvo" de autoría de Sainz.

Si hay algo que sobresaltar, además del espléndido resultado final de este CD por parte del dúo, es la excelente producción artística del multifacético Rodrigo Aberástegui con tan sólo veinte años de edad. Arreglos extremadamente cuidados para la ambientación de cada canción y la participación como cesionista y en los coros que lo deja en descubierto como un buen intérprete al mismo tiempo.

La sorpresa del último corte es un gusto del propio Abonizio dejando uno de sus himnos más conocidos como "Canción de mate cocido" a cargo de la interpretación estelar de Liliana Herrero y Raúl Carnota.

Si hablamos de invitados de lujo como los ya mencionados, nos encontramos al mismo tiempo con genios de la talla de Lucho González, Chango Spasiuk, Adrián Iaies, Mono Izarrualde, Rodolfo García, Virginia Álvarez y Mono Hurtado.


Fuente : corresponsal de Santa Fé: Marisa Artale

Próximo Recital de Abonizio en Rafaela



Es en la ciudad de Rafaela.
Hipolito Irigoyen 159 Biblioteca Estrada. , Sábado 14 de marzo 21 hs

Volver por Adrián Abonizio



Quisiera que mis amigos sean buenos y claros, de esa gente transparente, eficaz y sólida, pero no. No parece correr sangre alguna por sus venas. Son desconfiados, irónicos, altaneros. Hacen chistes presumiblemente geniales, insinuaciones mordaces certeras y se creen más allá de todo mal. Algunos trabajan de perdedores: sabemos queda bien. Otros son ganadores y no lo ocultan. Ostentan un racismo prudente y cuando lo exacerban es solamente por su humor negro, al que hay que soportar pues proviene de gente que ha leído y en todo caso, no son maldades sino contribuciones sociológicas. Mis amigos son solidarios con causas lejanas pero a las cercanas las obvian porque les atrae lo exótico. Son extremadamente derechistas, izquierdistas, brindan con alcohol caro cuando pueden y hay que soportarles las amantes, sus genios trasnochados, los berrinches de intelectuales, los rebusques para decir lo mismo con frases parecidas y sus sensibilidades especiales. No saben nada del mundo práctico, pero todo acerca de sus padres y en cuanto exactamente los han afectado, mutilado, castrado y otros ados que suelen utilizar. Quisiera que sean respetuosos con el prójimo pero se burlan; prefieren una buena escenografía de tragicomedias a poder intervenir para que alguna cosa mala deje de ocurrir. Viven entre avenidas y no van a ir más allá a mudarse. Se creen predestinados para algo absoluto y son una permanente promesa de que un suceso va a destaparse en sus vidas. Se consideran con luces pero agrisan en el atardecer y hay que darles vino para que no se terminen de entumecer. Arrastro a esos amigos de cuando era jovencito y creía que el mundo me debía algo que me había robado. Después medité y pensé que era al revés, para concluir que no es ni una cosa ni otra, sino un permanente mezclado de cosas, sin sentidos, malos entendidos, donde la piedad y la furia juegan en el mismo equipo. Yo estoy un poco harto de esos amigos, famélico de llaneza espero otros que no llegan y que me inflarían un poco las velas con aire puro. Soy consciente del porqué de mi elección: caí en sus redes de laberintos prefabricados y sus miserias que a la vista de sus encantos, se tornan perdonables. Yo estaba solo cuando los conocí y arribé a su círculo por una pollera que me pareció diferente y personal. Ahora es tarde, estoy atado a su falda; ella es la leona de un único mundo consistente en ellos, quienes por traslación se fueron haciendo íntimos. Mis amigos son eso y algo más: cuando uno escarba un poco y les raspa la pintura afloran lo que son: débiles, trastocados por teorías absurdas, machistas, feministas, nihilistas, artistas, arribistas y otros istas. Luego se ensombrecen iluminándose vagamente con ideas y posturas artificiales pero la parodia prosigue, porque según deducen es un fingir la vida y ellos son marionetas al viento, juguetes de un destino que los tornó lábiles, crueles, simpáticos, sabihondos, hondos, patéticos sin espejos. Debo abandonarlos pronto. He detectado una cosa a lo largo de todo este tiempo como de anestesia en que estuve en las cumbres de la estética, la ética y las formalidades de cosmogonías de sobremesa y poéticas sobre la existencia que te hacían sentirte exhausto, cómplice, casi un criminal solo por el hecho de vivir. Hace mucho que no veo fútbol: algo me pasa, algo me pasó. Me chuparon el cerebro con castrismos, castraciones y Castoriadis. Con significados, significantes, sigmunfreuds. Con comunismos, consumismos y confusionismos. Con alergias, alegrías y álgebras. Con posturas, proyecciones, predicciones. Con somatizaciones, sonorizaciones, sodomizaciones. Con siglas, siglos, sables, selvas, salvos, silbos. Me perdí en la telaraña en compañía de la máxima araña del amor, siempre expectante pero fría como una candileja apagada: restos de un romance ahora convertido en un examen diario sobre ecología, post Muro de Berlín, cine europeo medio y vanguardias. Esta mañana ella dormía, hasta tarde, como siempre y la descubrí vulgar. El hallazgo, lejos de aterrarme me tranquilizó. Luego evoqué al círculo de amigos y me dieron puntadas en la cabeza. Abrí entonces, en ese instante en que todo se hace sagrado, el diario en la página de deportes. Allí estaba el escudo de mi equipo: gallardo, arriba en un rincón, llamándome humildemente como en un tango. Y lo decidí; me vuelvo con mi vieja, al barrio y pisaré las tribunas que nunca debí de abandonar, entraré a las canchas nuevamente y me he de trepar al alambrado para aullar como lo hacía, cuando era lobo, tenía corazón y pertenecía a una manada más salvaje. La traición hacia mi club me será perdonada porque si bien he pecado, rezaré largamente para que mi contricción sea garantía de que nunca, pero nunca más he de abandonar los abonados campos de mi césped espiritual, donde me alimenté y sufrí, donde grité y susurré, donde aprendí a morir y matar simbólicamente, donde fui alimentado a chori y a coca y en donde mi amor no era eso que está tendido en la pieza, sino la piba del kiosco de la tribuna norte y que mis amigos, mis verdaderos amigos, ahora lo comprendo, no eran esos ilustrados arrogantes de calzones sucios sino esas otras siete, quince, veinte mil almas gritando todos juntos hasta ensordecer al mundo con el venerado nombre de mi divisa.
Autor: Adrián Abonizio
Fuente: Diario Página 12.

NOTICIAS PARA FANS





Además de grabar y componer Adrián Abonizio me pasa ésta info para compartir.

*) Finalizado está el libro de aguafuertes de la columna de Opinión del diario La Capital desde el período 2005 al 2007.Recopilacón sustanciosa que habrá de salir por el sello Ciudad Gótica.
*) Culminación de su novela corta " Tristes Lobizones" un triller sangriento y poético sobre un asesino serial, El Lobito, que mata al ver invadido su terrtitorio de caza.Se espera que en el 2009 salga a la luz.
*) Libro de POEMAS aún sin título.

Tóxico de fé



Tóxico de fe

Vengo insistiéndome
Disimulando y ostentoso
Parezco limpio
Asisto a los actores
Con un vaso de ceniza
Y otro de aleluyas
Vengo volándome
De a poco de a mordiscones
las pecas de mi dolor
Borrándolas
Con anestésicos
Ante los que urdo mecánicas tramas
En donde soy el sonriente yeti
El doctor viene de la sala
Él está redondo, rosa, marital
Con su confesionario a cuestas
Su esposa
Sus recetas sus modales de gerentes de poética
Y me saluda
Asiste a mi cabalgata
Me fascina con sus viajes
Atributos redondos
Genitales torcidos
Adicción con alpiste
Marcapasos de ombligos
Y caléndulas vomitivas
Soy mi ofrenda
Le insisto
En la alegría mortuoria
De acabar intoxicado entre sus líquidos
Pero él, mago con globo inflado
Asteroide de gas parlante
Guardián hipnótico
Me da una palmadita
Y como en un zoo
Me arroja una pastilla
Y va soltando una granza de bolsillo
En las otras jaulas


Autor: Adrián Abonizio
Libro: Casa de fieras

Homenaje a Olmedo , por Adrián Abonizio




QUE ESTAS EN


Nunca estuvimos tan desarmados
Desamparados
Un ángel con la cincha floja
Tira del carro
Extrañamos tanto a Olmedo
Como un lado de juventud
Un milagro
O algo entumecido que de nuevo vibra

El poeta es apenas
La jactancia de una certeza
Falsa humildad del criador de perlas
Que troza fotogramas que no son
Extrae apenas una muela ficticia
De la boca de la vida

Y seguirá así indefinidamente combinando
Fotocopias de almas por sombras de sueños
Piedras transparentes por teléfonos de piel

Pero
Pero siempre pero
Me quedo corto a la hora de la hora
Y llega el lunes y se hace de noche
Y palpo a buenos aires tan
Abandonada
Tan deshilachada
Que necesito verlo de nuevo en la pantalla
Para asegurarme con un cinismo tierno casi diría exacto
Que solo aquí en la colonia mayor de la cruz del sur
Es posible que un vivo
Haga reír
A tantos muertos


Autor: Adrián Abonizio
Libro : Casa de fieras
Homenaje a Olmedo

Nombre propio


NOMBRE PROPIO



Tengo la tentación de haber escrito
Los poemas por otro
En ésta ciudad perdida
La gente olvida sus nombres propios

Fumo y perfumo el corredor
Con mi oliente incompletad
A la espera atestigua
La belleza duele en las entrañas
La detenida y pálida presencia
Olorosa como si viniera de mujer desconocida
Sopla en el cristal oprimido por el sol

Tendido como un cucarachón
Al que perdonaron ayer y hoy excomulgaron
Y lo pelearon y rayaron su pubis
Luego le pidieron dormirse
Con una filosa limpidez de aguja
Cae cae él cae caigo

Desde el adormilamiento
Desde el sonrosado torrentoso fin de luna
Calladamente desplomado en mi
Jubilado pardo del clavel, veintinueve años y una esposa
Si no es para tanto, apenas llevo raspada un ala
Qué problema profundo deja huella en éste silencio raso?
La guitarra depura un pañuelo vulnerado
Para tu cabeza de saussure
Tu inmovilidad de adivinanza que es tierra rotoamor

No jodamos, ábranme de esta cama
Que cae cae por el aire caigo
Tieso y sumergido de este acuario amable
De temperatura terrenal y peridural pasión
Aroma a pollo hervido santas liturgias pasaportes innombrables
Ropa de parientes murmullos y novias dispares
Mientras la cadencia de una enfermera lobuna
Musita “ Tócame soy tuya” pero sola dibuja un gesto
De profesional encuentro hacia el caído
Circunda el televisor que echa centellas
Dictamina el gráfico de armonía lobotomía
Seminomia en estado puro y desde la niebla
Imagino una veta incalculable de tesoro de carne
“quiero acostarme con vos” antes que partas
Pero solo me da un besito triangular en la frente
Por los inmolados
Por los arponeados
Por los cantautores
Por los corazonados



Autor: Adrián Abonizio
Libro : Casa de fieras

Miramos solos


Miramos solos

Tardarán
En abrirte
En mojarte
Circularmente
Cerrada y llovida
Movida como un dado
Sellarán
Tus manos
Profecía arrebatada
A una fe barata
Show de los muertos
Comediantes barbudos
Te pedirán que los pises
Que escribas epitafios
Que aspires
Enturbiada
Faraona tumbada
Por ese tubito
Manoseado como un diente
Y acabarás dormida
En brazos
en otra magia
En fin es cierto
Profetizamos con licencia
Dormidos
Y el agua
No nos deja ver
Más que palabras


Autor: Adrián Abonizio
Libro: Casa de fieras

Botellas y almas queridas


BOTELLAS Y ALMAS QUERIDAS



Vinimos al lugar equivocado por error
Nuestra infelicidad
Consiste en reclamarle a ese alguien
Que está en lugar de nosotros
Un poco de aguante
Y de ternura
Ahora que a la luna la han roto
Comprenderás algo?
Sed de estar en otro lado
Sin la cara ajada y de limón
Somos la parodia de algo que no empezó
Catecismo del cinismo, palabrejas insutas
Cagadas de frío
Necesitadas de tener algo no sé qué
Pero tener
A falta de luces
Tener una combustión en cada mirada
Posadas sobre las maravillas
O los rastrojos
Si es que hay un cielo
También habrá quién lo necesite
Ideas astilladas que la cerveza apura
Y tus piernas desnudan
Carraspeado astronauta en mayo
Tu bufanda quedó enganchada en un aerolito
Y fue percal angélico y alcoholico
Tu frío
Alguien , quién sabe ella, un espectro
Te tiene que devolver tanta hermosura
Soñada anoche. Como los celos que el jockey siente
Frente a la gatera que ciñe el caballo,
Sentís la cobardía de la competencia
Y la soledad del viajador
Sabés que los domingos los patos hacen cola
Para estar primeros en la lista
Y que un zapato en el agua pesa menos que
Un cadáver de un ahogado
Pero es más siniestro
Sentís un tirón hondo en la zona de agua
Será un riñón gastado
O un anzuelo que ella tiró
Intentando pescar en tus profundidades
Sabés tanto que da vértigo mirarte.


Autor: Adrián Abonizio
Libro : Casa de fieras

Lugar común


Lugar común


Quién podrá oír tu voz maternal
Sabrán de tu luto es ocasional?
Un angelito es apenas
Quién bebe del vaso de los otros
Los contagia de plumas
De un optimismo a prueba de fracasos
O la mera moralidad
Son sabemos cuestiones de creer
O no
Territorio de la evanescencia
Es el sentir mafioso
Que encubre una belleza para salvar a otra
Ah chica leve
Cuánto esperé para decirte que
Lo que el enemigo vuelca
En tus costado
En tus oídos
Es solo diario carcomido
Tinta vana
Palabra trucada
Nada
Y estás sentada la ropa te ajusta
La negrura cae por tus piernas
Y sos chispa y perfume
Fuerte
No te detengas a verte morir hermosa
Antes del amanecer
Nada te ensombrecerá de rabia
Mi bella
Te mereces más que este piantado mundo
Yo te haré dormir
Yo te haré llorar.


Autor: Adrián Abonizio
Libro: Casa de fieras

Insistencia



INSISTENCIA


Espero una orden de algún lado
Arenal caliente en mis sueños;
Creí que me dejabas, era en un teatro
Y Gardel cantaba con una rana en la mano
Después me desvelé, ví que dormías
Abrí el marco
Y era la empañada luz de la tarde
Escribí la memoria de los mitos
Sentencias en el idioma de los taitas
Historias pasadas por segundas manos borjanas
Un poema dedicado a la daga
y el último tucazo
Por un beso
Ya que los mitos aplazan los degollamientos
Y todo ese paquete absurdo llamado tristeza
Se lo comió la rana
Que estaba en tu falda
Y eso fue una señal redonda
Eso y un beso
Son la orden
Que esperaba
Soñando

Autor: Adrián Abonizio
Libro: Casa de fieras

Especie de gusto




Hay azafrán de color indefinible
Ángel del señor
Palabra combinada
Con mandíbula
Pez
Abrazo
Resaca de tiempo
Filtrado en una noche de velas
Surcadas y carmín
Pero carmín de las difuntas
Ahogadas en el canal
Llenas de azahares y sapos
Candombe de los santos
Eterno chiste ajado
Sobre la mesa de hule y lágrimas
Dejemos ya de amargarnos
Aunque nos guste ver
El lingote de carne de animal
En el antebrazo
El brazo del azar
De comer
De soñar
Humillados
Hermanados
Hijos de los confines
Donde la suerte desconfía de sí misma
Hay pimienta que en las olas te descargas
Necesito de tu fulminante
Comida
Trampa
Velocidad
Y naúseas
En tu cuello entero
Yo adivino todas las ciudades
Y los condimentos
Vuelo rasante tormentoso beso dado
Entre traficantes
Bautizadotes de las cosas
Esas que ya han sido cortadas
Y se disputan los pedazos
Bestias de veloz acuerdo
No hay entre nosotros
Más que amor
Y especias


Autor : Adrián Abonizio
Libro : Casa de Fieras

NOTICIAS PARA FANS





En marzo de éste 2009, bajo el sello "Instituto del Paraná" saldrá el NUEVO libro de Adrián Abonizio, relatos de infancia futbolera, recopilacón de contratapas del Rosario 12 durante el período 2008.El título tentativo va desde "Deportivo Perón", "Deportivo Pocho", "Las pelotas de la maestra" o "El fútbol silencio".La correccion y el armado cuenta con la participación del equipo de Ciudad Gótica, editorial local.
Finalizado está el libro de Aguafuertes de la columna de Opinión del diario La Capital desde el período 2005 al 2007.Recopilacón sustanciosa que habrá de salir por el sello Ciudad Gótica.

Pescando tras el muro de la patria



El tipo, un cincuentón quemado por el sol; con la brasa entre los labios volvió a encarnar y arrojar la tanza lo más lejos posible. Cada atardecer, desde su viudez, ocurría lo mismo: cargaba el maletín de pesca en el renaulcito y se iba al muelle, a estrellarse en la confirmación de una liturgia del aburrimiento descolorido: ya no había pesca en el muelle de Rosario.
Tenía una manía, contar barcos. Una hora diez y 23 barcos de calado enorme. A razón de uno cada tres minutos. Ellos le estaban espantando las bogas. Habían dragado demasiado hondo para permitirles el paso a los monstruosos buques y ahora las barrancas temblaban de miedo a caerse. Y las redes finas que los pescadores menores habían puesto, luego que a ellos, desde las factorías, les habían puesto otras más finas aún para que no pase ni siquiera un feto de bagre, completaban el revés. Una guerra submarina para darle de comer a vacas de Europa, pescado nuestro aplastado, reseco. La bosta de ellas sería barrida por ignotos franceses, alemanes rudos, para ser tiradas en una acequia final. Ahí quedaba el victorioso Paraná. En esa ciénaga apartada. Los hijos del río yacían definitivamente hechos desperdicios, pero antes deberían de cruzar el océano en cubos olorosos a pez, licuados en una harina degradante.
Negó con la cabeza: no quería ver eso. Se lo imaginaba y le quemaba la razón. El Monumento a la Bandera, a su derecha, se encendió de golpe: le habían puesto una corbatita blanca consistente en una franja blanca con costados azules de neones, cosa que luciera como una bandera erguida. El puente, otro espantador de peces, también se encendió de golpe y el tipo tuvo en ese momento una nostalgia de lejanías tangueras: extrañaba lo que no conocía. Irse; ya era tarde. Conocer los puertos de mujeres exóticas y fragancias prohibidas, ya no podía. Ya no quería más desearlo porque en ello se le escapaba ese deseo de animal que olía a la esperanza por un mundo distante y tal vez inexistente, como contrapartida de éste, previsible, parado en el lanzadero sopesando que ningún tirón del otro lado de la línea le daría un vuelco en el corazón al fin y su confirmación de pescador de raza.
Los del campo estaban ahí nomás, de pie pero agazapados, las manos al frío, incomprensibles e incomprendidos, llamando a la gente junto a los guardarails y los tambores con fuego. Los del gobierno, se asentaban, cálidos en sus ministerios, tironeando una soga con olor a bosta. No se entendía el por qué de tanta saña. O sí. Uno tira diez gatos hambreados en un campito y sobreviven dos. Eso era esta guerra, la submarina y la terrestre. Comer, hartarse hasta explotar. No pensar en el mañana, engordar, morir sin morir. El que hace sufrir se muere, se solía decír para sus adentros. El era distinto. No entendía mucho pero hubiera resuelto mejor estas pendencias. No hubiese empezado la pelea o bien, hubiese sabido aplacarla con eficiencia si hacia él la dirigían.
El Rosario del General Belgrano estaba allá abajo, con sus baterías apuntando a la nada. Un gordito enfermo, loco y armando la patria de la nada, según había leído. La patria. Se le figuró un muro enorme, con agujeros de bala, pintadas y graffitis donde cada uno escribía o asesinaba o comía o hacía sus deposiciones según su credo. Pero el muro nunca se terminaba, encalado y ceniciento. Un muro que delimitaba vaya a saberse con qué cosa. Estamos encerrados en la patria, pensó. Y se sobresaltó. Dejó la caña y, como cada vez que un pensamiento gigantesco lo absorbía, tenía que sentarse y disolverlo, entrarle al centro. No era de hablar, era de pensar el tipo.
Así estaba cuando arribó al apeadero un colega. Venía de buen humor, fumándose el frío de la noche que se insinuaba. —¿Y? ¿Pican, amigo?—, le dijo sabiendo que no le contestaría, porque hace mucho tiempo que nada bueno estaba sucediendo en esas aguas con olor a sorgo descompuesto.


Autor: Adrián Abonizio

Instantáneas de Clonazepan



Las retorcidas palabras chuecas, las estridentes demencias de oratoria, las dudas, la paranoia, nos arrojan al dilema: estamos con o contra. Soportamos no poder ni asomarnos hasta Cañada de Gómez porque a fervorosos gauchos de encendido eléctrico se les ocurrió, en salvaguarda de la patria, impedírnoslo. Como moneda de cambio se nos ofrecía una presidenta repleta de tics que los azuzaba tratándolos de golpistas. Lock out técnico, cierto, pero una vehemencia litúrgica y exagerada también. Los mismos defensores del ambiente botniano ni mencionan al glifosato. Tampoco el gobierno. Botnia resultó un angelito al lado de Monsanto. Lo saben de ambos bandos. Lados, quise decir. Nadie dice nada. Los que van a perder su tierra no tienen voz.
No se dialoga: la Constitución permite acopiar la renta extraordinaria, los del campo apostaron y sacaron pleno: quieren todo. Bienvenidos entonces a la patria de los gritos. Se grita para razonar, para hacerse entender, para dialogar, para tener fe y para rezar. La patria del teflón, la del batón de empleada doméstica que golpea la cacerola por su ama, la de los montoneros sin y con Perón, la ridiculez de enjuiciar al gobierno por un algo izquierdoso que nunca hizo, asalariados sin salario, la de los bien intencionados y los creyentes, los dirigentes oligarcas y los maoístas, los de la solicitada a favor de Videla y los del grito de Alcorta, la de los sin casa ni agua acampados frente a la sede de la Gobernación santafesina en diagonal con el Rock and Feller Center en Rosario -ex centro de detención clandestina- y hoy elegante bar. No usan cacerolas: no tienen.
Binner habla como un Buda pronosticando tempestades y Reutemann que tercia como oposición cuidando, sin eufemismos, su campito. En el medio, una franja de grises. Vemos por tevé por vez primera las caras de algunos legisladores y me sorprendo pues no hablan tan mal como uno los imaginaba. Pero bueno, a uno lo tornan desconfiado. Taiana, con su carpeta donde dice Relaciones Comerciales aterriza en Portugal para emprender voluntariosos intercambios y se entera que mientras él volaba hacia las costas lusitanas, hubo acuerdo bilateral celebrado entre gallos y medianoche en algún galpón ribereño y entre muchachos pesados: un cargamento de más de seis toneladas de cocaína partió de Rosario hacia allá. Pavada de charlita como para romper el hielo habrá tenido el funcionario. Mientras, la Capital de los Cereales amanece bajo la niebla debatiéndose por el astro rey que no funciona más. —Importemos sol de Europa—, me dice un tipo, mientras le pega con los nudillos al diario como para amansar a las noticias que le disgustan.
Aumento del boleto de micro y el blindex o la alarma o el enrejado para los taxis. Una ciudad sitiada con un centro saturado de señores que con sus polarizados o sus matracas antediluvianas compiten por quién ocupa más espacio, camina menos y contamina más. Claro, el negocio de las maquinitas expendeboletas de estacionar es fabuloso. Y su adjudicatario es el ex menemista Manzano, aquerenciado en la ciudad. Entonces uno bebe el café abstraído y mira el cielo empollado de torres que crecen a golpe de maza y hasta puede asistir a la caída libre de algún pajarito humanoide. Pegado en una obra en construcción clausurada un afichito recuerda: “No somos suicidas, nos obligan a matarnos”, con el dibujito de un casco obrero. El D’Elía poderoso como un rey watussi, cortador de alambradas foráneas, trompeador y trompeado, con su vocecita, ha desaparecido de escena. Luis Barrionuevo asusta con otra CGT y Moyano se abraza con el gobierno en un final anunciado.
El café se enfría y uno recorre otras latitudes imaginando en qué mundo se estará mejor. Aquí dentro el ruido es insoportable: la máquina de café resopla como un toro rabioso, la música que se propaga es horrorosa, el parloteo es altísimo y la moza, hastiada, cuando corre una silla sin la gomita en la base de las patas es como si rechinara doscientas tizas sobre un pizarrón.
Mi medicación, ella me salvará. Recurro y la bebo como quien se traga una lunita mágica. —Tres sacudidas es masturbación—, decían los chistes de los mingitorios. —Tres pastillitas es adicción—, me digo. Pero son las once y mi clonazepán es el dios protector que me llevará hasta el mediodía sin taquicardia.
En la esquina me ofrecen DVDs de películas que se estrenaron anoche en las salas comerciales. También señoritas solas en sus departamentos, pero ya vi ambos films. Busco un sitio tranquilo, con aguas danzantes, aromas a mirra y silencio. Voy a la clínica.
—Está bien de la presión—, me dice el médico. —¿Está tomando lo que le indiqué?—, alarga, mientras bosteza. El también está harto de este spleeen sin ruidos de su consultorio. El hubiese querido ser investigador pero la vida lo fue cercando a este cuadrilátero de obra social donde se puede ser medianamente feliz.
—Este fin de semana me voy al country y me olvido de todo—, repite. —Usted, ¿adónde va?. —Nada, yo trabajo—, le contesto poniéndome el acorazado piloto para la garúa. Le doy la mano y se queda mirando el horizonte. —Ferraruti—, llama tarjeta en mano. —¡Ferrarutti!—, grita. Y la no llegada de Ferraruti lo desconsuela al punto de llamarme y pedirme si no le hago compañía un rato.
En la sala de espera hay una tevé que habla del dictámen de la 125 y emite señales de Poblete como un verdugo engrillado rumbeado hacia su perpetua. El doctor pone sus piernas sobre el escritorio y fuma.
—Ah, qué ganas de dormir la siesta—, alarga, mientras mira el vapor de adentro dibujado contra el de afuera, el que viene empujado por el humo de los pastizales desde las islas entrerrianas. Y, efectivamente, se queda dormido, con un fondo de patria sonora, debates, discursos, pacientes que se esfuman y clonazepanes que regala como al pan.

Autor: Adrián Abonizio

Fuente: Revista Zoom

Carnavales de la alegría


Reflexiones


No es verdad que los carnavales me ponen melancólico por lo que tuvieron de felices. No constituyen un pasado emblemático de alegrías pasadas ni fervor póstumo. No eran más que la vigilia de las armas en una semana de vértigo y novedad. Mi única melancolía fue comprender, en el amanecer de las cosas, que la pena verdadera estaba en el primer fracaso amoroso, la sordera de un país caníbal y que habría de caminar mucho y mal todo aquel no nacido en cuna de oro. En la escuela obligatoria y en la familia desarmada. La patria de la inocencia. La patria de las cosas mágicas. La patria del anochecer en que uno se dormía protegido por el retumbar de las comparsas que ensayaban en los barracones. Los carnavales no igualaban nada: mostraban lo que éramos.

Eran una droga poderosa: uno podía sangrar en una pelea que el Rey Momo lo curaba. A uno se le podía morir un tío que el carnaval lo amenguaba. O un padre hastiado molernos a patadas o mordernos un perro rabioso o caer por goleada que el carnaval todo lo sanaba. Ser chicos era una maldición de indiferencia. Lo único nuestro y poderoso era el juego de agua en la siesta, en que uno olvidaba masturbarse o mirar canal cinco, para salir a mojar chicas. Recuerdo que se evitaba gastar agua en las feas y ese estigma me duró hasta hoy: cuando puedo voy hacia una y le declaro un amor de paso como para redimirme. La impiedad y el sarcasmo, el erotismo, la victoria o derrota estaban en los carnavales. Algunos les ponían a las bombuchas piedritas o venenitos de paraíso para que doliera; otros pintura para que manchara y los más osados orina para que oliera. Yo despreciaba esas prácticas pero al tener una puntería endiablada, me solían contratar los más grandes como mercenario a cambio de fotos porno. Cuando me hastié del contrato vil (diez víctimas por una foto de la Sarli) escapé y allí, en el atardecer con olor de glicinas y el recio sudor que exhalaban los mayores que se habían estado corriendo con cubos de agua, descubrí la hilera de cantores que esperaban su oportunidad de inscribirse para trepar alguna noche al escenario. Cantaban cosas tremebundas, horrorosas, lúgubres, pero al ser carnaval la gente perdonaba esas letras mortuorias, esa vergüenza ajena mientras llovían serpentinas sobre sus cabezas engominadas de artistas y resonaban los compases fúnebres de sus vidas de tango.

Nada importaba, la gente era bestial pero feliz; los ignoraba o compadecía con aplausos, nada importaba y esos tipos habrían de ser prontamente olvidados en las postrimerías de una bacanal inocente y con luz de amanecer, sin sexo ni borracheras de cuchillos y en una claridad de patios mojados con la evocación de besos que no fueron. Mirábamos a esos cantores. Los veíamos pasar derrotados y pese a que veníamos de una carnicería y éramos curtidos soldados de línea, jamás se nos hubiera ocurrido burlarnos. ¡Ah esos cantores amateurs caminando la plaza del barrio cabizbajos, tomando agua de los bebederos porque no tenían ni para una gaseosa y regresaban a sus oscuros barrios metiéndose en la noche de los vencidos! ¡Ah, esos gorditos tímidos, esos flacos venosos, esos colorados refunfuñantes! Esa sí era una Señora Melancolía; era la derrota, la auténtica derrota de un pueblo. Lo comprendí después, cuando uno ya no vería jamás las cosas desde afuera. Una noche fuimos al desfile y pasaron mascaritas, marcianos con cabezas de engrudo, parsimoniosos carros con guirnaldas, triunfadoras gentiles de dientes blancos, reinas del disfraz perfecto, candomberos falsos con hollín en las caras, negros ficticios, todos seguros de sus vidas y el podio que los aguardaba. Entre la gente, cubierta su cabeza con una bolsa de nailon dura, andaba un tipo que besaba en la boca a los hombres. Aquello me sacudió, algo siniestro se estaba incubando bajo las farolas y yo lo había descubierto: era el margen, la pobreza, la miseria. Eran los cantores sin laureles, las feas a quien nadie mojaba ni sacaba a bailar, eran los mariquitas que debían esconder su cara.

Allí, en ese espacio perfumado, con estrellas simulando bombitas sentí que me alcanzó un rayo y me abrió una herida con la comprensión cabal de mi destino: jamás sería como los triunfadores, jamás me compraría un traje luminoso y jamás estaría del lado de los ganadores. Lo supe ahí, como supe también que escribiría para redimirlos. Eso marcó mi vida y signará mi muerte. Y la gente habla tontamente de los carnavales como con melancolía tenue, como la postal de un cielo perdido y maravilloso. Melancolía legítima en suma, pero no entienden la mía y es razonable: la gente en general elige a los ganadores, pero ignoran que la sombra que proyectan sobre ellos es de falso oropel, de un agua florida descompuesta y de un Rey Momo que se les está riendo en la cara desde siempre.

martes, 08 de febrero de 2005
Adrián Abonizio

NOTICIAS PARA FANS


Abonizio graba junto a Chula Vanegas y otros invitados el disco "Canción de cuna para murciélagos" a través del sello Atypica de Bs AS, su director Cristian Arce sacará además de este el postergado "Tangolpeando", cd de tango grabado en el mítico estudio Moebius donde grabara Almendra, una especie de Abbey Road criollo.Sobre los temas terminados Abonizio le agregó temas cortos, relatos bufos e irónicos, a ,odo de separador con musica de Martín Delgado del grupo San telmo Lounge actualmente en Europa.

Lo que el viento No se llevó




Recital en Vivo realizado en la ciudad de Rosario en el teatro Auditorio Fundación ,el sábado 20 de Agosto y 21 de Agosto creo que del año 1998, apesar de tener la entrada del mismo no figura el año del mismo.
Tocaron con lleno total Juan Carlos Baglietto, Jorge Fandermole, Adrián Abonizio y Rubén Goldín acompañados por Claudio Carbone en teclados y Ivan Tarabelli en pianos.
Hoy gracias a la tecnología y poder contactarme con gente maravillosa que han hecho posible que podamos disfrutar de aquel memorioso espectáculo.
Agradezco muy especialmente a Elba Nunci de La Cofradía y a Marisa Artale por poder
conseguir éste material tan preciado.
Para poder escucharlo solo tenés que ir al costado derecho de la pantalla y buscar en Playlist color negro que está por debajo de las Etiquetas.

Como ser rosarinos y ....

Ser rosarino es una entidad difícil: se es mucho o no se es nada. Somos grande para el interior, pero miramos a La Capital con paranoia de pueblo chico.Con semejante Monumento los machos de la ciudad solemos mirarnos desnudos al espejo y murmurar: ..."no hay nada que hacer...". El río, dicen es uno de los más anchos del mundo y uno lo mira bajar al mar, siempre desde la costa, nunca embarcado de lujo, ajeno al precio de la nafta y las preocupaciones terrenas.
Luego, el tema femenino: si están las mujeres más bellas debe haber una matemática que nació espúrea: ¿donde están las que nos corresponden? ¿Porque no caen rendidas ante nosotros? Leyendas urbanas, fábulas de criollos machistas, nos decimos y contemplamos embobados la sombra cambiante de un edificio de hace dos siglos atrás caer sobre un contrafrente donde una gigantesca dama de Vanzo baila un tango imposible. Una aldea exótica: frente a mi casa vive Rita La salvaje pero nunca se deja ver.
Por allí desfilan cubanos, jamaiquinos, dominicanos fumando cigarros negros de hoja, deambulando, hablando en argot en las cabinas telefónicas, cambiando dólares. Marineros varados algunos, de paso otros, yo los miro como a la fauna de un país de oriente mientras escribo que este cronista, con el porte de falso atleta que corre junto al puerto, se va metiendo en la noche rosarina, estelar y de neones, con una luna arriba que parece va a hundirse en el Paraná.Regresé a Rosario hace dos años y ya parece que fue ayer.
A no ser por los carros de a caballo, por los revolvedores profesionales de basura plástica para vender parecería una ciudad europea, con sus torretas y sus alfiles y sus luces. En Rosario hay rusos, franceses, viajeros de distintas tierras que se han afincado; personas y personajes vaya a saberse atraídos porque raras flores.Temo que la frase aquella se haga verdad: "el progreso es bueno, pero cuando termina?"
Autor: Adrián Abonizio

Día de los Santos Inocentes

Brindemos!, sí, pero hagamos silencio por los Santos Inocentes que mandó a matar el terrible Herodes!, explotó poniéndose de pie la tía Eulalia. -Esta boluda siempre arruinando las fiestas, dijo por lo bajo Diácono. -Te escuché. réprobo, oí tu insultante frase, pero sigamos y oremos, terminó con un abatimiento teatral. -! Sáquenle el chupi, reclamó alguno. Era la previa del remanente de los festejos con las sobras navideñas: Parva de trozos de pollo, hectolitros de sidra, pilas de turrones yacían tapadas sobre el mantel de hule de la casa de la Nona, mientras eran las once de la mañana de aquel 28 de diciembre y la tía Eulogía otra vez se había mamado tempranamente -!Soy una catequista de ley, una esclava del Señor!, gemía amparándose en sus fueros celestiales cuando fue arriada hacia una de las reposeras para que se aireara y soltara la copa que tenía en su garra como si fuera el Santo Grial.
Yo ya había tomado la Comunión y se me mezclaban los sentidos: El 8 de diciembre a la vez que era el cumpleaños de mi madre, era algo de la Virgen, ascensión, natalicio o descenso, no recuerdo. Aún tenía la entrepierna paspada pues el trajecito gris que me habían dado era de sarguilla y ningún adulto supuso lo que significaba el calor, los hilos de agua cayendo hacia el culo mismo, la vergüenza de estar disfrazado y en el fondo, sentirse un pelotudo. Con mis primos decidimos huir al campito a quemarnos en los pastizales corriendo una pelota, sacudirnos las hilachas de la entrada a la religión y la adultez temida.
Ibamos con la número tres bajo el brazo. Comentábamos con risas el estado mental de la tía Eulalia. Pasamos por una tapicería: Nos debían allí el pago por la limpieza del patio y con él pretendíamos hartarnos de Coca familiar, luego del partido. Entramos; bajo el resplandor solar del mediodía las pelusitas bailaban entre los chorros de luz que penetraban por las chapas agujereadas. Había ese olor a lustrín y sudor. Entonces lo vimos: El flaco dependiente, el clavador de sillones, sucio como siempre estaba al fondo sumergido en su tarea tan concentradamente que ni nos oyó acercarnos. Uno a uno, extraía de un cajón de manzanas sendos gatitos que iba ahogando en el piletón. Alguien hizo un ruido o una mueca. Se volvió como una fiera sorprendida en pleno asesinato. -!Eh, para afuera, váyanse!...tenía la sonrisa amarronada y el pelo le cubría los ojos. Transpiraba, como en cámara lenta las gotitas de sudor caían sobre el agua del crimen.
Corrimos hasta la canchita y poco dijimos. El sol nos echó una bocanada de dragón y nos expulsó hacia la sombra de los paraísos en un rato. Era imposible jugar. No pudimos tomar la Coca, pedimos agua en un lavadero de remolques y regresamos por las calles de tierra. Al llegar a la puerta, donde la sombra de un gigantesco plátano amparaba del infierno, la tía Eulalia era mecida por una niña vecina, una mano en la Biblia, la otra peinándose los largos cabellos grisados -!Infantes míos! !Santitos inocentes! ¿Habráis visto el pecado de la carne entre las piernas de las negritas que traen esas caras de espanto?. En la galería había un espejo y allí nos miramos. Sofocados, la claridad impedía ver las siluetas. En esas condiciones nuestras facciones danzaban imperceptiblemente al son de esos gusanitos trasladándose de un punto al otro, aquellos que uno ve en el cielo si se mira mucho y fijamente. La gata barcina, la de nuestra Nona, maulló detrás nuestro, como preguntando algo. Entonces recordamos la matanza de ese día y nos echamos apesadumbrados bajo la escalera que era el único sitio donde la humedad impedía el calor.
Nos llamaron a comer. En los restos del pollo alguno creyó ver la silueta de un gatito. El ventilador hacía un ruido de motor de avión. Había música de los Wawancó. Comimos con repugnancia, envueltos en el giterío y la alegría salvaje de los mayores disputándose los restos del festín. Tía Eulalia callaba, rezando por lo bajo. Tío Diácono hizo un chiste acerca de su sexualidad dudosa y hasta hubo un instante de descuido para robarse una botella de sidra helada que pasó de mano en mano por debajo nuestro hasta que el Dany la sacó afuera y subió con ella a la terraza. Al rato lo seguimos pero ya se la había tomado toda. Moqueaba, no sé si por el alcohol, por él, por nosotros, por la tía, por la familia entera o el mundo y sus pesares. Nos dió a entender en su lengua de borrachín asoleado que todos éramos como aquellos gatitos, santos inocentes y predijo en el mismo tono que la tía Eulalia las terribles batallas que sobrevendrían. -...por los siglos de los siglos, a todos nos van a ahogar algún día...y eructó después. Al Dany lo tiraron desde un Hércules al Río de la Plata, cerca del año 1978.
La tía Eulalia seguía insistiendo que un ángel se lo había llevado hasta que se murió de vieja. Pidió ser momificada como una santa y exhibida en la casa de la Nona. Los tíos no lo permitieron.

Autor: Adrián Abonizio

NOTICIAS PARA FANS



En díalogo con el músico Adrián Abonizio, éste nos anticipó el lanzamiento de su próximo DISCO
llamado " Embarcaciones" , es un disco terminado que espera sello y que esta grabado en BsAs. con producción propia junto a Sergio Muerto Sainz en bajo; Rodrigo Aberastegui en guitarras y Adrián Abonizio en guitarras.

"Todos tocamos un poco de todo, cantamos, y compartimos composiciones y autorías diversas.Nos entrecruzamos en un trabajo donde están repartidas, inadvertidamente parejas, las canciones en cuanto a sus autores." (comentó)

Invitado en percusión figura Tomy Sainz, hijo de Sergio, actualmente en la banda de Javier Malosetti.
Esperamos conseguir sello y distribuidora para continuar el sino del anterior ·"Cualquier tren a ningún lado" mencionada a 2 Gardeles en mejor Disco de folclore, y Revelación del 2006.

Recorte Diario La Capital de Rosario

Domingo 4 de Enero de 2009.


En la sección SEÑALES del diario se preguntó a importantes personalidades de nuestra ciudad, sobre que leer; (1) En qué lugar lograr el descanso deseado? (2) y qué música o película aprovechar sin apuro (3).


Doble click sobre la imágen para para ampliar.


Fuente: Diario La Capital de Rosario, Santa Fé (Argentina)

Mielamor

CARGADA DE PRODIGIOS
GIRA LA MIEL
OBTUSA
ESDRUJULA
CARNE CONDENADA A SER FELIZ
BRUJA TERNAL
FAROL INTERMITENTE
ENTRE VARIOS AMORES
COMO GUIÑOS
MIS CANCIONES
EN TUS PIERNAS DE BAILE
ENREDADERA SUBMARINA
CRESTA DE BARRO
CABALLO CIEGO
ES LA MUERTE
DE TANTO LLAMARLA COMERÁ
EN TU MONO.
CORTALA , DULCEMENTE TE DIGO,
EL PORVENIR REMOTO,
ES EL AYER DESPREVENIDO
ÁSPERA VOZ QUE GIRA
DULZURA DE AVISPAS
QUE SE HUNDE PARA CERRARSE
Y TAL VEZ EVAPORARSE
SIN DEJAR MAS QUE EN LA TIERRA
UNA MIEL


Autor: Adrián Abonizio
Libro: Casa de fieras

Cines bai gente media

por lo visto
el oído hace mella
resbala y se ciega
a todos los frentes
traslúcidos y frontal
como un grito de auxilio
larga el ceño la duda
la mascarada
gente arremolinada
gente de fes a plazos
media clase del domingo
sudando por imágenes de guerra
sonriendo ante el patético
cómico tropiezo nueva york
y el volver
con que los inaugura
el cantor de tangos
y por un momento
los reconoce
los aterriza
en su tierra, la argentina
mirá vos
no nos habíamos dado cuenta
a no ser por ellos
los de siempre
los negritos
que a la salida
piden
un balazo

Autor: Adrián Abonizio

Libro: Casa de fieras

Aplausos

Los artistas dicen que se alimentan con aplausos
como los pececitos en la pecera necesitan de otras manos
para llenarse el buche
Las maestras enseñan las marcas coloridas de los límites
pero desconocen los lardosos confines de sus broncas y sus ligas
a ambas muy pocos llegan
Nadie me llama para decirme que hice un viaje con buenos sentimientos
En las tripas. O te quiero y punto. Sólo ella, la mártil, a la que contesto
ausente, que sí , que ya va, que todo es ficción
Sólo ella me desespera
porque me desespera
Tragaluz en el desayuno
Es una islita ciega
tanta locura no llena
tanta geografía nos confunde
ambos no cabemos en una solo cabeza
Necesitamos de las dos
pero la mía sobra
Es el rastro de una mosca
aplaudida sobre un mapa

Autor: Adrián Abonizio
Libro: Casa de fieras

La vida difícil de un tigre de papel

“Ustedes hagan que yo gane mucha plata, después me encargaré de repartirla.”
Ex dueño de supermercados Tigre.
Francisco Regunaschi se hacía llamar Pancho y regenteaba desde su sillón la presidencia de la Cámara de Propietarios de Supermercados de Rosario y el Gran Rosario.Un título extenso que le habrá sonado a ínfulas de virreinato.
En 1989, en pleno saqueo, se quejaba de la ausencia de mano dura contra la comunidad hambreada y, más adelante, convertido en el príncipe de las góndolas, inauguró el primer super en la ciudad. Tigre le puso, vaya a saber basado en qué regias imágenes feudales criollistas.
Impartía justicia como un terrateniente, con un sistema de premios o castigos. Era el patrón y sus hijos, los patroncitos. “Sería incapaz de hacernos una macana, si es como un padre para nosotros”, murmuraban los incautos. Pero no se pagaban las horas extras pues eran el estímulo con que mostrar la adhesión al régimen.
Sucede. La gente tiene fe y cree que el que tiene más es el que más sabe. Y que por su abundancia es imposible que nos falle. Los Tigres se multiplicaron en la city con un hambre depredador inigualable. Se impuso el no descanso dominical. Pero aún las bestias saciadas se cansan. Vaya a saber si fue su desencanto por tomar conciencia de que habría de empujar mucho para enriquecerse más velozmente, la añoranza de plata dulce o la pérdida de fe empresarial, lo que lo llevó a vaciar paulatinamente sus cuevas: deudas acumuladas ex profeso, venta de herramientas y maquinarias, acaparamiento de insumos ocultos sin pagarlos, el silencio impuesto hacia sus asalariados, la creencia de poder vender sus activos al estómago extranjero y vivir sin estar condicionado nunca más al olor del sudor laburante o si la leche se excedía de precio.
Lo cierto es que don Pancho eligió vivir de rentas, excluido de la actividad: el sueño espúreo del inmigrante atroz, la bellaquería del vivo argentino, el liberal vaciador, el asesino invisible en cuotas. Mientras, los empleados, algunos expatriados con el retiro voluntario u otros desfondados o cansados de aquella vida, se fueron exiliando en otras changas. Otros, los sobrevivientes, cansados del rigor y en vista que perderían todo si no apostaban al menos algo, se empezaron a movilizar, juntándose de a cinco, de a diez.
Carlitos Ghioldi, ya un referente en el Sindicato de Comercio, vio el rayo en la oscuridad y se puso al lado. Cuaderno de bitácora en ciernes, estuvo a la cabeza y fue detallando la lucha en “Crónica de un conflicto en curso”, prolijamente, intuyendo que escribía la historia. Desde el prólogo, Osvaldo Bayer los saluda y se emociona. “Proeza de los hijos del pueblo”, resume en un lenguaje reminiscente, libertario. Lo cierto es que pasaron bajo el puente el concurso preventivo de acreedores, la Marcha de las Máscaras —con caretas de tigres debido a la persecución policial—, las gomas ardidas cerrando las calles, los retiros voluntarios, la flexibilidad laboral del traidor Menem y el paralizado De la Rúa, el apoyo a todo tipo de lucha similar hasta arribar a la apertura de un sitial con calidad de proyecto comunitario, y posteriormente Centro Cultural, Biblioteca, Teatro, Comedor Estudiantil.
“Jamás había visto una obra con actores o una muestra de escultura”, dice un trabajador. “Decidimos esta elección de vida para poder mirar a los ojos a nuestros hijos”, dice otro y el tercero alarga, sintetizando: “Acá se aprende a luchar”. Hay unos viejos cuadros apoyados cerca del baño, el televisor encendido y es mediodía. Entran los gorriones al comedor como si entrasen a un santuario: nadie los corre mientras saquean miguitas. El estofado es barato y rico. Guardan en la heladera, como en las viejas fondas, la bebida abierta con el nombre de su dueño. Y los cocineros, a veces, no te piden el vale de caja para darte la comida. Creen en lo que uno dice. Vienen de las trincheras, del frío, de la inclemencia, la enfermedad y de una patria horripilante, la de la cruz y la espada, que les diera la espalda. Sin embargo, no están ofendidos: hoy tienen esto pero saben que nadie los gobierna, solo ellos.
Esperan la Ley de Expropiación para Uso Temporal, lo que les garantizaría ser dueños de lo que los irresponsables abandonaron. “Elegimos no decir la frase Empresa Recuperada, sino Establecimiento puesto en marcha por sus propios obreros. Es más largo pero refleja la no voracidad empresarial. No somos nuevos propietarios, somos gente en lucha” resume como lo permite su verborragia Carlitos, mientras vestido de negro va y viene por las escaleras, puesto que, debajo, en la entrada del Centro Cultural, se están remodelando stands flamantes. Hay en el aire un olor a pintura estimulante, que es el perfume del posible bienestar y la victoria.
Paradojas. Nació como un tigre, quiso ser golondrina y terminó comido por un horóscopo leonino, escapado de la cárcel de los sinsabores, un 27 de julio, fecha en que abrió para siempre lo que en Rosario se conoce como La Toma, Tucumán 1349. Debería ser declarado Monumento Histórico Viviente.
La Toma. El chorro de un pequeño gran triunfo, porque la corriente del cambio va entre las piedras, parece estancarse a veces, pero nunca se detiene.


Por Adrián Abonizio
Fuente: Revista Zoom

Pocho Lepratti un héroe del 2001

“Claudio Lepratti nació en Entre Ríos el 27 de febrero de 1966. Abandonó el seminario para participar de las organizaciones de base. Optó por los pobres con un talento sin igual. Se convirtió en el Angel de la bicicleta y en inmortal”. Anónimo
“Para lograr sus objetivos, los subversivos han usado las canciones de protesta, las historietas, el cine, la literatura, la universidad y la religión y, fundamentalmente, han usado, sin conseguirlo, el pánico.” Almirante Lambruschini, Diario La Razón, 3 de diciembre de 1976.
Pocho Lepratti es un ente mágico. Caja de encastres que funciona desde adentro hacia afuera y viceversa. Produce libros, pinturas, canciones, graffitis, educación de ojos abiertos en definitiva. Si algún santón y mártir ejecutado en antaño viviera diría de él, con una ironía tierna y sin pecar de apología: “! Bueno es vivir, pero así da gusto morirse!”. Y le convidaría un mate.
Es algo extraña esta reproducción: desaparecer para vivir, generar aún luego de la parca tanto torbellino, tanta fe en medio de la guerra, se asemeja a algo vinculado a una espiritualidad de altura. Claro que quienes lo tuvieron cerca lo extrañan, pero creencia al fin y al cabo, una bala espúrea abrió una herida y un camino multiplicador. Hay monumentos, cátedras, canciones, hits con su nombre. El, estimo, se hubiese sonreído con esto, pero las cosas suceden más allá de uno, de la ausencia misma.
¿Qué se imaginaba que Gieco le pondría en su recuerdo el premio Gardel a la mejor canción? ¿Qué sabía de esto el policía que le pegó en la tráquea? ¿Qué los de investigaciones que intentaron cambiar la evidencia haciendo pasar por casquillo de bala verde-goma lo que fue una naranja-plomo? ¿Qué el artista plástico Traverso cuando empezó a pintar las 350 bicis negras en memoria de los desaparecidos de la UNR para que luego coincidan en simbología con Pocho y su bicicleta errante?
Desde los asesinos hasta los pibes que comieron gracias a él, nada sabían que el 19 de diciembre de 2001 policías a cargo del móvil 2270 balearían la escuela donde había pibes alimentándose. Pocho sería la víctima premeditada y sin embargo el puente de sangre, el cordel invencible para atar a la gente entre sí en un abrazo de bronca y de justicia. ¿Quién sabría que luego esta pena se trasmutaría no en odio sino en construcción y vida? Milagros fuera del santoral. Destinos de flechas angelicales dirigidas hacia el espacio pero inscriptas en láminas callejeras, en pintadas, no en libros virginales ni sagrados cálices para el manso rebaño de las cosas congeladas.
Carlos Núñez lo recuerda y muestra las fotos cuando se inauguró esta casa: “Debe ser la única biblioteca que se abrió sin libros”. Pocho está bello en la foto, mirando la altura, rodeado de chicos. Está sentado en un banco, entresoñado. Resuenan voces: “Siempre recordamos ese día que se disfrazó de payaso para el Dia del Niño: había armado el comedor barrial y cocinaba. Estaba festejando eso”. “La primera vez que te vi, Pocho, rodeado de pibes me hiciste acordar a ET, por la ternura”. “Zafé de la droga, escribo en el diario nuestro y sé hacer pan”. “En diez minutos te organizaba un taller, una comida, una charla. A veces desaparecía con su bici: estaba multiplicando eso en otros barrios”. “Claudio no fue un mártir: fue un héroe que logra la inmortalidad en la memoria colectiva”.
¿Cuántas, cuántas hormigas hay pintadas en la ciudad que representan al Pochormiga? Cientos, miles. La hormiga gregaria con un fin supremo. La hormiga que acumula y a la que si le patean su casa, vuelve a reconstruirla. “Un mundo donde quepan muchos mundos”, decía Pocho con alocado razonamiento poético.
Su cuerpo está enterrado en Concepción del Uruguay desde donde vino, luego de abandonar los claustros y aún así elegir los votos de pobreza. Seguirle los pasos se hace difícil; si parece que estuvo en varios lados a la vez: protestando, curando, enseñando, contando, aprendiendo, animando.
Pobre de la policía que estaba como endemoniada aquel 19 de diciembre de 2001 entre los saqueos. Nadie los recordará con amor. Ni a sus jefes políticos. Les dijeron que el que mejor apuntaba y daba en el blanco tendría premio. No serán amados, los asesinos van a quedar sepultos y no entrarán a cielo alguno. Eso se sabe.
Claudio Lepratti, en cambio, no hay día en que uno no vea una pintada nueva que certifica que Pocho está, que Pocho vive, que le hizo un truco de magia a sus asesinos.
Por Adrián Abonizio
Fuente Revista Zoom

Música para canallas


Anecdotario Nª 13: Cuando escribí... En tierra firme

En Tierra firme : en plena democracia conocí muchos falsos mesías de falsos países, de falsos mensajes de salvación y lucha. La hice en medio de una mudanza, mientras otros descargaban por una larga escalera caracol los restos de una casa que se denominaba Palacio. Nos pagaron con unos cuadros viejos que nunca supimos su valor y que seguro malvendimos o abandonamos en alguna pensión.
Adrián Abonizio

Anecdotario Nª 12: Cuando escribí... Cantandolé a los vivos

Cantándole a los vivos: de la misma época que Plantas. Un casado joven, primera convivencia femenina, enamoramiento y el recuerdo de largas siestas sin dormir, trabajando en otra cosa, mirando el mundo desde un oficio ajeno, odioso.
Adrián Abonizio

Anecdotario Nª 11: Cuando escribí... Dormite patria

Dormite patria: una canción de cuna para la patria, sólo eso. Como si ella fuese una niña, un animalito herido y no esa cosa conmocionante de los libros y los mapas.

Hace por Adrián Abonizio

Hay otro mundo sé que lo hay
empantanado de éste, debajo
en la curva gastada del coral y más plena que ésta
hay uranio que proviene de las vírgenes
luz, auténtica luz de molino, del corazón
como esas pantallas que suscitan esperas en los bares
una veladura de suave manso vino
Hay otra vida, importunada de recuerdos
en los enlutados hombres que fabrican magia
y no lo saben o no lo dicen
van como silenciosas matanzas ven clarear las cosas
desde el timón de sus bicicletas
y son como desvelados grumetes entre las rocas
Hay una ventana abierta y te recostás
encontrás bajo tu almohadón una malla de dorado
con algas enganchadas y anzuelos y tanzas
rejunte memorioso de cuando eras chico
Poderoso ,claro ,ancho y diminuto allá en la caverna
en la indescifrable caverna de los días por venir
y que han llegado y son solamente esto: un cuerpo
para ser tomado a fondo , a fondo blanco
y un pecho que es de palmo a palmo una penitencia dulce del verano
una plaza a medianoche con bancos raspados de leyendas
y los banderines de otras tierras ornamentando la frente raspada
Hay otro mundo y nada se tiene en la vidas
sólo la arboladura de una ciudad que nos nació
la consistencia de una confesión
y algunos nombres propios.

Autor: Adrián Abonizio
Libro: Casa de fieras